22. Angel's Fall.

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En cierta manera USA se sentía afortunado de haber estado con el latino en una de sus tantas crisis; sin embargo, no podía negar que fue traumatizante, porque lo vio desvanecerse en sus brazos, lo había llamado muchas veces y no obtuvo respuestas. La experiencia hizo añico sus nervios; pero, hey, aunque sea Venezuela no se encontraba solo sin nadie que pudiera ayudarlo, al menos el venezolano despertó con alguien ahí.

Al menos en esa primera vez como espectador supo sobrellevarlo.

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Había esperado con aparente calma; pero terminó quedándose dormido con la cabeza apoyada en el colchón donde descansaba Venezuela, este habiendo tenido una crisis, cada una peor que la anterior, siendo esta en la que estuviera inconsciente durante más de veinticuatro horas.

No todo estaba saliendo bien, la gente seguía sobreviviendo, pero debía tener en cuenta que nada mejoraba, todos se volvían cada vez más conformistas y la indiferencia era ciertamente abrumadora; los sentimientos negativos de la población venezolana había estado afectándole a este más de lo que debería; su territorio tampoco estaba en la mejor condición, lo sabía, pero la actitud de sus ciudadanos se volvió tan desinteresada e insensible hasta el punto de buscar desesperadamente obtener lo básicamente necesario sin importar que durante el proceso pisotearan a otros. El estadounidense reconocía que aunque no todos eran así encontrarse con alguien verdaderamente gentil era parte del porcentaje con el que poco se cruzaba.

—«No importa» —Recordó que fue el comentario del venezolano poco después de reencontrarse en esa ocasión; pero por él se encontraba a escondidas en sus tierras, arriesgándose a poder ser descubierto y generar cualquier tipo de escándalo. Estaba ahí por él y en esas condiciones difícilmente lo dejaría. Claro que importaba, maldita sea.

El brillo, la chispa de su venezolano se extinguía de a poco: podía verlo en su mirada, en su sonrisa forzada y en su manera de actuar, y lo peor es que notó estas bajas en su visita como más latentes.

También podía verlo físicamente en aquellas dañinas cicatrices que se extendían por su cuerpo cada vez más.

¿Qué podía hacer? Los besos y las caricias quemaban por la amargura del venezolano, este solo buscaba acurrucarse y quedarse dormido entre sus brazos; no lo malinterpreten, adoraba tenerlo así, pero ¿debía sentirse culpable por preocuparse por la poca energía que tenía su pareja en sus últimos reencuentros? Y no necesariamente los sexuales. El latino evadía el tema, excusándose con que tenía el sueño descontrolado y por eso se la pasaba cansado todo el tiempo, y aunque el estadounidense quiso no creerle y sacarle la verdad, desafortunadamente no estaba siempre ahí e incluso si hablaba con los hijos del venezolano estos no le tendrían demasiada información.

Cuando despertó ya había oscurecido. Venezuela no se encontraba en la cama, una pequeña chispa de alegría lo emocionó por el hecho pero al instante cayó en la incógnita: ¿Dónde estaba? Se levantó de su lugar dispuesto a buscarlo, pero tuvo que detenerse un momento por el horrible dolor en el cuello que lo atacó debido a la mala posición al quedarse dormido, aunque le restó importancia luego de estirar su espalda haciéndola sonar un poco, le hizo movilidad a los hombros antes de salir de la habitación en busca del latino.

Luego de echar un vistazo por los alrededores y no tener ninguna señal, buscó en la cocina y ahí se encontró con Bolívar, que estaba de paso, preocupado también por Venezuela; pero no le pareció para nada lindo verlo sobrecargado a la mesa del comedor y con una botella de licor, probablemente ebrio, bastante curioso por la actitud anterior del estado. De todas formas no pudo evitar la mueca de desagrado, mas si alguien podía saber algo sería él.

Hot cakes con arequipe [USAVene]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora