16. Heat. (+18)

1.3K 107 32
                                    

No era la primera vez que sucedía, aunque ninguno sabía cómo terminaron de esa manera; tampoco les importaba, muchas cosas dejaron de tener relevancia en ese momento.

O bueno, tenía una idea de como empezaron pero es muy básica, valida, pero básica.

Así que, rato después de que le siguiera el juego al estadounidense, su cuerpo de forma automática empezó a prepararse. Venezuela al notarlo deshizo el beso que compartían, siendo más sensible al roce.

— ¿Qué pasa, honey? —USA preguntó entre respiración pesada.

—Nos estamos emocionando —soltó una corta risa, sintiéndose muy caliente.

Verlo casi sin fuerzas le dio una vaga idea, no quería desaprovechar si era el caso. Juntó su pelvis contra la del latino e hizo un lento y tentativo movimiento, provocando que este se tensara sosteniéndose de sus hombros.

— ¿Te gustó eso?

Venezuela quería gritarle que lo hiciera de nuevo; pero por alguna razón no se sentía capaz de expresarlo de tan obscena manera.

Suspiró, empezando a sentir el cosquilleo en su vientre: —Sí —admitió, asintiendo con la cabeza, creyéndose atrapado en un callejón de sensaciones sin salida.

— ¿Sí qué? —Se burló, queriendo aumentar su ego al escucharlo claramente.

—No me hagas decirlo —articuló apresurado, cubriéndose la cara con las manos, avergonzado repentinamente.

—Esta bien, amor —Apartó las manos del latino con delicadeza, encontrándose con una expresión curiosa —. Luego haré que digas algo más.

El latino suspiró y se acostó por completo en la cama, el estadounidense se inclinó sobre él para empezar un rastro de besos desde su pecho hasta su cuello, y al observar el fuerte sonrojo en su rostro y ojos cerrados se detuvo enternecido.

—Aww, eres adorable —Con las manos sostuvo su cara para que así no pudiera evadir su mirada. Adoraba la cercanía entre ambos, era algo que lo hacía caer más profundo, la forma en la que estaban quería amenazar con acabar por completo con su cordura.

Por otro lado, el venezolano no estaba en una condición muy diferente, con la presión en su entrepierna difícilmente podía organizar con claridad sus ideas y responder algo ingenioso, o provocativo, e incluso sarcástico.

—Cállate —Fue todo lo que pudo articular, avergonzado. Una pequeña corriente eléctrica proviniendo desde su vientre, e inconscientemente sus caderas se sacudieron, en busca de más fricción.

—Ah, mierda —El gringo jadeó de goce, liberando el agarre de sus manos para así apoyarlas sobe el colchón, pero deseoso de más simuló una embestida y ahogó un gruñido al escuchar a Venezuela gemir.

—Verga, chamo —Por poco y lloriquea. Tenía deseos de continuar, incluso si era tan terco como para rogarle a ese norteamericano. La humedad y la molestia en su parte baja contra el miembro contrario perturbaban su sistema a cada segundo que pasaba.

— ¿Cuánto falta? —preguntó con cierta impaciencia, se alejó un poco para empezar a quitar su camiseta y tirarla por ahí.

—Poco, espero —Se sonrió al saber de la falta de paciencia para con el acto. Y se dejó hacer mansamente cuando USA le quitó la delgada franelilla.

El gringo atacó sus labios una vez más, Venezuela apenas pudo seguirle el ritmo por haber sido tomado por sorpresa; sin embargo correspondió gustosamente rodeando con sus brazos el cuello ajeno. Con el objetivo de acelerar las cosas, el norteamericano frotó con fuerza medida sus genitales contra el contrario, provocando así un gemido entre el ósculo del que aprovechó para juntar su lengua con la contraria en un electrizante choque que gozaron el tiempo que el oxigeno les proporcionó.

Hot cakes con arequipe [USAVene]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora