Capitulo 3

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—Te estuve esperando bastante tiempo... ¿Por qué no fuiste? — Escribió Christian ese viernes por la noche.

—Lo siento, se me atravesó un problema familiar, discúlpame en verdad. —Respondí.

—A veces pienso que tú no estás interesada en conocerme, ¿Por qué? Mejor dime la verdad y terminamos con esto. —Escribió molesto.

—No, no es eso Christian. En verdad, no pude. —Escribí sin decir la verdad.

—Está bien, será otro día.

No sabía exactamente por qué era que tenía sentimientos distintos. Por un lado me emocionaba la idea de conocerlo, pero por otro, me seguía atemorizando el que algo cambiara después de vernos en persona. Así que decidí que la respuesta a mis problemas era eliminarlo de mis redes sociales y darle vuelta a la página. Sin embargo, con el pasar de los días comencé a extrañarlo. Extrañaba sus pláticas nocturnas y estar al pendiente de lo que hacía día con día, así que decidí volver a buscarlo e intentar conocerlo, sin miedos, dejando atrás mis inseguridades.

Llegó el inicio de clases y toda esa semana estuve sin saber de él. No se había conectado y no había respondido los mensajes que le había enviado. Hasta que le mandé un mensaje preguntándole como estaba. Por fin me respondió que estaba en el turno vespertino de su trabajo y que llegaba muy cansado, pero que procuraría comunicarse conmigo en cuanto pudiera. Tuve un mal presentimiento acerca de eso, sin embargo le respondí diciéndole que ya podría verlo el día que él quisiera y agregué mi número de celular. Al otro día recibí una llamada suya mientras me encontraba en el colegio.

—Hola Ann, ¿Cómo has estado? Soy Christian. —Exclamó. Su voz me agradó.

— ¡Christian! Estoy bien, gracias... ¿Y tú? En este tiempo te he extrañado mucho.

— Perdón por no avisarte, honestamente me ha sido muy difícil conectarme, he tenido muchas ocupaciones.

— Por un momento llegué a pensar que estabas huyendo de mí. —Respondí. —Quizás te molestaste por la vez que no logramos vernos.

— Y yo pensé que aquella vez no habías querido verme. —Respondió.

— No Christian, no es así. De hecho quisiera proponerte que nos veamos lo antes posible. ¿Qué piensas? ¡Tengo muchas ganas de verte!

— ¡Por supuesto! Tú dime cuando y en dónde y ahí estaré. Por fin conoceré tu rostro y eso me emociona. —Exclamó con alegría.

— A mí también me emociona mucho conocerte. Mañana te llamo para acordar la cita.

Y era cierto, me emocionaba pero a la vez seguía causándome temor. Tenía una sensación que no podía controlar y no entendía por qué. Christian parecía ser un buen chico, no tenía razón para volver a pensar mal de él, así que decidí enfrentarme a todos mis miedos e ir tras la verdad que me exigía el corazón.

Al otro día me encontraba en hora de receso, así que decidí que era un buen momento para llamarle y así agendar la cita, así que acordamos que ese día nos veríamos por la tarde en un parque cercano al colegio. Les conté con emoción a mis amigos, sin embargo ellos se mostraban un poco escépticos al respecto y trataron de desanimarme de asistir a la cita con Christian.

—No deberías ir Ann, es muy peligroso. ¿Qué tal si es un tipo que se hace pasar por joven para secuestrarte? O... algo peor. —Insistió Mike, mi mejor amigo.

—No seas exagerado, Mike. No pasará nada. Su voz coincide con las fotos que me envía. Él es el que debería estar desconfiado de mí porque él nunca me ha visto, ni en fotos. —Respondí tratando de convencerlo.

— Ann, y... ¿Qué pasaría si no le gustas? — Preguntó Abi, con la frialdad que acostumbraba.

—Abi, ese es mi temor más grande. En realidad eso es lo que me mantiene temerosa. No quiero que me pase lo mismo que con Martin, no estoy segura de resistir desprecios de otra persona y menos de Christian. Tenemos demasiada química conversando por este medio, como para que al conocernos todo cambie. De hecho fue por eso que dudé en conocerlo.

— ¡Bueno, ya! No la estén desanimando de más. —Interrumpió Kendra, la más madura de mi grupo de amigos. — Si ella desea ir a verlo, lo hará aunque a ustedes no les guste. Pero eso sí Ann, ten mucho cuidado.

—No se preocupen, verán que mañana les traigo buenas noticias. —Afirmé queriendo creer que así sería.

Por la tarde llegué a casa y me dispuse a estar lista para la hora de la reunión. Mientras mi hermana mayor, Karime, se encontraba haciendo tarea, observaba cómo me esmeraba en verme lo mejor posible.

— ¿Tienes una cita con alguien o por qué te maquillas tanto? —Preguntó intrigada.

—Ehm... sí, tengo una cita con un chico. — Respondí emocionada.

— No lo conociste por internet o... ¿Sí? —Supuso, pues ya sabía lo tímida que era.

— ¿La verdad? Sí. —Respondí con miedo —Pero nos veremos en un lugar muy público en donde habrá mucha gente, no te preocupes.

Mi hermana, a pesar de ser mayor que yo, no se caracterizaba por preocuparse demasiado por mi vida, a pesar de eso, demostró mucha preocupación por saber que se trataba de una cita prácticamente a ciegas. Me preocupaba que se lo contara a mamá y entonces ella, definitivamente, no me dejaría hacerlo. Pero comencé a contarle todo desde un principio y se sintió un poco más segura.

—Está bien Ann, confío en que sabes cuidarte yguiarte por tu intuición—Respondió tratando de confiar en mí.

— Gracias Karime, en verdad te agradezco tu comprensión y apoyo. Ahora que sabes la historia, ¿Cuánto crees que dure?

— ¿Por qué preguntas eso? Disfrútalo mientras dure, después no sabemos lo que pueda suceder.

Aquellas palabras me habían dado aún más confianza. Y era cierto, debía disfrutar el momento y la emoción por conocerlo, ya que no sabía que sería lo que sucedería después.

Llegué por fin al parque, justo en el lugar en el que quedé de esperar por él para que me reconociera fácilmente. Caminé lentamente. Sentí que las piernas me temblaban y contuve la respiración cuando sentí un abrazo detrás de mí.

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