CAPITULO 11

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-Ah... bien gracias ¿y tú?-Respondió titubeando.

-Bien, aquí está Ann, quiere hablar contigo para decirte algo importante, te la comunico.- Dijo mientras me daba el celular y reía.

Observé a todos, temerosa. Mariana y Abi me hacían señas para que comenzara a hablar mientras Mike y Kendra no podían creer que estuviera a punto de hacerlo. Respiré profundo y me decidí a decir todo lo que en ese momento sentía.

-Hola, espero que estés muy bien. Sólo te llamo para decirte algo que siempre he querido expresar pero por miedo no lo he hecho antes.

-Dime- Dijo cortante.

-¡Dile ya!- animó Abi.

-Me gustas Jean Carlo, me gustas mucho. Perdóname por decírtelo así pero ya no podía quedarme callada. Quisiera saber si quisieras salir una tarde conmigo, para conocernos más, ¿Qué dices?- Dije con terror, esperando su respuesta.

-Ehm... sí, claro. El... el día que tú quieras.- Dijo con voz entrecortada.

-¿Te parece si el miércoles a las 5? En el parque donde nos conocimos, ¿Si?

-Claro, ahí te veo.

Terminé la llamada y todos me felicitaron por haber cumplido el reto. Mis amigos me abrazaron, emocionados porque al fin había tenido el valor. Ya cansados cada uno se quedó quieto en su lugar y muchos comenzaron a dormir. Aún faltaban un par de horas para llegar a la ciudad. Antes de que Mariana, quien estaba sentada junto a mí, se dispusiera a dormir, comenzó a conversar conmigo acerca de lo que había sucedido.

-¿Estas emocionada?- Preguntó sonriendo.

-Sí Mariana, muchas gracias, sin tu ayuda no hubiera podido animarme a decirle nada a Jean Carlo. Finalmente, gracias a ti es que soy muy feliz desde hace un mes, cuando lo presentaste conmigo. Eso nunca lo olvidaré. Eres una gran amiga.

-Eres muy tímida, Ann. Debes de dejar de ser así y verás que todo irá mejor.- Dijo mientras se acurrucaba para dormir.

Ya sin nadie con quien platicar, me cubrí también con una manta y miré hacia la ventana. Sí, estaba emocionada, pero algo dentro de mí me decía que no lo hiciera. Presentía que algo no iba bien. Su voz tenía algo diferente. Quería pensar que era porque a través del teléfono las voces se distorsionan, pero algo me decía que no era así. Decidí dejar de dudar y tratar de disfrutar el momento.

Pasé contando los días hasta que llegó el miércoles acordado en la cita. Mis amigas estaban más emocionadas que yo misma. No podía dejar de sentir que algo estaba mal. Mike también tenía sus dudas. Varias veces me preguntó si estaba segura de acudir, pero decidí hacerlo para ver qué sucedía. Aun así, comenté con ellos mi inquietud.

-Lo siento, pero no estoy segura de que haya sido él con quien hablamos el sábado.

-Pero, ¿Por qué no?- Preguntó Abi.

-Ann, no comiences... -Dijo Mariana, molesta.

-Es en serio, no creo que esa sea su voz. ¿Estás segura de que ese era su número de teléfono?-Pregunte a Mariana.

-¡Sí! Ese fue el que me dio Braulio, te lo aseguro, sí era.

-Está bien, iré. Ojalá en verdad si haya sido él- Respondí sin estar completamente convencida.

Ese día por la tarde me dirigí al parque, en el lugar que acordamos. Había algunas personas, pero no vi por ningún lugar a Jean Carlo. Esperé media hora y jamás apareció. Sabía que algo andaba mal y el hecho de que no hubiese acudido a la cita me lo confirmaba. Estaba a punto de irme cuando un hombre se acercó a mí.

-¿Cómo estás, Ann?- Dijo aquel hombre desconocido con una sonrisa un tanto macabra. Algo tenía que me parecía conocido, sin embargo a primera vista no pude darme cuenta.

-No lo conozco, disculpe, le dije quitando su mano de mi hombro.

-Sí, si nos conocemos. Hace 4 meses nos veríamos en este mismo parque, pero no llegué a la cita, ¿Recuerdas?


Continuará...


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