Capitulo 21 - Haciendo el Amor

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Lee Donghae era lo más precioso que había visto en toda su vida. Y en ese preciso momento era lo más adorable y tierno del mundo. Estaba sentado encima de la isla de la cocina, con una caja de chocolates abierta comiéndose uno a uno, sus mejillas sonrosadas, sus labios ligeramente hinchados por los besos, manchados de chocolate (al igual que su nariz) y formando un puchero porque se había terminado la caja de los chocolates con trozos de nuez.

Me acerqué y deslice la lengua por la punta de su nariz limpiando el chocolate para después repetir el proceso con sus labios. El menor soltó una risa suave y tímida, le encantó. Se acercó más colándose entre sus piernas. Deslizo sus manos por ellas hasta llegar a la cadera, para después recordar que ese pequeño travieso no llevaba ropa y interior, casi se le dejaba ir encima cuando se agachó por el jarrón, su bonito y redondo trasero cubierto solo por una suave tela.

—¿Vamos a la cama? -Esa pregunta me saco una sonrisa enorme. Él agachó la mirada y comenzó a juguetear con mi corbata.

—¿Quieres dormir tan pronto? ¿Después de esos chocolates aún tienes sueño? ¿O el echo de que no lleves ropa interior tiene algo que ver? -Le di un beso en sus cabellos castaños y metí mis dedos en la cinturilla de su pantalón encontrándome efectivamente con su suave y tersa piel.

Tomó la capucha de su sudadera y cubrió su cabeza, se abrazó a mi cuerpo y hundió su rostro en mi cuello, creí qué tal vez había sido muy directo pero sus labios besando mi cuello me dijeron lo contrario.

—¿Podemos hacerlo esta noche? -Su voz salió en un susurro casi imperceptible, casi.

—Sí tú quieres, estoy totalmente dispuesto, sino no hay problema. -Deslice mis manos por su espalda con lentitud.

—Yo quiero, quiero que hagamos el amor. -Levantó la vista y me derritió el corazón. Sus mejillas estaban más rojas que nada, el adorable puchero de sus labios era tan tentador y aún llevaba la capucha sobre su cabeza, cubriéndolo casi hasta los ojos. El anaranjado realmente le quedaba bien.

—Haremos todo el amor que quieras. -Mi voz salió algo ronca.

Él en respuesta solo me dio un golpe en el pecho con la palma de la mano y se cubrió el rostro. Sentí como sus piernas se apretaron a mi alrededor así que aproveché y lo levanté de la isla de la cocina. Con una mano lo tome de la cintura y con otra de sus glúteos, realmente me moría por tocarlos.

—Hyukjae, mis chocolates. -Dijo con un puchero a la vez que apoyaba sus manos en mis hombros.

—Ah-ah. Ya devoraste demasiados chocolates ahora es mi turno de devorar un dulce. -Hundí mi rostro en su cuello dando pequeñas mordidas que lo hicieron soltar un montón de carcajadas. Adoraba su risa. Pero no sólo se rio también se retorció hasta que sus pies se desenredaron de mi cadera, tocaron el piso y termine soltándolo.

Vi como corrió hasta la puerta de mi... no de nuestra habitación y me miró mordiéndose el labio juguetón. Tomó la cinturilla de sus pants y los deslizo con un suave movimiento de caderas, los pantalones cayeron al piso y a patadas se los saco, desgraciadamente su suéter era lo suficientemente grande para que cubriera su entrepierna.

El castaño no perdió el tiempo se agachó tomó los pantalones y me los tiro antes de entrar corriendo a la habitación. La chamarra se detenía en el inicio de su glúteos así que pude ver como estos rebotaban.

Me relamí mientras avanzaba caminando hasta el cuarto entre y cerré la puerta a mis espaldas. Donghae estaba recostado en la cama sobre todas las almohadas, sus torneadas y gruesas piernas extendidas, como una invitación. Me miró, se mordió el labio, enrojeció aún más y cubrió su rostro con ambas manos. Y luego separo sus piernas lentamente doblándolas sobre el colchón. Podía ver sus dedos de los pies retorciéndose por los nervios.

—Puedes quitar las manos de tu rostro, por favor. -Asintió y las retiró suavemente. La capucha se había deslizado de su cabeza dejando su cabello castaño alborotado.

Me quite el saco y lo tire al piso, me saqué los zapatos y las calcetas. Me desabroche la camiseta botón por botón, su mirada estaba devorándome, ver como se relamió los labios me dio una corriente de placer que fue a mi entrepierna.

Deslice la camiseta fuera de mis hombros hasta que llegó al piso junto a la corbata, comencé a quitarme el cinto y un gemido se escapó de lo labios de Donghae, me quite el pantalón sin apartar la vista de sus ojos y de el bulto que cubre su suéter anaranjado. Metí mis dedos en la cinturilla de los bóxers y los baje dejando mi pene libre, por fin, quedando completamente desnudo frente a él. Aplaudió cuando termine y una sonrisa apareció en mis labios. Era una ternura.

Me subí a la cama, avance de rodillas hasta colarme entre sus piernas de nuevo, sus manos acariciaron mi pecho, sus dedos juguetearon con mis pezones a la vez que yo acariciaba esas largas y suaves piernas. No había rastro de bello, no es que me importe pero así se sentían tan suaves como las de un bebé.

Sus manos fueron deslizándose lentamente hasta llegar a mi miembro y las mías subieron cuidadosamente hasta llegar al suyo. Ambos jadeamos y nos masturbamos a la vez, llevamos un ritmo lento, me acerqué a besarlo. Recorrí mi lengua por sus labios antes de introducirla entre estos mientras con el pulgar acariciaba el glande, gemía contra mi boca y yo contra la suya.

Deje sus labios y me dirigí a su mejilla, pase por su mandíbula hasta llegar a el cuello no antes sin haber dejado un rastro de besos por todo el camino. Deje su miembro y deslice mis manos por todo su torso hasta que el suéter terminó casi en su cuello, dejando a la vista sus erectos y rosados pezones, me relamí los labios antes de empezar a juguetear con ellos. Mi lengua recorrió toda su longitud, los chupe y mordisque, primero uno y después el otro. La mano de Donghae dejó mi miembro y se fueron a mis cabellos, enredo sus piernas en mi cuerpo y comenzó a gemir alto.

Lo incite con suavidad a que se levantara lo suficiente para quitar la única prenda que llevaba puesta. La arroje a algún lugar de la habitación. Me arrodillé y lo observé, era lo más hermoso que había visto. Le acaricié la mejilla y lleve dos de mis dedos a sus labios, los acaricié y los metí en su boca. Sentí su tímida lengua empezar a lamerlos y luego a chupar. La imagen de él haciendo eso en otra parte de mi cuerpo me hizo jadear.

Saque los dedos y un hilo de saliva los unía con su boca, cuando por fin se rompió cayo por su barbilla y cuello. Empezó a agitarse su respiración y a impacientarse, lo noté en su mirada. Así que lleve mis dedos hasta el medio de sus glúteos, sin que se lo pidiera separo más las piernas y me miró atentamente.

Sin titubear hundí mis dedos en su entrada. Comencé a moverlos y separarlos en forma de tijeras y él comenzó a soltar "Hyuk" en medio de gemidos y gimoteos.

No podía esperar más y parecía que él tampoco así que saque mis dedos y me acomode dejando mi miembro en su entrada. Lo mire y el asiento. Con un "por favor" que sonó casi como una súplica, era excitante tenerlo así.

Entre de una sola estocada, ambos jadeamos. Joder estaba tan apretado, tan caliente. Me envolvía él y las sensaciones abrumadoras de placer. Me incline y lo bese, si a lametazos entre jadeos se le podían llamar besos. Comencé a moverme lento, pero sus "Hyuk" y sus "más" me volvieron loco.

Lo embestí tan rápido y duro como pude, me clavo las uñas en la espalda cuando di en su punto dulce, una vez que lo encontré ya no dejó de chillar cada vez que entraba y salía de él. Sólo se escuchaban nuestros casi gritos de placer y la cama chirriando en cada movimiento.

Donghae se corrió y yo poco después. Sus brazos callaron a la cama dejando sus manos en mi cintura, le sonreí y él me devolvió el gesto, era sincero. Su mirada tan clara y honesta me veían de una manera indescriptible pero me gustó. Le bese la nariz y las mejillas y el solo río.

Salí de él y me acoste de lado, el se acurruco contra mi enterrando su rostro en mi cuello, dirigí mis manos a sus glúteos y le di una nalgada. Resonó tan fuerte que creí qué tal vez se la deje roja.

—Tengo que bañarme de nuevo. -Susurro adormilado.

—Lo único que tienes que hacer es descansar. -Subió una de sus piernas a mis caderas y deslice mis dedos por ella.

—Estoy mojado, tu...

—Shh. Duerme con mi esencia dentro de ti. No pasará nada.

Ya no respondió así que debió quedarse dormido. Lo abrace y cerré los ojos dispuesto a dormir también. Definitivamente él y yo íbamos a hacer mucho, mucho amor.

Moderation [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora