Teseo, Hijo de Neptuno

Capitulo VII: Tes

Parte 1

El calor de nuevo de México me desespera, pero, aun más estar esperando a Annabeth que fue por un guía para adentrarnos en las cuevas sin perdernos.

Sé que no estoy en Nueva Roma para vigilar las fronteras, además el pequeño Tiber me ha servido como alarma cuando hay cosas fuera de lo común, como los ataques de Océano por invadir Nueva Roma, mi hogar junto con mi mama. Todo ese control, sentirlo, me tranquiliza, me imagino que así se ha de sentir papá.

Percy fue lo contrario a lo que esperaba como hermano mayor, me imagine a alguien más maduro, que compartiera ese sentimiento de control, pero, lo que más me sorprendió fue su aura, sabía que su aura sería mayor que la de Hazel y Frank, a quienes les igualo en aura de poder, pero no me imagine que sería demasiada, bueno, ha peleado contra varios titanes y dioses y aun así actúa como cualquier chico de su edad o menos, se que él no percibe eso, pero si le digo podría aumentar su orgullo.

- ¡Tes, ven, ya se acerca Annabeth!

Cierto, lo único que tal vez coincidimos, ambos preferimos la abreviatura de nuestro nombre. Al irme acercando veo a Annabeth que trae consigo varios folletos. Al llegar nos contó que han cerrado las excursiones a la cueva por reportes de sonidos desconocidos y de personas desaparecidas.

-Es extraño, debimos de habernos encontrado con algún monstruo, dioses renegados o algo parecido.

-eso ya lo concluimos, pero...

-pero puede que estén ocupados con algo más o en alguien más, acaso es eso lo que ibas a decir hija de Minerva-. Dice una ninfa mientras revisa su rizado cabello negro brillante sentada en una roca.

- ¿Agno? Pensé que te encontrabas en algún nicho de Europa, ¿qué haces aquí? Pregunta Percy mientras retrocede colocándose detrás de Annabeth.

La ninfa usaba un vestido azul reluciente y unos adornos de oro en sus rizos negros brillantes, sus ojos de tono azul y verde suave me hicieron recordar el palacio de papa, el sentir de nuevo el mar.

-Agradece esa sensación a tu hermano hijo de Neptuno. - Agno se voltea mirando directo a mis ojos mientras me sonríe-. Anfitrite me envía como una ayuda porque, quien mejor que la ninfa que lo crio, el poco poder que le queda lo usó para que pueda estar aquí con ustedes semidioses.

- ¿Agno entonces estamos cerca de Júpiter?

-creo que eso se los responderá mejor él, hija de Bellona-. Me señala mientras se queda viendo fijamente a Reyna

- si fuera uno de sus hijos te lo diría además tengo un nombre-. Trato de evitar el dedo de Agno que me sigue apuntando.

La risa de Agno solo nos provoca más confusión del que estábamos.

-Claro que no me refería a eso semidiós, lo decía por la bendición de Anfitrite ¿por algo la reina se lo sugirió a tu madre? -. Lo dice entre risas que van desapareciendo mientras mira mi cara de confundido. - Creí que ella te lo había explicado o al menos mencionado, la bendición que te dio ella ¿de que otra manera explicarías que sientes y halles estanques o pequeñas acumulaciones de agua?

-Soy hijo de Neptuno, por eso siento el agua.

-ustedes solo sienten donde hay gran cantidad de agua como ríos o lagos y todo eso, pero no lo demás, todo eso ya lo rige Anfitrite. Annabeth sé que sabrás algo muy interesante sobre la cueva y lo que acabo de decir.

-sí creo que si, la cueva lechuguilla también es conocida por sus estanques y si lo de la bendición de Tes es cierto, él debe de sentir esos estanques y guiarnos hasta Zeus-. La mirada de Annabeth pasa de Agno hacia mí.

-Muy bien Annabeth. Bien, se nota que no necesitan más mi ayuda por aquí. Ah sí, al irse acercando los temblores irán en aumento y el hijo del mar tendrá que responder por su linaje-. Al terminar de decirlo Agno desaparece. Si antes no estaba confundido ahora si lo estoy.

Percy y yo no hemos hablado desde que Agno se fue además que he sentido o escuchado como una gotera, y tal como dijo Agno los sonidos se han escuchado más fuertes con cada paso que damos.

- ¿Sienten eso? – Percy me lo acaba de confirmar.

De la tierra brota una especie de géiser de arena, en lugar de ser agua caliente lo que sale parece ser una especie de torre que cae en picada hacia nosotros, al ver lo que se quedo estampado en la arena vemos que es un aguijón grande, un aguijón de un escorpión, detrás de Annabeth y Reyna salen un par de pinzas mientras en donde la arena en la cual estamos parados comienza a sacudirse, saltamos a los lados mientras vemos como brota un enorme escorpión.

El monstruo que fue capaz de matar al mejor cazador de la mitología, Orión. Un buen guardián para proteger el escondite de Júpiter, sin contar que estamos en un terreno favorable para la bestia. Lo atacaría de inmediato pero la gotera que siento en la mente se hace molesto como para concentrarme en lo que viene de frente, el aguijón. Logra esquivarlo mientras extiendo mi tridente para poder cortar esa molesta cola.

- ¡Tes, encuentra con Percy el escondite de Júpiter mientras nos encargamos de esto!

...