Treinta y cinco

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Lauren llevaba cerca de cuarenta minutos viendo dormir a Camila, parecía una psicópata, seguro. Pero es que, cuando la jefa de Camila le llamó para informarle su mal estado de salud sintió su mundo sucumbir. No le había dado tiempo para explicar nada y cerca de veinte minutos después ya estaba en la entrada del departamento de Camila.

Estaba recelosa de ver a la hermosa mujer tan cómoda en casa de la morena, notó su sonrojó y contó hasta diez para evitar que su cabeza se echara a volar inventando muchos escenarios. Agradeció a la mujer por haberse ocupado de Camila hasta dormir, Gal le había mencionado que no era necesario que se presentara la morena a trabajar el día posterior, casi le exigía que fuese a ver a un médico, lo que le tomó la palabra por supuesto, ella se encargaría de eso personalmente.

Rondaban las dos treinta de la mañana cuando Camila vagamente reconoció a la ojiverde y prácticamente ordenó que se echara a dormir con ella.

Se siente mal, no sabe lo que dice.

Fue lo que Lauren se repitió constantemente mientras se recostaba a un lado, mientras Camila se acurrucaba en ella, mientras se quedaba dormida con la morena aferrada a todo su cuerpo.

—¡¿Lauren?! - Escuchó la ojiverde muy lejos, luego sintió la cama moverse. Abrió un ojo para ver a Camila con los ojos como platos.

—¿Quieres repetir? - Murmuró Lauren no pudiendo evitar bromear un poco.

—Bueno... yo... - Camila tartamudeaba. Abrió los ojos por fin para encontrarse a Camila totalmente sonrojada y mirando a todos lados menos a ella —Me estás tomando el pelo, ¿Verdad?

—Lo hago - Lauren sonrió —Gal me llamó diciendo lo mal que estabas y lo terca que eres por no aceptar ir al hospital - Camila se sonrojó. La imagen de ella echándose encima de su jefa se estampó de lleno. No podía creer lo que había hecho.

—Es solamente una migraña - Frunció el ceño. El dolor aún persistía.

—Claro...

La ojiverde dio suaves masajes a su nuca que realmente se sintieron como la gloria, quería apagar su mente sin embargo la imagen de ella besando a Gal estaba muy presente.

Había jurado que a quien había besado era a Lauren.

Por dios.

Estaba tan avergonzada, no sabía como iba a darle la cara a su jefa, estaba avergonzada por haberla usado en su delirio imaginando a la dulce ojiverde ahora frente a ella.

—Diablos... llegaré tarde al trabajo - La morena intentó levantarse pero Lauren se lo impidió.

—Ella dijo que te quedaras a descansar - Levantó uno de sus dedos sabiendo que la morena quería discutir —También dijo que era una orden... sabía que intentarías pelear.

—Está bien, mamá - Sonrió. Se veía cansada, se mostraba derrotada, su mirada perdida, sus ojos hundidos en muestra de las noches en vela y aun así, aun así se veía hermosa, Camila era la mujer más hermosa que había tenido la dicha de ver.

Y entonces lo supo.

Nada de lo que hiciera iba a borrar a Camila de su mente, y de su corazón.

La Camila que tenía enfrente era SU Camila, la chica que en sus sueños había amado como a nadie, quien la había protegido hasta en sus pesadillas, quien la había abrazado y alejado de ella misma, de sus propios demonios; Camila la había amado sin más dentro y fuera de sus sueños, afuera ella jamás se había alejado cuando ni siquiera tenía porqué quedarse.

¿Porqué?

Tragando un nudo en su garganta le sonrió a Camila mientras acariciaba su mejilla.

—Voy a prepararnos el desayuno - Besó su mejilla haciendo sonrojar de a poco a la morena —Deberías darte una ducha.

Double - Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora