El nerviosismo volvió a ella cuando vio entrar a Daigo Kagemitsu seguido por sus hijos, todos hicieron una reverencia y ella solo los imitó, era la primera vez que estaba en una reunión de tal magnitud, no es que en casa no se le permitiera estar en las reuniones con los líderes sino que en la tierra de Daigo todo era demasiado ostentoso lo cual hacía que cada cosa se viera sumamente importante por más diminuta o simple que fuera. La sala estaba llena de hombres viejos a excepción de los hijos de Daigo y ella...o tal vez solo ella, era la única que ni a los 20 había llegado, un chiquillo entre un montón de semblantes serios, se sentía como un pequeño animal en exhibición listo para deleitar a los demás con sus ocurrencias y torpeza.
Para empeorar las cosas, el hijo menor de Daigo, Tahomaru, había intentado entablar conversación con ella desde la mañana, ella había tratado de ser lo más amable posible al responderle pero ya se había cansado, no la dejaba en paz, no se separó de ella ni un solo segundo hasta el momento de la reunión, ahora entendía lo molesta que ella podía ser con sus amigos, aunque no quería admitirlo, tenía la misma actitud de Tahomaru y tal vez en algunas ocasiones era el doble de insoportable que él, varios ya le habían hecho notar esto de manera discreta o directa pero ella no les daba importancia. Su forma de mostrar cariño o interés era tan rara como la de este chico y ahora internamente pedía perdón a todos los afectados por sus travesuras y falta de tacto. Por otro lado, estaba Hyakkimaru que había perdido la amabilidad que mostro en la noche, Dororo se había acercado a saludarlo, pero este paso de largo como si se tratara de un pequeño bicho cuya presencia era insignificante, lo peor del asunto es que varios sirvientes se quedaron viéndola por la actitud de Hyakkimaru hacía ella lo cual hizo que se avergonzara en gran manera.
Ahora los dos jóvenes estaban sentados con su padre, al parecer su primera impresión de ellos no había estado tan equivocada y sabía que desde ese momento debía tener cuidado de no encontrarse con ninguno de ellos en lo que quedaba de su estadía.
La sala estaba en completo silencio cediendo así la palabra a Daigo, este empezó a hablar siempre con ese aire imponente propio de un Gobernante de su nivel.
-Quisiera agradecerle por tomarse la molestia de venir hasta mis tierras. Sé que tienen muchas ocupaciones como Gobernante y que cada vez se van aumentando por el crecimiento y la prosperidad de sus dominios, déjeme decirle que es algo admirable-
Al parecer Daigo estaba preparando el terreno para llegar al tema principal que tenía a todos reunidos, mientras que el padre de Dororo solo se permitía asentir ante sus palabras haciendo un gesto de agradecimiento con la cabeza, por el momento, consideró prudente mantener silencio y no hacer halagos innecesarios como respuesta.
Daigo levantó el rostro sin pausar sus palabras- Pero no pude evitar sentirme confundido al momento de su llegada, al parecer recibí información errónea respecto a su familia, ya sabe que uno debe estar atento ante los posibles enemigos que pueden estar en contra de uno y para eso es necesario investigar las tierras cercanas-
El padre de Dororo lo miró desconcertado, no le extrañaba el hecho de que investigarán sus tierras sino el tipo de información que posiblemente había conseguido de su familia, temía por lo que hubiera hallado en su búsqueda, temía por su pueblo pero más que todo temía por su hijo.
Esta vez Hibikuro fue claro y directo con sus palabras, solo quería hacerle una pregunta que nació desde el momento que se enteró de la búsqueda de información de parte de Daigo y ahora era imposible controlarse al saber que esto también involucraba a su esposa e hijo
- Estoy agradecido por el recibimiento a sus tierras, no podríamos sentirnos más satisfechos con tan grata bienvenida. No quiero ser grosero ni interrumpirlo pero considero prudente que toquemos el tema principal por el que estamos reunidos aquí. Quisiera saber cuáles son sus intenciones respecto a mi pueblo o mi familia señor Daigo - Hibikuro tenía el ceño fruncido por la preocupación.
Por su parte Daigo tenía el rostro relajado, no había rastro de preocupación en su semblante, curvó un poco sus labios hacia arriba y entre cerro los ojos. Sabía que Hibikuro estaría preocupado e inquieto por la repentina invitación y las palabras iniciales que dio. A pesar de no tener claro el embrollo familiar que tenía su invitado, se sentía satisfecho tan solo con la presencia del mencionado, ambos en su juventud pudieron apoyarse de una u otra manera de forma inconsciente, Hibikuro lo hizo protegiendo a la gente de Daigo a pesar de las fechorías que este había cometido, él no dudo ni un momento a pesar de la reputación del Gobernante y aunque no lo demostrará, sentía una gran gratitud por las acciones desinteresadas de su invitado.
Manteniendo aún el semblante relajado en su rostro este empezó a hablar en respuesta a las inquietudes de Hibikuro.
- El motivo por el cual le hice esta invitación tal vez ya es de conocimiento suyo, varios años atrás, en los tiempos de conflicto y guerra cuando Ishikawa era la tierra con más poder entre otras, hubo un problema interno en mi familia lo cual provocó la desaparición de mi esposa y uno de mis hijos, al enterarme de esto ya era demasiado tarde porque la noticia de su desaparición vino con una aún peor, ellos habían sido capturados por uno de los bandos enemigos, como puede imaginar, la situación se salió de mis manos-
Hibikuro quedó sorprendido por el relato que contaba Daigo, mientras este hablaba poco a poco venían los recuerdos a su memoria de aquel niño que había encontrado su pequeño hijo, los dos corriendo hacia él, ambos con lágrimas rodando por su mejillas y miradas de terror por los gritos y el fuego. Esa escena cada vez se hacía más clara, el dolor persistía en su corazón a pesar de los años y al parecer se intensificaron cuando los recuerdos vinieron a su mente, las preguntas que se hizo acerca del pequeño que encontró su hijo en aquel tiempo volvieron a surgir. Su dolor no era por su hijo sino por aquel niño desprotegido, aquel niño abandonado que pudo haber tenido la oportunidad de encontrar una familia que le hubiera dado amor y cuidados ¿Dónde estaba él? ¿Acaso logro sobrevivir a la cruenta batalla?
Hibikuro no pudo ocultar la tristeza en sus ojos y apretar sus manos formando unos puños. Daigo se dio cuenta de esto, no pudo evitar sentir algo de tristeza por los sucesos, al parecer su invitado ya había recordado todo.
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Hola a todos!!! :D espero que les haya gustado está continuación y gracias a todos aquellos que se tomaron el tiempo de leer está historia :'3 perdón por tardar tanto en actualizar :'c los problemas vinieron como una avalancha de arena a mi ya de por sí problemática vida jajaja :'v pero sigo adelante como todo buen ciudadano promedio :v
Si les gustó está continuación haganmelo saber en los comentarios \^-^/ don't forget ♡ son mi inspiración ;'*
Hasta pronto ♡♡♡
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Simplemente Destino●♡○
RomanceEsta es una historia de Hyakkimaru y Dororo ●w●~♡ ¿Que pasa si Daigo Kagemitsu nunca hubiera hecho el trato con los demonios y Hyakkimaru hubiera tenido una vida normal? Eso es facil de contestar ya que el destino siempre une a los seres que estan d...