Hablaron por un largo tiempo tratando de ver cómo podrían escapar del problema sin perjudicar a nadie, y después, poder retornar a su hogar sanos y salvos. Dororo extrañaba mucho su hogar y a su madre, a pesar de que el tiempo que estaban en esas tierras fue relativamente corto, para él fue una eternidad, se sentía bastante estresado por la situación y temía ser descubierto. No quería dar más problemas a su padre.
En todo el tiempo que estuvieron encerrados en aquella habitación, armaron una historia sobre su supuesta hermana, debían hacer que esta sonara bastante convincente como para que nadie pudiera sospechar. A pesar de que el problema los podría meter en muchos líos y había demasiado riesgo de ser descubiertos, la solución solo constaba de palabras y cuidado por parte de Dororo, no había mucho que hacer ni tanto que armar. Una vez que terminaron de hablar, Dororo salió de la habitación y se dirigió hacia los jardines, antes de llevar a cabo su plan necesita relajarse, habían pasado demasiadas cosas en poco tiempo y necesita un respiro de todos los problemas que habían llegado en avalancha, tomarse unas horas antes de que se reuniera con Daigo le parecía lo mejor.
En su camino pudo notar que los sirvientes se veían más atareados que en los anteriores días, iban de un lado a otro con diferentes objetos en las manos, algunos llevaban grandes cajas que parecían ser bastante pesadas y otros llevaban canastos con todo tipo de verduras y frutas ¿Podrían estar preparando un banquete? Dejó de prestar atención a lo que los sirvientes estaban haciendo, de todas formas se iba a enterar tarde o temprano.
Antes de seguir su camino, casi al final del pasillo pudo divisar a Hyakkimaru, llevaba una vestimenta simple sin ningún estampado, nada parecido a los que vistió en la fiesta de bienvenida. Estaba acompañado de un soldado, ambos estaban charlando en un rincón del pasillo y prestaban mucha atención si algún sirviente pudiese estar cerca de ellos tanto como para oír su conversación. Al parecer ambos no notaron su presencia por la lejanía, así que se permitió observar a Haykkimaru con tranquilidad.
Ahora que sabía de quien se trataba aquella persona, ya no le daba tanto miedo mirarlo y podía notar que algo en él había cambiado, tal vez, al haber sido revelada la verdad no podía verlo de la misma forma que cuando llego a esas tierras. Aquel mocoso había crecido bastante para convertirse en lo que era ahora. Aunque no estaba feliz por como era su personalidad, por dentro, sentía alivio de que estuviera a salvo junto a su familia. Solo por eso, en ese momento sintió que había valido la pena hacer ese viaje, ahora una vez solucionada las cosas, podría partir con la seguridad de que él estaría bien en su hogar junto a las personas que lo apreciaban.
No pudo evitar sonreír ante aquellos pensamientos pero después lo lamentó cuando cayó en cuenta que Hyakkimaru se había percatado de su mirada, por un instante pudo notar sorpresa en sus ojos que solo duro una fracción de segundo para luego volver a la misma mirada fría de siempre. Sus mejillas se pusieron rojas por la vergüenza.
Hyakkimaru compartió unas palabras con el soldado y llamó de uno de las habitaciones a una sirvienta que llevaba en sus manos una canasta cubierta con una manta. El soldado junto a la sirvienta se dirigieron hacia uno de los amplios pasillos para luego mezclarse con los demás sirvientes, mientras que Hyakkimaru, aún con la mirada seria caminó en su dirección. A Dororo le invadió el miedo y los nervios, no quería ser regañada por andar espiando a los demás y menos quería perder cara si él pretendía humillarlo delante de los sirvientes. Así que con prisa, se dirigió hacia el lado contrario con pasos agigantados, no tenía idea de a donde se estaba dirigiendo pero con tal de liberarse de su asechador, cualquier lugar estaba más que perfecto.
Siguió caminando sin rumbo fijo por algunos minutos, después de un tiempo giro la cabeza un poco para ver si ya no había nadie siguiéndolo y efectivamente, lo único que podía apreciarse era unas cuantas personas que formaban parte de la servidumbre haciendo sus labores. Ya convencido de que estaba fuera de peligro, se dispuso a ir a los jardines pidiendo dirección a una que otra persona que pasaba cerca de él hasta poder llegar a su destino. Ya estando en el jardín, pudo apreciar como la primera vez que el lugar era bastante grande, tanto que le dieron ganas de curiosear, de seguro había todo tipo de plantas y flores, sería bueno deleitarse con el olor pensó.
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Simplemente Destino●♡○
Roman d'amourEsta es una historia de Hyakkimaru y Dororo ●w●~♡ ¿Que pasa si Daigo Kagemitsu nunca hubiera hecho el trato con los demonios y Hyakkimaru hubiera tenido una vida normal? Eso es facil de contestar ya que el destino siempre une a los seres que estan d...