Hibikuro salió de la habitación dejando atrás a una Dororo inquieta por saber lo que se había perdido por el vergonzoso incidente de hace unas horas. Las posibilidades de lo que preocupaba a su padre no tardaron en llegar a su cabeza. Pero de algo si estaba segura, las consecuencias que pudo causar su desmayo y la actitud tan irrespetuosa que tuvo con el Hijo mayor de Daigo no iban a ser ignoradas. A pesar del miedo que le causaba aquel posible castigo, él debía afrontarlo, aunque no haya sido intencional estaba seguro que al menos Hyakkimaru no se iba a quedar de brazos cruzados.
Unos ligeros toques en la puerta lo sacó de sus tortuosos pensamientos, se quedó por un unos segundos contemplando la puerta hasta que reaccionó. Cayó en cuenta que las batas que llevaba encima no eran lo suficientemente gruesas para poder ocultar su figura femenina así que con toda la rapidez que sus manos le permitían se vistió con las ropas que su padre había dejado para él encima de un pequeño estante.
Una vez terminada su tarea se dirigió a la entrada de la habitación para ver quién era la persona que estaba llamando a la puerta, con lentitud, abrió la puerta pero no en su totalidad. Vislumbró que solo se trataba de una sirvienta que llevaba entre las manos una bandeja con agua y una toalla con pequeñas flores estampadas. Lanzó un suspiro de alivio al ver que no se trataba de sus verdugos. La joven miró a Dororo y no pudo evitar sonrojarse así que antes de tirar lo que llevaba por tener las manos temblorosas, se dirigió a Dororo con voz tímida -Disculpe Joven Dororo, vine a traerle algunas cosas para que pueda refrescarse.
- Muchas gracias señorita, si me lo permite...- Dororo extendió las manos para que la joven pudiera darle las cosas que había traído para él – No es necesario, las llevaré hasta la mesa- Respondió la joven con una expresión amable.
Dororo solo logró hacerse a un lado para que pudiera pasar. La joven con un poco de nerviosismo acomodó los objetos en la pequeña mesa y aun con las mejillas rojas y las manos temblorosas lo enfrentó con la mirada. Este, quedo un poco sorprendido ante la repentina actitud de la muchacha, a su parecer, la joven se había armado de valor para levantar la cabeza y darle la cara, a pesar de que Dororo era más alto que ella con poco, la chica lucía más pequeña de lo que aparentaba y frágil como los pétalos de una rosa pero a pesar de esto, cargaba una mirada contenida de emociones, así que Dororo consideró prudente guardar silencio hasta que la joven hablara.
Ella empezó a hablar con un poco de debilidad en la voz pero lo bastante claro como para que pudiera comprenderse -Joven Dororo...perdón por dirigirme a usted de manera tan inapropiada pero quería mostrarle mi gratitud por haberme defendido en el festín que nuestro señor Daigo organizó para darles la bienvenida- Después de aquellas palabras, aún con las mejillas rojas, con los ojos perlados y una clara mirada de gratitud, la chica procedió a inclinarse hacia el suelo y hacer una reverencia.
Dororo quedo sorprendido y un notorio sonrojo cubrió sus mejillas ante el acto de aquella joven, tomó una postura descompuesta por la sorpresa sin saber con claridad que hacer o cómo reaccionar de una manera adecuada -N-No es necesario que hagas esto, no es la gran cosa después de todo...- Trato de sonar lo más normal posible pero era inevitable para él tartamudear después de las palabras y acciones de la joven. Ante la respuesta de Dororo, la joven levanto la mirada con un singular brillo en los ojos, se levantó del suelo y tomó las manos del contrario -Joven Dororo, para mí lo que hizo tiene mucho significado. La gente no es muy amable conmigo por estos lugares y con sus acciones me hizo sentir protegida. Por lo tanto estoy muy agradecida- Las mejillas de Dororo mantuvieron ese tono rosáceo pero ya no era por incomodidad, se sentía feliz de haber podido ayudar a aquella joven.
Ahora que su rostro estaba más cerca, pudo apreciar los rasgos de la muchacha. Sus ojos tenían un singular color avellana, sus facciones eran delicadas y distintas a la de las demás chicas que había visto por esa región, tal vez se trataba de una chica de padres extranjeros pensó.
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Simplemente Destino●♡○
RomanceEsta es una historia de Hyakkimaru y Dororo ●w●~♡ ¿Que pasa si Daigo Kagemitsu nunca hubiera hecho el trato con los demonios y Hyakkimaru hubiera tenido una vida normal? Eso es facil de contestar ya que el destino siempre une a los seres que estan d...