I want you [Billy Hargrove - Fanfic ST]

CAPÍTULO 3

[Editado]

—Mike... ¿Mike, me recibes? Aquí Dustin, cambio.

Estaba buscando dinero para ir al Arcade entre los sillones del sótano cuando escuché a Dustin a través del walkie de Mike.

Me incorporé y recorrí el sótano con la mirada para localizar el aparato, que se encontraba sobre un cojín en la vieja tienda donde escondíamos a Once.

—¿Dustin? —presioné el botón para ver si seguía allí.

—¿Mike?

—Bonnie —seguí buscando dinero mientras hablaba con él.

—¿Qué hacía Mike en esta línea?

—Uhm... ni idea —mentí. 

—¿Sabes dónde está? —sonaba agitado.

—Nop —fruncí el ceño levantando los respaldos del sofá.

—Mierda... ¿Estás ocupada?

—Pues... Iba a ir al Arcade. ¿Por qué? —pregunté guardando en mi bolsillo un par de monedas que había encontrado.

—Genial, tú ven... Y llévate el walkie.

—¿Por qué?... ¿Dustin? 

Al no escuchar respuesta me puse en marcha. Lo guardé y fui a por mi bici recién reparada.

(...)

Mientras dejaba el vehículo apoyado en la pared del local noté un pequeño golpe en mi espalda. Me giré y vi una pequeña piedra en el suelo.

Algo confusa levanté la vista, y en pocos segundos pude divisar a Dustin y a Lucas escondidos detrás de un coche. El primero me hacía señas con unos prismáticos, mientras que el segundo sostenía el walkie en alto. En lugar de ir junto a ellos, saqué el walkie de Mike para poder hablar con Lucas.

—Lucas, ¿qué estáis haciendo ahí?

—Sabemos quien es MadMax.

—Ya, la hermana de Billy. Pero, ¿qué tiene que ver con que estéis escondidos en un coche con unos malditos prismáticos?

—Estamos esperándola —la determinación en su voz no daba muy buena espina.

—¿Para espiarla? —fruncí el ceño.

—¡No la estamos espiando! —Dustin le quitó el walkie a Lucas hablando de forma pesada.

—Lo que tú digas, Henderson.

—Eh, ¡eh! a las diez en punto... objetivo a las diez en punto. ¡Guarda el walkie! 

Dustin cortó la conexión y escuché el coche de Billy acercarse a la entrada. Vi a Max bajándose de este dando otro portazo con demasiada fuerza. Entonces Billy giró su cabeza y me vio, cambiando su semblante a uno confuso pero perverso a la vez.

—Wheeler... qué sorpresa —exclamó sonriendo y bajándose las gafas de sol hasta la punta de su nariz.

—Hola... —rodé los ojos y me acerqué unos pasos hacia el coche.

—¿Qué te trae por aquí? —pasó sus ojos por mi cuerpo de arriba a bajo sin descaro.

—Cosas.

—Muy expresiva... Nos vemos mañana en la fiesta, preciosa —volvió a colocarse las gafas y se largó a gran velocidad del aparcamiento.

Me quedé mirando la dirección en la que se había marchado. Tras unos segundos en los que no había apartado la vista de la carretera, escuché a Lucas llamándome a través del walkie.