Stranger girl {Billy Hargrove}

El peso del recuerdo

Billy

El plan estaba yendo a la perfección.

Aunque, bueno, lleva yendo a la perfección durante mucho tiempo por si no os habíais dado cuenta.

La masa que antes era Tom y otro imbécil más ya estaba aquí, tras haber perseguido a Nancy y los demás por el hospital.
Como había ordenado, estaba bajando las escaleras, uniéndose con el azotamentes.

Y Jules acababa de entrar por la puerta.

Traía en brazos a un bulto pequeño con una mata de pelo rubio que caía liso.

Crystal, mi dulce Crystal, ha sido más fácil de lo que pensaba.

Solo hacía falta hacerse con las personas adecuadas y ejercer presión en la herida. Y será por heridas, querida.

La última pieza del Azotamentes, la parte de él que vivía inherente en Crystal ya estaba allí.

Lo había conseguido. Ahora estaba completo.

Jules llegó a mi lado, estaba llorando y le temblaban los brazos.

- ¿Ha sufrido?- pregunté.

Él solo negó con la cabeza y la extendió hacia mí.

No dudé en cogerla.

Estaba pálida, blanca como la nieve, pero aún cálida. Tenía frío, no sé como este imbécil no la ha traído tapada.

Sálvala, idiota. Sácala de aquí.

La única forma de salvarla es teniéndola a mi lado en esto.

La estreché entre mis brazos. Era preciosa y la iba a salvar.

Comencé a andar por el almacén de siderurgia, para llegar a la mesa.

- Billy- oí que me llamaba Heather- ¿qué hacemos?

- Ya lo sabéis- dije indiferente para volver a andar. Eran imbéciles que no conocían la totalidad de los planes, unos simples peones.

No separaba los ojos de ella. Al fin estaba conmigo.

Da la vuelta, Billy, da la vuelta.

Solo él puede salvarla y que permanezca junto a mí.

Sino, se irá con él al otro mundo.

Entenderá que no podía hacerlo a ese coste.

¿Acaso mamá entendió que no era nuestra culpa que papá fuese así?

Comenzó a moverse en mis brazos.

- ¿Jules?- murmuró.

Más quisiera, preciosa.

Abrió un poco sus ojos castaños y me contempló todavía en una ensoñación,

- Billy- dijo alzando un poco las comisuras de su boca- te echaba de menos.

Auch.

Llevé a Crystal hacia una de las mesas del taller y vi como volvía a quedarse dormida. El pelo rubio estaba ya algo sucio y enredado, iba retomando poco a poco el color y su ropa estaba manchada.

Acaricié un poco su pelo, disfrutando del momento.

No había otra manera de terminar esto, el azotamentes necesita la parta de él que vive inherente a ella para recobrar su poder y poner en práctica su plan.

Después me ha prometido que la dejará marchar porque no puede controlarla, al ser autista su mente no sigue los mismo patrones y le es imposible someterla.