Una bala duele menos.

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No sé porqué el capítulo anterior a veces se regresa al borrador sin publicar...Es estresante 🤨

———

Antes de poder hacer una maniobra su cabello platinado apareció para cubrir tal impacto.

Asomé mi cabeza por fuera del hombro de la presencia y miré con diversión a la joven.— ¿Milagro, no?— Su cara se tornó en claro fastidio y guardando el arma sus ojos se posaron en los del mayor.

— ¿Dante Sparda?— Prosiguió a guardar su arma y, sorprendentemente, como si nada hubiese ocurrido, tomó una posición más relajada y caminó hacia la silla que estaba en frente del escritorio. Sentí como Dante relajaba sus músculos, se giró a verme y con sus labios rozando mi oreja habló.

— ¿Porqué no vas a ponerte algo? Tengo que arreglar algunos asuntos con la señorita aquí.

Arrugué mis facciones señorita no sería la palabra correcta. Es una China loca.

— Quiero que se vaya.— Respondí en un tono más alto. Dante suspiró dándome un asentimiento.

— Sólo ve a vestirte.

Gruñendo por su insistencia apreté la manzana entre mi mano y la llevé con brusquedad a mis dientes; mordiendo de ella comencé mi paso hacia las escaleras sin mirar el rostro de la muchacha.

Gruñendo por su insistencia apreté la manzana entre mi mano y la llevé con brusquedad a mis dientes; mordiendo de ella comencé mi paso hacia las escaleras sin mirar el rostro de la muchacha

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Dante

— Es...un encanto.

Su pierna se acomodó encima de la otra, mostrando piel por su parte.

— Ve al grano, qué buscas.

— Más bien vengo a cobrarte. Una aventura.

Negué con la cabeza varías veces, sabía a lo que se refería.— Debes estar tan necesitada para dar con algo que sucedió hace años.

— ¿Y qué si lo estoy? Nos beneficia a ambos, no hay malicia alguna, o quizás sí. Pero somos adultos ahora.

— ¿Ese caucásico, no te complació lo suficiente? Pobre, de seguro aún no se ha dado cuenta que no vales la pena, debes tenerlo a tus pies.

Su expresión fue de clara molestia.

— No intentes darme un sermón, ni mucho menos humillarme.

— Me justificaré diciendo que todo lo que expulsa mi boca hacia ti, es en puño del policía ese.

Me crucé de brazos, aun sin sentarme en la silla del escritorio.

— ¿Porqué tanta lástima por Leon? Por razones desconocidas ustedes nunca se agradaron.

Agradarnos.

Blue Eyes [C A N C E L L E D] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora