Por sobre, la locura.

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Continuación.
...
[Decisión de los lectores]

Mrik, se me publicó el capítulo, no recuerdo haber hecho esto ALV

Dante.

Estaba atardeciendo cuando pedí al chofer que me dejara por una parada de autobuses. Genial, saliendo de un auto costoso en una parada de autobuses, cuanto estilo Dante. Mis extremidades se sentían menos dormidas, no había cosquilleo en ellas así que me sentí aliviado pues el tranquilizante estaba desapareciendo y así me permitiría pensar con más claridad la solución a este problema.

Cuando bajo del auto miro a mi alrededor y caigo en cuenta que ni siquiera estoy cerca de casa, estoy en una zona más centrada, más comercial.

Estaba la tienda de Bagels, seguida de una frutería, la tienda barata de golosinas y más. Zona de hambre me gustaría decir, revisé mis bolsillos en busca de algo, la fría sensación de la Plata en abundancia me hizo sentir un poco seguro; Puedo parar a comprar algo y así relajarme mucho más.

Indagué por las calles estrechas notando también las carretas de otros productos más naturistas de algunos ancianos, entre mis pasos también sentía el abrazador sonido de las bandas pueblerinas. Clarinetes, acordeones, tambores, flautas y mucho más y mientras me dejaba llevar por la tranquilidad del momento la pequeña tienda de ciertos accesorios me llamó la atención.

En una de las cajas de madera cubiertas por tela de felpa encontré varios brazaletes de plata con distintos dibujos grabados, otros tenían lindas frases y a mi mente solo venía el nombre de Nero.

Me siento culpable.

— Disculpe,— Logro captar la atención de una señora mayor, muy mayor — ¿Puede decirme el precio de este brazalete?

Ella estira su vista a la caja en donde señalo, toma el objeto entre sus dedos y lo deja brillar a la anaranjada luz del sol.

— ..Oh, sí que es una preciosura, — La anciana sonríe con regocijo y lo deja de nuevo en la caja — Su valor es de veinte libras.— Pfff, qué chiste.

Maldita sea.

¿Veinte libras?

— ¿Está jodiendome verdad? —Río nervioso, la señora ni se inmuta a mi reacción, sonriendo tan animadamente.

— No señor, no estoy jodiendo — Pronuncia con desagrado la última palabra.— Ese es el valor del brazalete.

— Regularmente, la Plata cuesta trece libras. Y este brazalete es de Plata.

— ¿No quiere comprar señor? No tengo todo el día si sus intenciones son negociar.

Sus ojos arrugados me dan un sentimiento de escalofríos, mierda, ¿Acaso hoy es el día de las revelaciones de las personas menos esperadas?

Mi expresión fue de claro desagrado, así que tiro un par de billetes con algunas monedas a la mesa. Y su sonrisa se ensancha más, aunque esta vez es diferente, aquellos oscuros ojos llenos de maldad se muestran satisfechos.

— Que disfrute su compra señor.

Hago una mueca de disgusto. Y recibo la bolsa de tela que dentro tenía el brazalete. Reviso lo qué hay dentro antes de retirarme, ya saben, para evitar la estafa. Cuando compruebo que el brazalete está ahí escucho el carraspeo de la anciana, y al mirarla cruzada de brazos con su mirada mortal, le regreso la misma mirada, de forma desafiante. Y con disgusto salgo de ahí.

—...Espero que se le incendie la mercancía..— Y guardo el detalle en mi bolsillo

Camine por el camino extenso de piedras, buscando algo que llamase mi atención. A lo lejos visualizo el logo de un polo norte y un cono de helado animado con grandes ojos azules.

¿Oyes eso?

¿No?

Claramente estás sordo porque el sonido del helado de fresa está invocándome. ¿No conoces el sonido? Uf, entonces no sabes nada de helados.

No lo pienso dos veces, no me lo permito, así que apresuro mi paso llegando en un tiempo récord, lo normal, a las puertas. Éstas se abren dejando el sonido de una campanilla y el frío del lugar me envuelve por completo.

Sí que necesitaba esto.

Me dirijo a la caja en donde la sonrisa de una niña me atiende, no hay mucho que contar, el helado está caro a mi parecer pero termino pagando un tarro, de helado de fresa.

Porque los verdaderos hombres comen helado de fresa.

Me senté cerca de la ventana y destapé el pote para empezar a deleitar su contenido. Su agradable olor y sabor me exclamaba que seguramente pediría otro más.

El lugar estaba un poco solitario, estaban abriendo paso a la pascua y los empleados no se notaban tan estresados.

El último pote (probablemente el sexto) lo junto con los anteriores y me quedo sentando mirando qué cosas pasan por la ventana: Niños corriendo, autos, gente apresurada por cualquier cosa y una cabina telefónica.

Entonces pienso, que quizás no sea tan malo.

Claro, no estoy hablando de este problema con el que estoy cargando ahora pero, ya me entienden.

Cruzando la carretera me detengo a revisar si cuento con el dinero suficiente para realizar una llamada, bien, es poco. Pero no me voy a detener.

Inserto las monedas suficientes para después presionar los botones. Aguardo durante algunos tonos.

Y atienden.

Su voz me congela por unos minutos, espero no haber llamado a otra persona. Es más grave ¿Habrá crecido tanto? No lo sé.

Escuchando la maldiciones del otro lado decido hablar de inmediato.

— ¿Leon Kennedy?

— ¿De parte de quién?

Río por su tono tan distante, no lo recordaba así.

— Ah, un viejo amigo...— Inhalo un poco antes de seguir..

No me maten por la tardanza :( tuve que viajar, estoy en otro país y no tuve señal

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No me maten por la tardanza :( tuve que viajar, estoy en otro país y no tuve señal.

Peeeero por fin tengo guaifai, y me doy cuenta que tengo muchas cosas que hacer 😰 en fin. Pronto estaré en casa y así seguiré actualizando. No me había dado cuenta que había publicado sin terminar :v

Esta corto, pero al menos lleno la confusión, agradezco los votos que aún así leyeron una vaina hecha mierda xD disculpen los errores, problemas de narración, etc.

Les contaré anécdotas de mi viaje pronto :v los amo

Blue Eyes [C A N C E L L E D] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora