Por sobre, la locura.

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I

Mi cabeza daba vueltas cada tres segundos sin darme la oportunidad de pensar con claridad lo que estaba a punto de hacer; solo seguí caminando con cada fibra de mi ser hirviendo como si la pesadez del asunto no tuviera solución. No quise ir rápido necesitaba tiempo ¿Tiempo de qué? La solución estaba en un solo disparo.

Pero no soy un animal.

No iba a matar a la chica de ojos rasgados, así no era yo. Y aunque pudiese ¿En donde la encontraría?

Paré en seco porque tuve el presentimiento de que ya estaba acabado. ¿Y si le llegó, estará buscándome?

No...Ya estaría muerto..

Probablemente ella debe estar riéndose de mí en este momento, quizás esté muy cerca mirándome y burlándose aún más en silencio o quizás estoy volviéndome más loco por algo que en re-

— ¡Dante!

Busque un punto en específico, de donde provenía aquella voz. Sus enormes ojos y su pequeña nariz adornada de pecas igual de pequeñas me hizo reconocerla. Recordarla, más bien.

— ...¿P-Patty?

Su nariz se arrugó en una sola expresión, a pesar de mostrar enojo sabía que estaba confundida.

— Vaya que los años te cayeron encima...¡Ah, casi lo olvidaba! Estaba buscándote iba a ir personalmente a tu agencia.

¿Buscarme? Inconscientemente tardé varios minutos en responder a lo que la jovencita me dio una palmada en el rostro.

— ¡Hey, viejo!

— ¡Tsk, qué quieres niña!

— Mírate ahora, estás muy extraño hoy. Y no me levantes ese tono, uh.— Dedujo cruzándose de brazos, entre sus uñas barnizadas en amarillo visualicé un sobre del mismo color de estas. Y sentí escalofríos.— ...¿Dante?

Lo siguiente que sentí fue la palma de la niña en mi frente, sentí humedad y algo de frío ¿Estaba sudando? Entrecerré mis ojos creyendo que iba a desmayarme.

— Ufff...¡Pero si estas pálido! Y tus labios están muy opacos, en realidad no te ves bien. Hasta estás sudando en frío.

Su mano abandonó mi rostro y sonoramente tragué saliva sintiendo las inmensas ganas de vomitar.

De mi boca no salieron nada más que balbuceos y en cuestiones de segundos Patty tomó mi muñeca llevándome por la ya no tan solitaria calle de Red Grave, adentrándome en un auto rojo dándole al chofer algunas indicaciones. Repito, todo en cuestiones de segundos.

Después de eso, mi mente se desconectó completamente de todo su alrededor.

La toalla secaba mi rostro mientras mis labios estuvieron en contacto con la porcelana

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La toalla secaba mi rostro mientras mis labios estuvieron en contacto con la porcelana. La muchacha me atendió con cuidado, hasta me había tendido una cubeta en caso de evacuar.

Blue Eyes [C A N C E L L E D] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora