21. Pelaje | Beorn

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Cuando pudo escapar de los orcos de las Montañas Nubladas, Beorn se halló corriendo solo por la vasta extensión del Bosque Negro. Como hombre, una de sus dos apariencias como cambiapieles, hubiera despertado la curiosidad y tal vez el temor de los elfos silvanos que allí moraban, pero no como el gigantesco oso negro en que podía convertirse; de esa forma sería respetado en su necesidad de espacio, puesto que los elfos veneraban la flora y la fauna sin intervenir en la naturaleza, excepto extrema necesidad. 

Beorn optó por el oso negro, porque además podía desplazarse a mayor velocidad cubriendo grandes distancias en poco tiempo. Así fue que encontró su morada final, ubicada en un claro entre las montañas y el bosque. Allí, construyó con la fuerza de sus manos la gran casa de madera que lo abrigaría del frío y las tormentas, y a pesar de no ser afecto a la compañía, aceptó que los caballos, las abejas, los perros y las ovejas vivieran en su morada y ayudaran en su hogar, alimentándolo a cambio de su protección. 

Beorn se convirtió en señor de aquel paso la misma tarde que llegó con el aliento cansado y el pelaje desordenado y escaso en algunas zonas de su piel. En el lomo albergaba una que otra lastimadura, producto de la maldad de los orcos, quienes cortaban el cuero de los animales con saña solo por diversión o en castigo por no llevar a cabo sus órdenes.

Pero todo ese horror ya había quedado atrás... Ni bien llegó, Beorn fue asistido por un gran perro color gris que lamió sus heridas sin temor. El hombre no era afecto a los huargos, pero este no era uno de ellos y Beorn agradeció su auxilio. Ese sería solo el inicio de una vida de lealtad.

 Ese sería solo el inicio de una vida de lealtad

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*Créditos de imagen a: Lelia en DeviantArt*

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