¡Octubre ha llegado, y con él, el Fictober!
Este reto consiste en tomar todos los días una palabra de una lista predeterminada y crear un relato de 300 palabras que la contengan en la narración.
31 días.
31 Mini Relatos.
~Versión Tolkiendili: Es de...
En su travesía hacia Edoras, Aragorn cabalgaba a paso ligero. El tiempo se agotaba y las posibilidades de hallar a Merry y Pippin con vida se volvían escasas. Los Uruk-hai pronto sentirían hambre y se harían un festín con los pequeños hobbits o bien, arribarían a destino, dejándolos a merced de Saruman. ¿Qué era peor? Nadie lo sabía, por lo que no perder la pista era crucial.
Detrás del montaraz, Legolas y Gimli cabalgaban ambos en el mismo caballo. El enano permanecía en silencio, pero estaba odiando cada segundo sobre el animal. Largo había sido el viaje a pie, pero lo prefería por sobre las ancas del caballo.
Ya en Rohan, cuando finalmente pudieron darse un momento de descanso, Aragorn se acercó a la mesa del comedor donde pudo notar que Legolas y Gimli hablaban por lo bajo y el enano intentaba disimular la risa. Cuando el hijo de Arathorn llegó a sentarse, ambos hicieron silencio.
—¿Cuál es la gracia? —preguntó Aragorn dándole una calada a su pipa.
El enano miró a Legolas e hizo un ademán con su cabeza, invitándolo a hablar primero. Luego, se llenó la boca de pollo asado.
El hijo de Thranduil, mirando a Aragorn, pestañeó inexpresivo y respondió:
—Ninguna. Es solo tenemos un regalo para ti y estamos muy felices al respecto.
Aragorn intercambió miradas sospechosas entre ambos. Estaban tramando algo, lo sabía.
—¿Un regalo? ¿Por qué?
—Creímos que te sería útil. —dijo Gimli—. Legolas, muéstrale.
El elfo entonces presentó una pluma y un tintero. Aragorn observó los objetos con desconfianza.
—Gracias. ¿Pero en qué serían útiles una pluma y un tintero mientras estemos de viaje? —indagó.
—Es para que cada vez que bajes del caballo, dibujes la línea que se borró. —explicó Legolas con parsimonia.
—¿Cuál línea? —preguntó confundido.
—¡La que separa tus nalgas! —exclamó Gimli.
Aragorn sonrió divertido ante el estallido en risas del elfo y el enano.
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