A Través De Ojos Azules

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No estoy acostumbrado a manifestar mis sentimientos. . .no, de hecho, dado que las palabras no son lo mío, tenía problemas para comunicarme desde que era pequeño, pero eso nunca había sido un problema muy grave pues al final, después de mucho esfuerzo, conseguía hacerlo.

Mis padres no podían cuidar de mi todo el tiempo, papá debía trabajar y mi madre sin duda hizo su mejor intento mientras iba creciendo, pero no dejaba de ser una omega separada del gran amor de su vida, así que se fue con él cuando tuvo la oportunidad, aunque para ese tiempo yo ya era capaz de cuidarme por mi mismo. . .tampoco es que fuera tan malo; tuve la suerte de poder compartir mucho con mi querida abuela, quien me enseñó miles de cosas realmente importantes, sobre todo el cómo alimentarme y cuidarme de la mejor manera. Debo admitir que el día en que murió fue muy triste, realmente la quería, nunca se lo dije pero sé que ella lo sabía, porque me conocía muy bien, más que mis dos padres juntos al menos y eso es bastante.

¿Solo? No, nunca me sentí solo y es que siempre lo tuve a él a mi lado.

Los Tachibana eran buenos amigos de la familia y Makoto, el mayor de sus hijos, siempre fue mi mejor amigo.

Llegamos juntos al mundo, con algunos meses de diferencia, pero desde ese momento nos mantuvimos siempre uno al lado del otro; se podría decir que lo conozco mejor que nadie y él es el único que lo sabe todo acerca de mi. Nuestros padres y algunos amigos, de los pocos que dejamos entrar en nuestro pequeño círculo social, suelen bromear mucho a cerca de esa extraña habilidad que hemos desarrollado, así como del hecho de que las palabras simplemente sobran entre nosotros porque sí, nos leemos la mente sin problemas, pero todo eso es verdad. . .era mi alegría y hoy es mi mayor desilusión.

Fui declarado omega a los cinco años, Makoto resultó ser un alfa.

A ninguno nos pareció muy importante, él seguía siendo pequeño, miedoso y el niño más adorable de todo el mundo, por mi parte yo seguía siendo tranquilo, callado y detestaba de plano todo lo que resultara ser problemático.

No es que nos complementáramos, pero sí sentíamos que éramos muy necesarios en nuestras respectivas vidas, y el resultado de un examen que no entendíamos sin duda no iba a cambiar eso ¿no? Al menos eso fue lo que creímos, de hecho, estábamos más que seguros, pero el mundo en realidad tenía sus propias ideas, porque a medida que íbamos creciendo las cosas cambiaron un poco a nuestro alrededor: clases especiales que debíamos tomar por separado, baños diferentes, tratos especiales durante las clases de gimnasia de la escuela y otras cosas más.

Afortunadamente nunca me quedé completamente solo, Nagisa siempre estaba conmigo en los camerinos especiales para omegas del club de natación.

Un día, Makoto y yo caminábamos juntos hacia nuestros hogares, parecíamos ser los mismos de siempre, pero algo diferente estaba pasando dentro de mí, una curiosidad que no me pareció mala en su momento pero que terminó por ser la peor idea que había tenido nunca. . .

Recuerdo que pensé ¿Qué se sentirá tomar su mano?

Estábamos en tercero de primaria, pero sus padres y los míos ya nos habían explicado que no era necesario que siguiéramos tomándonos de las manos porque ya éramos grandes, así que habíamos dejado de lado esa vieja costumbre, pero en esa oportunidad la curiosidad me invadió de pronto ¿Por qué? No estoy muy seguro, tal vez porque en el último tiempo Makoto había crecido mucho y ya estaba casi de mi tamaño, tal vez solo quería sentir su tacto después de haber pasado toda la tarde lejos de él solo porque a los omegas no nos habían dejado salir a correr con la excusa de que el viento estaba soplando demasiado fuerte. . .no sé lo que fue pero el caso es que lo hice. Tímidamente deslicé mi mano entre la suya y para sorpresa mía, él no me rechazó sino todo lo contrario, afianzó su agarre y me permití ser feliz por ello. . .

Destino Amargo (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora