Los Pensamientos De Un Beta

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Mi padre era mi héroe, el hombre que me mostró que nada debía limitarme sin importar lo que las personas a mi alrededor dijeran; para él, ser un alfa, un beta o un omega, realmente no significaba nada y a su lado, sentí que era verdad. Fue él quien inspiró mi sueño, quien me llevó por primera vez a una piscina y me enseñó a nadar, creando entre nosotros un vínculo que pudimos compartir por mucho tiempo...pero, olvidamos que la vida no está comprada para nadie y un día de tormenta, el mundo cambió por completo...de un momento a otro, nuestro mundo...no, en realidad fue mi corazón el que terminó por romperse; no sentía otra cosa más que dolor, no tenía nada a que aferrarme para no caer y mi corazón dolía, pero no podía solo ponerme a llorar...yo debía que estar ahí por ellas, yo tenía que ser fuerte así como mi padre lo había sido, yo tenía...que ser el mejor. Tiempo después de eso las cosas mejoraron un poco, ya no estaba solo al menos y volví a equilibrar mi vida...al menos hasta ese torneo...cuando conocí a Haru por primera vez.

Ese omega me inspiró a hacer una locura tras otra y ni siquiera yo entendía por qué...

Cuando me contó la verdad tras todas las pastillas que tomaba, creo que sentí pena por él y también un fuerte deseo de ayudarlo, porque por mi madre ya sabía lo doloroso que puede llegar a ser un lazo quebrado, porque fueron muchas las noches en las que la vi sumida en un descontrolado llanto que se esforzaba por acallar, tratando de que ni yo, ni mi hermanita nos percatáramos de lo que le pasaba en realidad, esforzándose por ocultar las heridas que ella misma se causaba hasta que también comenzó a medicarse con la esperanza de salir adelante. Fue solo un tiempo hasta que logró estabilizarse y las dejó atrás...por eso pensé que él también podía hacerlo si se esforzaba...

-Quiero que te alejes de él- le dije un día, mientras almorzábamos tranquilamente en el techo de la escuela precisamente una semana después de que me lo contara todo

Lo había estado pensando con mucho cuidado, noches enteras en realidad, hasta crear un plan genial para sacarlo de su tristeza porque estaba convencido de que ese no era el Haru real, ese era solo el producto de una horrible medicina que debía ser exterminada de su cuerpo para siempre al igual que el motivo para que la consumiera...

-¿De quién estás hablando?

-No soy tonto, Haru. Puede que no nos conozcamos desde hace mucho, pero es obvio que el alfa que te rechazó fue Makoto ¿Quién más podría serlo? Es tu mejor amigo, han estado juntos desde siempre y, por eso mismo, es quien más daño te causa

-Pero, Makoto es...

-No vas a estar solo- le aseguré mientras me acercaba para abrazarlo; acababa de descubrir que el ojiazul se tranquilizaba más cuando acariciabas su cabeza, de modo que eso hice mientras lo recostaba sobre mis piernas...era demasiado tierno a mi parecer –Ahora me tienes a mí, yo no voy a lastimarte y tampoco te dejaré atrás. Confía en mí, Haru

-¿Crees que eso es lo correcto, Rin?- me preguntó con el tono somnoliento haciendo que me riera casi al instante

-Lo es. Él también estará bien; no te necesita ¿recuerdas?- aseguré alcanzando a ver como crispaba un poco su gesto por la molestia que mis palabras le habían causado, pero era la verdad y era hora de que él también lo entendiera –Tu tampoco lo necesitas, Haru, solo debes concentrarte en salir de tu tristeza y verás como más adelante todo será mejor

-...Tengo sueño- susurró esforzándose por no cerrar sus ojos

-Entonces duerme, yo velaré por ti

Ante mis inocentes palabras, las mejillas del ojiazul se sonrojaron suavemente. 

Si había conseguido eso con tan poco, imaginen lo que hubiera sucedido si le decía que desde el momento en que puse mis ojos sobre él, ya no pude ver a nadie más y que por eso quería nadar con él, estar siempre a su lado, que su mirada estuviera puesta solo en mí. Ingenuamente, traté de convencerme de que Haru era más parecido a un beta que a un omega, de modo que éramos iguales y ese sentimiento que cada día se hacía más y más parecido al amor, me embargó por completo...aunque sabía que estaba prohibido porque Haru le pertenecía a otra persona, pero...si el ojiverde no lo quería ¿Por qué debía hacerme yo a un lado? ¿Por qué no apartarlo de una buena vez de mi camino? En ese tiempo Haru estaba tan lastimado y confundido que siguió al pie de la letra mis indicaciones y por eso no me detuve en mis pretensiones, sino que continué día tras día hasta el momento de irme del país, ilusamente pensando que el hecho de ser yo su primer beso, me hacía superior a cualquier otro. ¿Pude conseguirlo? Creo que pude haberlo hecho, pero eso me lleva necesariamente a pensar que hagas lo que hagas, nunca vas a poder retroceder en el tiempo, cambiar las cosas para hacerlas un poco diferentes o mejores según tu parecer...lo que ya hiciste se queda grabado en la piedra por el resto de la eternidad, y esa es la verdad más grande del mundo ¿Quiero yo cambiar algo de mi vida? Talvez...solo una cosa: debí quedarme a su lado.

Destino Amargo (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora