Los Límites De Un Omega

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Una vez que la primavera regresó a Iwatobi, las cosas comenzaron a cambiar.

Es extraño, pero lo primero que recuerdo es el profundo alivio que me invadió cuando el castaño de ojos verdes me envolvió en sus brazos.

Toda la familia Tachibana se presentó en mi casa el mismo día de mi llegada, con deliciosa caballa preparada y varios regalos que habían estado todo ese tiempo debajo de su árbol, aguardando por mi...eso me hizo sentir muy feliz... Makoto me había dicho en más de una ocasión que yo era parte de su familia y creo que en verdad era así, quiero decir, no es que no le creyera, pero una cosa es que él, siendo mi mejor amigo, me tuviera un mayor cariño que los demás y otra muy diferente el que su familia también lo sintiera de esa manera. Solo tuve que abrir la puerta y ya lo tenía sobre mi...creo que estaba llorando y yo no me quedaba atrás, me había hecho mucha falta todo ese tiempo, así que me aferré a él con toda mi fuerza hasta que, completamente apenados por el espectáculo que estábamos dando y a quienes, nos separamos con las mejillas coloradas; después de eso todo resultó ser como un día más que compartíamos en mutua compañía, es decir que me quedé en la cocina ayudando a la señora Tachibana mientras le daba noticias de mi madre y ella me contaba de cómo era cuando ellos vivían en esa ciudad, para después comer todos juntos en la mesa, hablando de trivialidades que nos hacían reír de vez en cuando, mas a ellos que a mi, lo admito, pero sí estaba feliz de volver a verlos a todos. Lo bueno es que les gustaron mucho los regalos que yo había llevado de parte de mis padres y míos, y por primera vez en mucho tiempo mi casa no se sintió vacía; claro que, viéndolo bien, no todo era tan normal: la madre de Makoto se pasó mucho tiempo haciendo comentarios acerca de las bodas de primavera aquí en Iwatobi mientras su esposo sonreía tan amablemente como siempre lo hace y hacía pequeñas acotaciones, llevándome a pensar que alguno de sus conocidos debe estar pronto a casarse y por eso tienen la lista de precios tan fresca en la memoria, pero lo que resultó más raro aún fue que ni Ran, ni Ren hicieron sus tan conocidos comentarios sobre llegar casarse con mi amigo en el futuro...eso sí me sorprendió.

Por otro lado, Nagisa y Rei finalmente se sintieron en confianza para decirnos que estaban saliendo oficialmente; en una charla privada, el pequeño rubio también me confió que nuestro nadador estilo mariposa ya había ido a su casa para poder conocer a toda su hiperactiva familia y que todo había resultado muy bien, por fortuna. Como ya teníamos fuertes sospechas, creo que la noticia no nos sorprendió tanto, al menos a mi...y lo mejor es que realmente pude sentirme muy feliz por ellos...Makoto tiene razón, hacen una pareja perfecta...aunque no entendí esa insistencia suya de pedirnos consejos para el noviazgo.

Finalmente, Rin terminó convirtiéndose en el capitán del equipo de natación de Samezuka, de modo que está tan ocupado que no nos hemos visto mucho que digamos, pero eso está bien...lo mejor que podía llegar a pasarle era estar lejos de mí que solo puedo lastimarlo. Dicen que el tiempo puede curarlo todo y que los mismos sentimientos llegan a cambiar...no es así para todos, eso desgraciadamente lo sé bien, pero espero que en su caso su corazón pueda aclararse pronto. Trataba de no pensar mucho en eso para no alterarme de más, hasta que sin haberlo planeado siquiera nos encontramos en un torneo local, donde no me resulta fácil o cómodo hablar tal y como lo hacíamos antes, pero este es mi amigo y no quiero tener que perderlo por algo así.

-Es un raro lugar para vernos, Rin- le comento porque sé que...de no haber querido verme, lo hubiera evitado

-Te estaba esperando

Caminamos lado a lado, conversando sobre la natación que es el tema más seguro que se nos pueda llegar a ocurrir y casi logro convencerme de que todo está bien, seguimos siendo los competidores que siempre fuimos dentro de su cabeza, aunque yo mismo haya perdido la mayor parte de mi motivación...es triste, pero estoy acostumbrándome a esta nueva situación. Le prometí a mis padres que pensaría con cuidado en todas mis opciones por un par de meses y que hasta que tomara una decisión definitiva, dejaría los supresores de lado...pero les mentí; desde que regrese a casa, he continuado con el tratamiento por mi propia cuenta gracias a todos los ahorros que he hecho en estos años, aunque para conseguirlo tuviera que cambiar a una marca más barata de pastillas, pero ¿Qué importa? tampoco es que pudiera hacerme mas daño del que ya lo ha hecho. Las decisiones son mas importantes, la que tomé ese día de tormenta lo es. Y es Makoto, siempre lo fue y siempre lo será, porque prefiero pasar todo lo que me queda de vida a su lado y si voy a morir...pues me aseguraré de que su rostro sea lo último que vea.

Destino Amargo (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora