Las nubes ocultaban poco a poco el radiante sol que la había acompañado esa mañana al salir de su feliz hogar, una prueba más de que solo un ingenuo confía en los pronósticos del tiempo porque estos casi nunca aciertan y esta era una de esas veces.
El viento comenzaba a soplar con más y más fuerza enfriándolo todo a su paso y llevando consigo hojitas y pequeñas ramas arrancadas de quien sabe dónde. Tenía que volver a casa, lo sabía bien, pero no podía hacerlo sin haber conseguido todas las cosas que necesitaba para preparar la cena, así que continuó su caminata, atenta a todo lo que la rodeaba, pero sobre todo al cielo que se oscurecía cada vez más.
Media hora después y con la bolsa de la compra visiblemente más llena que antes, una joven mujer de largos cabellos de tono verdoso por fin pudo iniciar su camino de regreso.
Vivía en un edificio lleno de departamentos cerca de la zona central de la ciudad, así que apuró el paso sabiendo que le quedaba cada vez menos tiempo para estar resguardada del frio temporal; lastimosamente la suerte no puede durar eternamente y la lluvia pronto comenzó a caer de forma continua, empapándola en un solo instante ¡Estaba tan cerca! Afortunadamente la dueña de la pequeña tienda que había en la esquina de su casa alcanzó a verla en ese estado y la llamó para que se cobijara ahí de lo peor de la lluvia.
-Muchas gracias, Ichinomiya-san
-Ni lo menciones. Las omegas embarazadas como tú no deberían estar corriendo por las calles con este tiempo- la regañó dulcemente la anciana señora provocando que la peliverde le sonriera adorablemente
-Sí, lo sé, pero la compra debe hacerse ¿no?
-¡Hay, pequeña! No importa, que te parece si tomas un té conmigo
Esa era una petición un tanto extraña pero que siempre recibían todos los visitantes de la extravagante mujer ¿el motivo? Sencillo. Ichinomiya Aya, a sus 54 años de edad, creía firmemente que podía ver el futuro en las hojas de té; no importaba cuántas veces se hubiera equivocado, no importaba el número de vecinos que se lo repitieran, la buena mujer seguía creyendo en su don porque no era ella la del problema, sino que las personas nunca parecían seguir sus consejos para que sus predicciones se cumplieran de la manera adecuada.
La joven mujer en realidad no tenía problema con eso. No creía en el destino y un té caliente sería sin duda bien recibido, de modo que aceptó el ofrecimiento.
Charlando amenamente ambas mujeres compartieron la bebida caliente y sin que tuviera que decir nada, la peliverde le pasó su taza en cuanto hubo consumido todo el líquido. La situación no podía ser más perfecta: una tenue oscuridad envolviéndolo todo, el continuo sonido de las gotas de lluvia golpeando las ventanas, el silencio puro de las calles rápidamente abandonadas y el repentino tronar de los cielos. . .sí, todo digno de una película de horror, pero no lo era, esta era solo una buena señora tratando de divertirse un poco en lo que le quedaba de vida.
-Veo un gran cambio en tu futuro; una carretera que te lleva a un lugar que no conoces- explicó girando la taza suavemente hacia la izquierda –Tu bebé nacerá bien, el orgullo de un padre que desea fuerza y el orgullo de una madre que anhela compasión. Tu vida. . .
-Esto. . . ¿Ichinomiya-san?
-¿Qué sucede querida?
-Podría. . .esto. . . Me gustaría que me hablara más de mi bebé, por favor- susurró suavemente con la mirada agachada
La verdad sea dicha: no creía en el destino y mucho menos en los adivinos que se ganaban la vida engañando a las personas, pero. . .pero. . . ¡Pero también era una madre primeriza terriblemente asustada por tener que criar un pequeño cachorro! y sin importar lo que quisiera creer o no, necesitaba desesperadamente algunas palabras de consuelo, palabras que por más que fueran falsas le dijeran que la pequeña criatura que crecía dentro de su vientre iba a estar bien, que conseguiría hacerla totalmente feliz, y la dueña de la tienda lo entendió ¡Lástima! Ella no decía mentiras, no, ella leía el posible futuro de las personas y nunca en todos sus años se había atrevido a alterar la verdad solo por ver a las personas felices con su supuesto futuro.
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Destino Amargo (MakoHaru)
FanficOmegaverso. Llegas a este mundo con la esperanza de poder encontrar a la persona que compartirá el resto de su vida a tu lado, aquella que va a amarte con todo su corazón y cuya sonrisa será tu total alegría, pero... ¿Y si no la encuentras? Eso se p...