Entrando En Contacto Con El Alfa

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Cuando era pequeño, me encantaba trazar arcoíris en cualquier dibujo que hiciera en casa o en las tareas que nos daban en la guardería, era como una especie de marca personal y la maestra solía elogiarme siempre por eso...lastimosamente eso es algo que ya no creo ser capaz de hacer ¿Por qué digo algo como eso? Por la reciente fobia que he desarrollado hacia el color rojo.

No es la gran cosa, me repito varias veces, pero no soy capaz de creerme a mí mismo.

Estaba más que decidido a decirle mis sentimientos esa noche, planeaba que fuéramos juntos a mi casa y que mi adorado omega se quedara a dormir...ahí, estaba seguro de ser capaz de decirle como me sentía desde hace años y, de ser necesario, suplicarle que me diera una oportunidad de hacerlo feliz, aunque esperaba no necesitar llegar hasta ese punto. Debía ser una noche mágica, en cambio Haru rechazó mi invitación y no podía insistir porque era verdad que se veía muy cansado después de todo lo que habíamos hecho ese día, así que lo dejé partir preocupado de mil maneras diferentes y volví a casa para la celebración que mi madre había planeado para nosotros; sí, ella se puso triste al ver que el ojiazul no me acompañaba esa noche. La misma explicación que yo había recibido fue la que le planteé en ese momento, pero bueno, las personas siempre dicen que las madres tienen una especie de sexto sentido que les avisa cuando hay algo fuera de lugar en su familia y estoy seguro que ella lo tiene más que ninguna otra omega que haya conocido.


-Makoto...Makoto... ¡Makoto!

-¿Qué pasa?- replico saltando por la sorpresa que me ha producido su llamado, pero no puedo replicar porque sé que es mi culpa, porque sé que desde que mis hermanos subieron a su habitación para dormir después de nuestro festejo, no he dejado de estar en la luna

-Estás muy distraído esta noche ¿no es así, cariño?

-N-no, pa-para nada, mamá ¿Por qué di-dices algo como eso?

-Mmm...no sé- me dice tranquilamente mientras termina de poner todas las cosas de la cocina en su lugar; estamos solos en estos momentos porque mi padre debe estar viendo las noticias en la sala y me supongo que eso es lo que estaba esperando porque casi al momento se sienta frente a mí y como siempre lo hace, me sonríe -Tal vez porque no estás escuchando nada de lo que te decimos desde que llegaste, que llamaste Ran a Ren y viceversa cuando vinieron a desearte las buenas noches, o porque cada cinco minutos te levantas y vas a la puerta para ver si hay alguien... ¿Tenías la esperanza de que viniera?

-Yo...- no sé qué decirle, en especial porque mi madre ya parece saberlo todo...sí, estaba esperando que en cualquier momento Haru se presentara en la puerta diciéndome que había cambiado de opinión y que quería estar conmigo hoy, pero eso no ha pasado y me decepciona, un sentimiento que también debe estar claramente expresado en mi rostro -Me preocupa- termino diciéndole

-Eso es normal

-¿Realmente lo es?

-No me digas que lo dudas a estas alturas de tu vida- dice sorprendida -Haru-chan y tú siempre han estado juntos y es natural que las cosas entre ustedes sean...diferentes ahora, más intensas

Sentimientos diferentes, creo que esa era una buena forma de ponerlo, porque implicaba que el normal sentimiento de cariño que nos unió durante los primeros años de amistad ahora estaba evolucionando en algo más grande, más profundo...un sentir que mi madre a descifrado de forma correcta en muy poco tiempo y, lo que es mucho mejor, es algo que no condena para nada, hasta tal parece que está aquí para apoyarme en todo como siempre lo ha hecho:

-Quiero ir a verlo- confieso con un hilo de voz y las mejillas calientes por la vergüenza, pero ella solo me sonríe encantada

-Pues adelante, y de paso llévale algo de comida

Destino Amargo (MakoHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora