SiCheng

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SiCheng se consideraba una persona bastante espontánea, así que aquella actitud era lo más llamativo en su persona, ese día había pedido a Kun que lo ayudara a hornear pastelillos. No sabía porque, solamente le habían entrado ganas de pasar un rato con Kun horneando, a pesar de que SiCheng fuera consciente que era un caos en la cocina.

—¡Gēge!— chilla emocionado SiCheng viendo como los pastelillos dentro del horno comenzaban a inflarse. —Van a quedar muy ricos ya verá — murmuro mientras Kun se acercaba a observar los pastelillos.

—¿También quieres decorarlos? — pregunta Kun mientras le sonríe.

Los ojitos de SiCheng brillan pero sabe que si los decora no quedaran hermosos a como cuando Kun lo hace.

—Dígamos que prefiero devorarlos, no decorarlos.— aquello hace que el mayor suelte una risa.

—Ya viene halloman, tal vez deberías decorar alguno con esa temática.— aquella pequeña burla hace que SiCheng se queje.

—¡Ya Gēge! Ese chiste no da risa, fue un error y pasó hace mucho, justamente Yuta me estaba molestando con eso está mañana— se queja mientras Kun vuelve a sonreír.

—Lo siento, ya pero en serio deberíamos decorarlos con esa temática. — SiCheng asiente y no sabe porque pero gracias a los pastelillos dentro del horno recuerda su época de aprendices, cuando Kun horneó un pastel para el cumpleaños de JiSung.

Y eso le hace pensar en que Kun siempre se preocupa mucho por todos y SiCheng justo en ese momento se siente agradecido con el universo por darles un ángel tan hermoso y quiere abrazar a Kun hasta que sus brazos duelan y eso que SiCheng no era tan demostrativo. Pero no sabemos, SiCheng a veces solía ser espontáneo.

—Kun— lo nombra antes de abrazarlo de forma fuerte y eso sorprende al mayor de los chinos quién no duda en corresponder.

—¿Pasa algo?—

—No, nada. Sólo quería decir que lo quiero mucho Gēge y que muchas gracias por cuidar de nosotros.— Kun sonríe y niega.

—Es un gusto, Winko.— el olor a pastelillos los llena y ambos van a ver sus bellas creaciones y sí, están listos sus pastelillos de chocolate.

Después de un rato esperando a que se enfriaran, se ve a ambos decorándolos con fantasmas, calabazas y telarañas, brujas, etcétera.

El olor de pastelillo de chocolate hace que los integrantes salgan de todos lados solamente para poder comer y el primero que aparece es Nakamoto.

—¡Huele delicioso! No sé que sea pero yo quiero—

—Pastellilos horneados y decorados por mí— SiCheng le entra uno que tiene la decoración de una brujita.

—¡Mira! Tiene decoración de halloman— SiCheng suspira dándole un suave golpe.

—¡Ya no da gracia!— Kun ríe ante toda la situación. —Por hoy solamente Gēge puede burlarse de mí porque fue quien me ayudo a hacer los pastelillos.— SiCheng abraza a Kun y Nakamoto suelta un suspiro de tranquilidad.

—Bueno sí Kun te ayudo entonces esto si es comestible, porque conociéndote le pondrías veneno en lugar de harina.— Yuta le da una mordida a su pastelillo y suelta sonidos de satisfacción.

—Pues, quién sabe, tal vez si le puse, de todos modos, feliz halloman adelantando.— SiCheng suelta una risa para nada inocente y toma una bandeja con muchos pastelillos y sale de la cocina. —Iré a darles a los chicos.—

Kun suelta otra risa por el rostro paniqueado del japonés y atina a ir detrás de SiCheng.

—Por cierto, Gēge, gracias por el buen rato que pasamos, prometo no arruinar la mezcla de nuevo— deja un beso en la mejilla del mayor antes de llamar a los demás integrantes y darles de su "horrorosa" cración. —¡Oh! Este es para usted — le entrega uno que tiene la decoración de un fantasmita con corazoncitos alrededor.

—Gracias WinWin—

Sí, definitivamente SiCheng apreciaba los momentos a solas con Kun.

Let Me Love UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora