Grecia se encontraba en plena celebración debido a que era el décimo aniversario de la ascensión al trono de Lexa. Durante esos 10 años habían gozado de una paz casi absoluta. Al principio varios pueblos habían intentado desafiar a la joven reina pero la destreza en el campo de batalla, y sobre todo, la sabiduría obtenida a través de su abuela habían conseguido retener las revueltas.
- Mirales, ni siquiera se acuerdan de que mi padre murió este mismo día -le dijo a su abuela desde la ventana.
- Cariño, la gente suele celebrar las cosas buenas no las tristes y tú has convertido a Grecia en un reino poderoso. -le contestó con una sonrisa en la cara.
- Los demás reinos me ven débil. Te puedes creer que me han llegado como 10 pedidas de matrimonio. No quiero casarme por mantener mi estatus-Bufó
-Eso tiene fácil solución. ¿Por qué no intentas seguir los pasos de tu padre? Alejandro fue un conquistador y tú llevas su sangre.
- Mi padre fue hacía Asia pero primero tomaré Europa y luego veremos que hacer. Vamos, hay que prepararse para la fiesta. - dijo mientras se apartaba de la ventana para comenzar a cambiarse.
Lexa andaba por las calles de su pueblo acompañada por Lincoln, su fiel amigo y general de su guardia. Él joven había subido de rango tras la retirada de Gustus, que gozaba de un merecido descanso tras los largos servicios a su padre. En cambio su abuela prefería quedarse en la plaza viendo los diferentes juegos que el pueblo proponía.
Una situación llamó la atención a la ojiverde. Un comerciante estaba a punto de castigar a un niño de unos 7 años. Lexa aligeró su paso para detener el castigo, ya que no estaba segura de que el dueño del puesto estaba actuando acorde a la ley. Ella misma se encargó de redactar la reforma de la ley que recogía la condena por robo. Su padre puso que el ladrón tendría que perder las dos manos, en cambió ella decidió que pagaría su robo mediante trabajo.
-Hola, ¿ que pasó? -preguntó con una ceja alzada.
-Majestad, pille a este diablo robando una manzana -le contestó el comerciante.
-Eso no es verdad, solo estaba mirando cual coger. La iba a pagar, lo juro -saltó el pequeño.
- Callaté -le ordenó el hombre al niño.
- Suéltalo ya, aquí quien da las ordenes soy yo. Queda claro. Quiero verle en la sala del trono mañana por la mañana, sin falta. Lincoln pagale al señor la manzana -Dijo lexa con enojo.
El pequeño hizo una reverencia e intento darle el dinero a Lexa, pero esta no lo aceptó alegando que a él tambien quería verlo en la sala de trono mañana. Los dos amigos pusieron rumbo a la plaza puesto que se acercaba el brindis que llevaba su nombre. En cuanto la reina puso un pie en la tarima el silencio inundó el sitio. Lexa cogio una copa de vino y se acerco al borde seguida de su abuela.
-Hoy se cumplen diez años de mi ascensión. Hemos gozado de paz y felicidad, pero es el momento de agrandar nuestra leyenda. Grecia volverá a ser grande bajo el nombre de un Magno. Pero ahora disfrutemos de la fiesta.
La multitud empezó a corear su nombre mientras se producía el brindis. Tras regresar a sus respectivos asientos, abuela y nieta se entretuvieron con las diferentes representaciones que su pueblo habían preparado. La tarde pasó entre bailes, teatros y comedias. Tanto Olimpia como Lexa se animaron a bailar entre la múltitud. La fiesta se alargo hasta la madrugada para los ciudadanos, sin duda, era un día para celebrar.
A la mañana siguiente Lexa salió a pasear como todas las mañanas, ya sea para despegarse o pensar. Al volver le esperaba el pequeño asunto del comerciante y el supuesto ladrón. Algo en su interior le decía que el chico tenía razón pero no tenía ni idea de como demostrarlo. Llegó a un pequeño lago y se sentó en la orilla. A lo lejos observaba a dos pequeños cervatillos jugando mientras su madre les observaba. No pudo evitar recordar los momentos con su padre, cuando este le dedicaba tiempo a enseñarle a montar o a pelear.
- No deberías venir sola por estos lugares, tus enemigos pueden estar observandote -Dijo una voz sobresaltando a Lexa.
- Joder, me has asustado abuela -le contestó con una sonrisa en los labios.
- Esa boca. Así no habla una reina -le regañó.
- ¿Y que estas haciendo aquí? -pregunto con curiosidad.
- Vine a pedirle a los dioses que te protegan en tu andadura. No tendrás un camino fácil pequeña y más cuando tu verdadero enemigo todavía se encuentra lejos.
- ¿Verdadero enemigo? -Dijo levantando una ceja.
- Si, librarás muchas batallas querida y saldrás en ellas victoriosa. Sin embargo, la guerra será otro cantar.
- ¿Y según los dioses contra quien pelearé?
- Lexa, no te burles de los dioses. Te recuerdo que ahora mismo estás viendo a una. Anda vamos, que el desayuno nos espera. Por cierto, resolví tu pequeño problema con el comerciante.
- Gracias, no se que haría sin tí. ¿Y como lo hicieste? -Dijo mientras se levantaba.
- Pues al hombre le di un pequeño toque de atención mientras que el pequeño entrenará con los hijos de los soldados para que el día de mañana pueda servirte. Aden, tiene muy buenas cualidades. -le respondió.
La mañana trascurrió con normalidad aunque la joven reina se mostraba nerviosa. Esa tarde se reuniría con los capitanes del ejército para decidir como comenzar la conquista de Europa. No quería pelear pero sabía de sobra que los reyes no le iba a entregar sus reinos por la cara. Por todos los medios intentaría no llegar a la batalla pero no se iba a aceptar cualquier trato.
Unos golpes devolvieron a Lexa al mundo real. La hora había llegado. Con un pequeño movimiento indico a los chicos que abrieran la puerta. Unos 7 hombres entraron a la sala y comenzaba la primera gran batalla. Poner de acuerdo a todos esos señores con pensamientos de hace 4 siglos.
Olimpia entró para darle apoyo a su nieta, aunque en verdad se dedicaba a reirse por lo bajo de las diferentes caras que su nieta ponía ante los comentarios. La verdad es que la propuesta más interesante era del chico más joven. Él proponía darle la opción de unirse a su causa, si no lo hacían tendrían dos opciones: la primera hacer que sus dos mejores guerreros lucharan a muerte mientras que la segunda era la guerra tradicional.
Tras varias horas de peleas al final decidieron hacer caso al joven. Un emisario salió dirección a Esparta con el mensaje. La respuesta no tardaría en llegar y realmente esperaba que los espartanos se unieran a ella sin luchar. Conocía a su rey, por él no habría ningún problema, pero su hijo era otro cantar. Por eso no le disgustaba la opción de su general, ya que ella sabía que el joven principe iba a ser su rival en la batalla de 1 vs 1.
Alguna idea del primer combatiente de Lexa??
Alguna idea que habrá pasado en todo este tiempo en el otro lado del mundo??
Os leo en comentarios
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Age of Empires( Pausada)
FantasyLexa, reina de Grecia empieza a conquistar los pueblos de alrededor de su país. En una de sus conquistas conoce a una chica que le quitará el sentido. Tras superar varios escollos deciden conquistar el resto del continente. Mientras tanto en el otro...