Parte 6

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Habían pasado varias semanas desde el matrimonio de las chicas. Las cosas no habían mejorado nada, al revés, habían empeorado. Clarke se saltaba todas las órdenes de Lexa sacando de quicio a la castaña. Por suerte ambas fingían llevarse bien y ser un matrimonio feliz de cara a los emisarios de los diferentes reinos. Tras derrotar a Bellamy habían conseguido muchos aliados. Grecia volvía a tener todos sus reinos unidos. 

Lexa se encontraba en el balcón de su habitación observando el cielo con los ojos brillosos. En su mano mantenía una pequeña copa de agua. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que era observada por dos pares de ojos desde la puerta.

- No esperaba encontrarte por aquí -comento una rubia de ojos azules.

- Si compartieras habitación con tu esposa, sabrías que siempre recibe la visita de su abuela. -le contesto con una sonrisa.

- Antes nos invaden los ninjas. ¿Qué hace? -preguntó con curiosidad.

-Cuidado con lo que deseas Clarke. Debe estar contándole a su padre las últimas novedades. Creo que voy a irme y luego vendré. -Le dijo Olimpia dándole un pequeño empujón y cerrando la puerta. 

El golpe de la puerta devolvió a la ojiverde a la realidad. Ella pensaba que se trataba de su abuela pero no esperaba ver a Clarke en su habitación. No pudo evitar poner su cara de indiferencia cuando la vio. La rubia tambien cambió su cara y le miró con frialda. 

- ¿Qué haces aquí? -preguntó Lexa.

- Y yo que pensaba que te alegrarías de que tu esposa estuviera aquí. -le contestó con dureza.

- Mi esposa?!!, Tu y yo no somos un matrimonio. Prefiero dormir en el bosque al compartir cama contigo. -dijo mientras dejaba la copa en la mesa.

Clarke no contestó, simplemente salió de la habitación pegando un portazo. Por suerte no estaba Olimpia en la puerta, ya que parece ser que el nuevo juego del castillo era escuchar las continuas peleas de las jóvenes. Lexa soltó todo el aire que tenía atrapado en los pulmones. Realmente quería llevarse bien con la rubia, incluso le parecía bonita pero no podía con su actitud sabelotodo y de niña mimada.

Esa noche la joven reina no pudo pegar ojo. Se sentía mal por como había tratado a la rubia. Más de una vez se levantó para ir al cuarto a disculparse pero conociendo el carácter le hubiese matado allí mismo. Se encontraba en el salón principal esperando a la expedición romana.
- Lexa, te quieres tranquilizar - le pidió Olimpia.
- Que me tranquilice?!! Clarke sabe que esta reunión es muy importante y la muy condenada no se digna a aparecer. - chilló asustando a los guardias.

Justo en ese instante dicha rubia apareció por la puerta acompañada de una morena y una castaña. Las chicas reían a carcajada limpia. Lexa las observaba aguantandose las ganas de matar a su esposa allí mismo.

-vaya, vaya, pero ¿quienes son estos dos bombones ojiverdes? -pregunto la castaña
- Pues el bombón de la izquierda es Olimpia, y esa de ahí es Lexa, mi esposa. - dijo con desgana.
- Joder Clarke, te dejo cuatro meses sola y cambias del pelopocho a semejante bombón. Que pena que este pillada. - dijo haciendo reír a todos los presentes menos a Lexa.
- Y ¿tú eres? - pregunto la reina.
- Pero dónde están mis modales. Yo soy Raven, la prometida de Octavia. Que supongo que sabrás que es la César de Roma. - contestó sacando su mejor sonrisa.
- No sabía que conocíais a mi esposa. - dijo Lexa con sorpresa.
- Tampoco preguntaste - contestó Clarke haciendo que sus amigas y Olimpia rieran por lo bajo. 

Por suerte para ambas chicas Olimpia interrumpió, ya que era conocedora de que esta conversación acabaría en otra discusión sin sentido. Clarke acompañó a sus amigas a los aposentos que los griegos habían preparado para ellas dejando a nieta y abuela en el salón.

-¡Todos fuera! -gritó Lexa.

Los soldados rápidamente se fueron del salón. Aunque pudieron escuchar la risa de Olimpia y los bufidos de su reina. Intentaban mantenerse serios pero cuanto más escuchaban a Lexa maldecir a la rubia más difícil le era. Se avecinaba una cena y fiesta interesante siempre que las negociaciones con Octavia fueran frustíferas.

La morena esperaba en la sala pacientemente a que entrara la castaña. Iban a estar solas, ya que tanto Raven como Clarke habían decidido irse de paseo por las calles de la ciudad. Octavia no era tonta, sabía que no podría vencer a un rival como Grecia pero no iba a aceptar cualquier cosa. La puerta se abrió dejando entrar a una ojiverde con cara de pocos amigos.

- Perdón por la tardanza, tenía asuntos que arreglar. -le dijo Lexa.

- No te preocupes, pero esos asuntos se arreglan mejor por la noche. -le guiño Octavia.

- Vayamos al grano. No quiero luchar contra Roma, quiero que seas mi socia. Mis planes es ir hacía Hispania, Germania, La Galia y Britania. Intentar que se nos unan para ir a tierras asiáticas. Te quiero a mi lado en esta aventura. -Le informó Lexa.

- Aceptamos siempre que seamos iguales, Roma y Grecia seran una sola nación en todo los sentidos. -Dijo Octavia mientras levantaba su copa.

Lexa hizo lo mismo y el trato se cerro rápidamente. Las chicas aprovecharon para conocerse mejor. Octavia se atrevió a darle algunos consejos a Lexa sobre Clarke pero esta seguía en sus treces de no dar su brazo a torcer. La tarde había pasado en un cerrar y abrir de ojos. Lexa se encontraba en sus aposentos esperando a Clarke para ir juntas al salón donde les esperaba una fiesta. Ambas odiaban estas cosas ya que no querían hacer el paripé de matrimonio feliz. 

Escuchó unos pasos en la habitación y supo que era el momento de enfrentar a su pesadilla. En cuanto se dio la vuelta se le olvidó respirar completamente. La rubia llevaba un vestido blanco con tiras azules a juego con sus ojos. Su cabello estaba suelto y ondulado acompañado por unos lazos azules. Hasta la mismísima Afrodita sentiría envidia de ella. No pudo evitar sonreír como una tonta enamorada, porque ella si tenía sentimientos hacía la rubia. 

- Te vas a mover o vas a seguir mirándome como un pasmarote. - habló la rubia sacando de la nube en la que Lexa había entrado.

- Estas preciosa. -dijo con sinceridad.

- Gracias, diría lo mismo pero no quiero construir otro castillo para tu ego. - contestó provocando un bufido de la ojiverde.

Ambas dieron por finalizada la conversación y se dirijieron hacía el salón. Clarke se estaba llevando todos los cumplidos de la noche provocando un sentimiento de orgullo en Lexa. Sin embargo, otro sentimiento nacía en su interior ya que no soportaba ver como los demás chicos miraban a su esposa. Si por ella fuera les cortaba la cabeza a todos allí mismo. Lincoln observaba a su amiga intentando no reirse, ya que esta echaba humo por los celos. 

- Majestad, le sugiero que no sea tan obvia. -le susurro con una sonrisa.

- No se de que me hablas. ¿Cómo se llama aquel chico?, el que se acaba de acercar a Clarke -pregunto con cara de pocos amigos.

- Hector.

- Bien, pues quiero que Hector haga la guardía esta noche. 

- Como ordene pero no debería dejarse llevar por los celos. Si Clarke se da cuenta va aprovechar esa ventaja, y bueno, vas perdiendo de mucho en esta batalla. -le comento Lincoln ganándose una mirada retadora por parte de la ojiverde.

La fiesta se alargó unas horas más dejando a la rubia y a sus amigas muertas del cansancio. Raven no había conseguido llegar a su habitación por lo que se quedó en el cuarto de Clarke. Además Octavia despertaba temprano y seguro que haría ruido. Tanto ella como su amiga eran dormilonas por lo que estaban acostumbradas a dormir juntas. Lo que ninguna esperaba era que Lexa había decido entrenar ese día en el castillo justo en el salón de al lado. Los golpes de las espadas contra los escudos y las risas comenzaban ha despertar a las dos amigas. Aunque lo que acabó de despertarlas fue el agua fría que le cayó en la cara. Ambas saltaron de la cama buscando al culpable.

- No es buena imagen para una reina hacer esperar a las sirvientas. Además les di la tarde libre, asi que mueve tu trasero de la habitación y deja que entren a limpiar para que puedan irse a sus casas. Buenos días dulce esposa. -le dijo mientras se iba por la puerta dejando a una Clarke echando humo. 

- ¡LEXAAAAAAAAAAAA!

Hola hola, parece ser que nuestra parejita no han comenzado con buen pie el matrimonio. 



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