Polos Opuestos

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     Aimer III Cerphys cruzó las enormes puertas de madera y entró a la maestranza exiana. Encontró a Noam y a Jeriko practicando esgrima con espadas sin filo y a Koru disparando flechas a unos blancos. En la arena también había jóvenes practicando esgrima, arquería y equitación. Y unos cuantos preparando tácticas de batalla.

—Son buenos guerreros —les decía Kyalo—. Dignos líderes de escuadrones.

Aimer se sentó en las gradas y esperó que Noam y Jeriko terminaran su duelo. Se podía notar que no estaban peleando con todas sus fuerzas; sus movimientos eran lentos y predecibles, como si lucharan mal a propósito. Aimer los había visto luchar en serio, y eran en verdad temibles.

Pero, a pesar de no estar luchando en serio, cada tanto uno tomaba al otro desprevenido y le daba un fuerte golpe. Era como un juego. Cuando se aburrieron, caminaron hacia Aimer; Noam había sido el primero en verla.

—¿Qué haces aquí, Aimer? —le preguntó.

—Fui a ver al cazador de tesoros —respondió la rubia—. Encontramos algo que te concierne.

—¿Qué encontraste? —le preguntó, acercándosele. Aimer percibió su olor a acero, a tierra y a sudor.

—Encontramos un arma capaz de vencer a los hombres de armaduras negras. —Aimer se estaba entusiasmando—. Una espada mágica.

—¿Ah? —Noam levantó una ceja. La decepción se notaba en su rostro—. ¡Cuentos para niños! Necesito un arma real.

—¡No me grites! —Aimer se puso de pie y lo encaró—. ¡Y no es ninguna leyenda, ni un cuento para niños! La marca en tu pecho confirma la existencia del arma: la Espada Mágica del VI Salvador.

Noam frunció los labios...

—Bien —bufó—, si es real eso que dices, ¿dónde está?

—En la Isla Fantasma —respondió Aimer, mencionar el nombre del lugar le causó escalofríos de nuevo.

El viejo Kyalo la escuchó y se le acercó.

—La Isla Fantasma —le dijo—, está cruzando el Mar Imperial y el Mar Fantasma. Este último es el más peligroso: clima extremo y rumores de barcos fantasmas y monstruos marinos. ¿Para qué querrían ir allá?

—Buscaremos la Espada del Salvador —respondió Noam—. Si es que tal cosa existe.

—Hum, nunca había escuchado de ella —replicó Kyalo, frunciendo el ceño—. Pero ese es un viaje muy peligroso.

—No tenemos un barco —señaló Jeriko—. Ni siquiera con el pago adelantado podremos comprar uno. Y un viaje tan largo y peligroso requerirá de una gran nave con una tripulación experta.

—Creo tener una posible solución —les dijo Aimer—. Ustedes todavía tienen asuntos aquí. Así que tendré que ir sola.

—¿A dónde? —preguntó Noam.

—Al Centro de Navegación de Silver City, en el reino de Cetry, la Península de Estrellas.

—Es un viaje muy largo —replicó Jeriko—. Es peligroso que vayas sola.

—Tengo que hacerlo. —Aimer alzó la mirada—. Mis padres trabajaron por muchos años con el dirigente de Navegación, lord Gary Tyland. Eran muy amigos. Tal vez al ser la última gerakiana, acepte ayudarnos. —Sonrió mientras se erguía; los rayos de sol iluminaron su cabellera rubia—. Sí. Eso haré. Lord Gary no podrá negarse a ayudarme.

Cuentos de Princesas y Mercenarios [IronSword / 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora