La situación empeoraba a cada segundo, primero estaba esa joven que le gritaba a la pequeña y segundo estaba la pequeña que amenazaba en dañarse con sus propias enfermedades.
-ya basta Mabel! Luna no tuvo la culpa de nada. No te das cuenta que a ella también le duele lo que ha pasado?- la voz de Albert dejo completamente muda a Mabel (ya sé su nombre). La respiración de él estaba demasiado agitada, tanto que pensé que le daría un ataque.
-largate de aquí Luna. Los padres de Fabricio sólo me necesitan a mí, después de todo yo era la novia de Fabricio- Mabel subió casi corriendo las escaleras del hospital, supuse que era para ir a ver el cuerpo inerte de Fabricio. Albert subió segundos tras ella.
Tome conciencia que la pequeña se encontraba detrás de mi, tome su rostro entre las palmas de mis manos y note que sus labios estaban más pálidos y temblaban al mismo tiempo que sus ojos parecían moverse sonoramente, sus pupilas estaban dilatadas quizás por el nerviosismo. Sus manos frías se posaron en mis brazos y por un instante sentí sus huesos tocarme la piel. Le bese los labios tiernamente y en un deleite para mis oídos escuche un suspiro que dejo ir hacia la libertad.
Al estar demasiado lejos del hospital la nena se encontraba ya más tranquila. Por nada del mundo quería que recuerde el mal momento que paso hace rato, hací que no toque el tema. Abrió la puerta y creí que se iba bajar pero sólo saco un cigarrillo que tenia entre su bolsa, lo encendió y lo metió entre sus labios, pude notar que cerro los ojos y se recostó en el asiento.
-murió. Fabricio murió y no me pude despedir de él- los ojos de la pequeña parecían perdidos y el humo de su cigarro se desplazaba por el aire.
-No pienses así Luna. No eres la única que no se pudo despedir de él, quizás ni siquiera sus padres-
-crees que yo tuve la culpa?- me miró como emitiendo un pedido de auxilio. Sabia que lo que yo diga cambiaría muchas cosas.
-no, por supuesto que no-
-MIENTES!- sus ojitos parecían molestos y su voz no decía lo contrario.
-Luna sabes que...--shhhhhh!!! Fabricio puede escucharte-
Aquellas palabras fueron mas unos susurros, sus labios seguían sosteniendo el cigarro, mientras que sus ojos se perdieron a la nada. Donde estaba Fabricio, en la nada.
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APOCALIPSIS Libro #3: "LAS VENAS PERFORADAS DE CHAR"
RomansaTercer libro de la trilogía de Apocalipsis. Porque cualquiera puede ser la víctima y el victimario.