(Salen el REY BASILIO y ASTOLFO.)
BASILIO :¿Quién, Astolfo, podrá parar prudente
la furia de un caballo desbocado?
¿Quién detener de un río la corriente
que corre al mar, soberbio y despeñado?
¿Quién un peñasco suspender, valiente,
de la cima de un monte, desgajado?
Pues todo fácil de parar ha sido,
y un vulgo no, soberbio y atrevido.
Dígalo en bandos el rumor partido,
pues se oye resonar en lo profundo
de los montes el eco repetido,
unos «Astolfo» y otros «Segismundo».
El dosel de la jura, reducido
a segunda intención, a horror segundo,
teatro funesto es, donde importuna
representa tragedias la fortuna.
ASTOLFO :Suspéndase, señor, el alegría,
cese el aplauso y gusto lisonjero
que tu mano feliz me prometía;
que si Polonia (a quien mandar espero)
hoy se resiste a la obediencia mía,
es porque la merezca yo primero.
Dadme un caballo, y de arrogancia lleno
rayo descienda el que blasona trueno.
(Se va)
BASILIO :Poco reparo tiene lo infalible,
y mucho riesgo lo previsto tiene;
si ha de ser, la defensa es imposible,
que quien la excusa más, más la previene.
¡Dura ley! ¡Fuerte caso! ¡Horror terrible!
Quien piensa que huye el riesgo, al riesgo viene,
con lo que yo guardaba me he perdido;
yo mismo, yo mi patria he destruido.
(Sale CLOTALDO.)CLOTALDO: Si tu presencia, gran señor, no trata
de enfrenar el tumulto sucedido,
que de uno en otro bando se dilata,
por las calles y plazas dividido,
verás tu reino en ondas de escarlata
nadar, entre la púrpura teñido
de su sangre; que ya con triste modo,
todo es desdichas y tragedias todo.
Tanta es la ruina de tu imperio, tanta
la fuerza del rigor duro y sangriento,
que visto admira y escuchado espanta.
El sol se turba y se embaraza el viento;
cada piedra una pirámide levanta
y cada flor construye un monumento;
cada edificio es un sepulcro altivo,
cada soldado un esqueleto vivo.
(Sale CLOTALDO.)
CLOTALDO :¡Gracias a Dios que vivo a tus pies llego!
BASILIO :Clotaldo, pues ¿qué hay de Segismundo?
CLOTALDO: Que el vulgo, monstruo despeñado y ciego,
la torre penetró, y de lo profundo
de ella sacó su príncipe, que luego
que vio segunda vez su honor segundo,
valiente se mostró, diciendo fiero
que ha de sacar al cielo verdadero.
BASILIO :Dadme un caballo, porque yo en persona
vencer valiente a un hijo ingrato quiero;
y en la defensa ya de mi corona,
lo que la ciencia erró venza el acero.
(Se va)
CLOTALDO: Pues yo al lado del sol seré Belona.
Poner mi nombre junto al tuyo espero;
que he de volar sobre tendidas alas
a competir con la deidad de Palas.
(Vase, y tocan al arma.)(Sale ROSAURA y detiene a CLOTALDO.)
ROSAURA Aunque el valor que se encierra
en tu pecho desde allí
dé voces, óyeme a mí;
que yo sé que todo es guerra.
Ya sabes que yo llegué
pobre, humilde y desdichada
a Polonia, y amparada
de tu valor, en ti hallé
piedad. Mandásteme ¡ay cielos!
que disfrazada viviese
en palacio, y pretendiese,
disimulando mis celos,
guardarme de Astolfo. En fin
él me vio, y tanto atropella
mi honor que, viéndome, a Estrella
de noche habla en un jardín.
Dé este la llave he tomado,
y te podrá dar lugar
de que en él puedas entrar 2510
a dar fin a mi cuidado.
Aquí altivo, osado y fuerte,
volver por honor podrás,
pues que ya resuelto estás
a vengarme con su muerte.
CLOTALDO: Verdad es que me incliné,
desde el punto que te vi,
a hacer, Rosaura, por ti
(testigo tu llanto fue)
cuanto mi vida pudiese.
Lo primero que intenté
quitarte aquel traje fue,
porque, si Astolfo te viese,
te viese en tu propio traje,
sin juzgar a liviandad
la loca temeridad
que hace del honor ultraje.
En este tiempo trazaba
cómo cobrar se pudiese
tu honor perdido, aunque fuese
(tanto tu honor me arrestaba)
dando muerte a Astolfo. ¡Mira
qué caduco desvarío!
Si bien, no siendo rey mío,
ni me asombra ni me admira.
Darle pensé muerte, cuando
Segismundo pretendió
dármela a mí, y él llegó,
su peligro atropellando,
a hacer en defensa mía
muestras de su voluntad
que fueron temeridad,
pasando de valentía.
Pues, ¿cómo yo ahora (advierte),
teniendo alma agradecida,
a quien me ha dado la vida
le tengo que dar la muerte?
Y así, entre los dos partido
el efecto y el cuidado,
viendo que a ti te la he dado,
y que dél la he recibido,
no sé a qué parte acudir,
no sé qué parte ayudar;
si a ti me obligué con dar,
dél lo estoy con recibir.
Y así, en la acción que se ofrece,
nada a mi amor satisface,
porque soy persona que hace
y persona que padece.
ROSAURA: No tengo que prevenir
que en un varón singular,
cuanto es noble acción el dar
es bajeza el recibir.
Y este principio asentado,no has de estarle agradecido,
supuesto que si él ha sido
el que la vida te ha dado,
y tú a mí, evidente cosa
es que él forzó tu nobleza
a que hiciese una bajeza,
y yo una acción generosa.
Luego estás dél ofendido,
luego estás de mí obligado,
supuesto que a mí me has dado
lo que dél has recibido;
y así debes acudir
a mi honor en riesgo tanto,
pues yo le prefiero cuanto
va de dar a recibir.
CLOTALDO :Aunque la nobleza vive
de la parte del que da,
el agradecerla está
de parte del que recibe;
y pues ya dar he sabido,
ya tengo con nombre honroso
el nombre de generoso.
Déjame el de agradecido,
pues le puedo conseguir
siendo agradecido cuanto
liberal, pues honra tanto
el dar como el recibir.
ROSAURA :De ti recibí la vida,
y tú mismo me dijiste,
cuando la vida me diste,
que la que estaba ofendida
no era vida. Luego yo
nada de ti he recibido;
pues muerte, no vida, ha sido
la que tu mano me dio.
Y si debes ser primero
liberal que agradecido
(como de ti mismo he oído),
que me des la vida espero,
que no me la has dado, y pues
el dar engrandece más,
sé antes liberal; serás
agradecido después.
CLOTALDO :Vencido de tu argumento,
antes liberal seré.
Yo, Rosaura, te daré
mi hacienda, y en un convento
vive; que está bien pensado
el medio que solicito;
pues huyendo de un delito
te recoges a un sagrado; 2615
que cuando, tan dividido,
el reino desdichas siente,
no he de ser quien las aumente,
habiendo noble nacido.
Con el remedio elegido
soy con el reino leal,
soy contigo liberal,
con Astolfo agradecido;
y así escogerle te cuadre,
quedándose entre los dos,
que no hiciera ¡vive Dios!
más, cuando fuera tu padre.
ROSAURA: Cuando tú mi padre fueras,
sufriera esa injuria yo;
pero no siéndolo, no.
CLOTALDO :Pues ¿qué es lo que esperas?
ROSAURA :Matar al Duque.
CLOTALDO :Una dama
que padre no ha conocido
¿tanto valor ha tenido?
ROSAURA :Sí.
CLOTALDO :¿Quién te alienta?
ROSAURA: Mi fama.
CLOTALDO :Mira que a Astolfo has de ver...
ROSAURA :Todo mi honor lo atropella.
CLOTALDO: ... tu rey, y esposo de Estrella.
ROSAURA :¡Vive Dios que no ha de ser!
CLOTALDO :Es locura.
ROSAURA :Ya lo veo.
CLOTALDO: Pues véncela.
ROSAURA :No podré.
CLOTALDO :Pues perderás...
ROSAURA :Ya lo sé.
CLOTALDO :... vida y honor.
ROSAURA :Bien lo creo.
CLOTALDO :¿Qué intentas?
ROSAURA :Mi muerte.
CLOTALDO :Mira
que eso es despecho.
ROSAURA :Es honor.
CLOTALDO :Es desatino.
ROSAURA :Es valor.
CLOTALDO: Es frenesí.
ROSAURA :Es rabia, es ira.
CLOTALDO :En fin, ¿que no se da medio
a tu ciega pasión?
ROSAURA :No.
CLOTALDO :¿Quién ha de ayudarte?
ROSAURA: Yo.
CLOTALDO: ¿No hay remedio?
ROSAURA No hay remedio.
CLOTALDO :Piensa bien si hay otros modos...
ROSAURA :Perderme de otra manera.
(Se va )
CLOTALDO Pues has de perderte, espera,
hija, y perdámonos todos.
(Se va .)