Kato-muerte (La cena)

490 91 48
                                    

Advertencia: En el siguiente capítulo se les puede antojar una pizza de peperoni, no me hago responsable de ningún daño a su bolsillo. 


—Pero tengo hambre— dijo Muerte que no alcanzaba el piso sentado sobre la pila de libros. 

—Eres la muerte... ¿Acaso necesitas comer? 

—Quiero una pizza de pepperoni.

—¿Una pizza? ¡Eso no era parte del trato!—exclamó Vampiro enojado.

—Pero...tengo hambre.—dijo Muerte mientras agachaba la cabeza con tristeza.

—Oh, vamos, eso no funcionará conmigo.— rió Vampiro, pero Muerte no respondió, seguía con la cabeza gacha y lo oías sollozar de vez en cuando. —Bien, si tienes tanta hambre, comerás lo que encuentre en la nevera.

Muerte levantó la cabeza rápidamente con una sonrisa en el rostro.—¡Yupi! —exclamó, y dio brincos en su asiento.

Vampiro suspiró. Ya había entendido a Muerte, todo lo que sabía se basaba en programas de televisión. Era muy obvio que nunca había interactuado con otra persona, era insensible y no tenía tacto al hablar, sus reacciones faciales y sus palabras estaban basadas en lo que había visto. A veces se confundía y decía cosas tristes con una cara feliz y viceversa. Y por algún motivo quería imitar lo que había visto en televisión. Por ello era agotador tratar con él, sentía que le consumía toda la energía. Vampiro no estaba acostumbrado a tratar con personas que no hacían lo que él quería, o mejor dicho, ya tenía tiempo que no trataba con nadie. De todos modos ya había notado que su hipnosis no funcionaba; normalmente podía manipular a la gente con solo verla a los ojos, pero por más que lo intentara, no funcionaba con Muerte.

Cansado, se fue a la cocina. Allí todo estaba tan desastroso como el resto de la casa, vitrinas caídas, platos sucios tirados por doquier y comida vencida.  Abrió el refrigerador con la esperanza de encontrar algo de comer, pero no había nada, salvo una botella con sangre y algún bicho muerto.

—¿Te gusta la sangre? 

—¡No!

— No lo sabrás hasta que la pruebes, es mejor de lo que parece. 

—¡No soy un vampiro!

—¿Entonces quieres el bicho?

—¡No! ¡Quiero una pizza de pepperoni! —dijo Muerte desde la sala.

 Vampiro se frotó la sien y se resignó. Tomó el teléfono de la pared y pidió una pizza grande a la pizzería más cercana. Al poco tiempo un kato-repartidor estaba tocando la puerta con una pizza caliente. 

—Son 100 pesos—dijo luego de entregarle la pizza.

—Esta pizza es para kato-muerte, —dijo Vampiro abriendo más la puerta para que lo viera sentado en la sala. Muerte lo saludó alegremente— Entra a decirle que son 100 pe...—No terminó de hablar y ya el repartidor se había marchado. 

—Sí que corren rápido cuando se lo proponen... — dijo y cerró la puerta como pudo para que no se cayera. 

Vampiro empujó la basura que estaba en la mesita de la sala y puso la pizza, luego movió algunos libros para sentarse cerca de Muerte. 

—Ahí tienes...— dijo con una cara cínica. 

Muerte miró la caja como si estuviera viendo un tesoro; la abrió lentamente y sacó la primera rebanada. En cuanto la comió se puso a dar brincos con una sonrisa. 

—Entonces si puedes saborear... —dijo Vampiro mirándolo fijamente y sacó una rebanada para el. Luego agarró una botella que estaba tirada bajo la mesa y tomó un trago.  

—¿Qué es eso? — dijo Muerte con la cara llena de salsa y una pizza en cada mano.

A Vampiro le hizo algo de gracia verlo así pero su risa se limitó a un resoplido.—Creo que es...alcohol— dijo al mismo tiempo que miraba dentro de la botella.— ¿Quieres?

— Ah, eso lo vi en una película. Te deja mareado y tonto...bobacho.

—¿Borracho?

—Eso dije, borracho. ¿Eres un borracho?

—No, no me hace nada.—dijo y agarró otra rebanada de pizza antes de que Muerte acabara con todas, aunque se alegraba de que con la boca llena hablaba menos.

—¿Para que tomas si no puedes ser un borracho?

Vampiro hizo una pausa antes de responder.—Me emborracha unos minutos, pero luego todo vuelve a como era antes. Es un fastidio ser inmortal, ni siquiera me puedo emborrachar bien.—dijo y se tomó casi toda la botella. 

—¡Ah! Yo también soy inmortal—dijo Muerte en tono animado.

—Era de imaginar. ¿Qué dices? ¿Quieres probarlo?—le dijo ofreciéndole la botella. 

—¿Sabe tan bien como la pizza? 

—Compruébalo tú mismo. —rió Vampiro. 

Muerte extendió el brazo para alcanzar la botella, pero cuando la iba a tomar, Vampiro le agarró la mano en su lugar.


Kato in katolandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora