Al sur de la ciudad de los katos se extiende un mar muy brillante, lleno de corales y peces de muchos colores. Este es un lugar muy visitado todo el año gracias a sus aguas siempre cálidas y cristalinas, pero sobre todo por sus agradables habitantes: Los katos marinos.
Son mitad pez, mitad humanos, los katos marinos tienen muchas formas y tamaños, adoran la visita de otros katos y les gusta salir a la playa a pasar el rato. Además tienen una pequeña ciudad bajo el agua donde duermen en cuevas o sobre el pasto marino y se ayudan unos a otros.
Pero hay entre ellos algunos que no lucen tan amigables como son los katos-tiburones.
Una mañana un Kato-tiburón asomó su cabeza sobre el agua al ver una sombra redonda en la superficie. Era otro Kato recostado sobre un flotador. Era un flotador muy vistoso, con diseños verdes y amarillos, así que Tiburón quiso verlo de cerca y saludar a su ocupante. Se acercó lentamente algo indeciso, en realidad Tiburón era muy tímido así que le costaba hacer amigos; además de que su apariencia no le ayudaba, tenía escamas rojas y unos dientes muy afilados.
Tiburón se detuvo a medio camino y pensó en abandonar la idea pero luego recordó lo que le dijo su único amigo, un kato-tritón al que todos llamaban Azul, ya que sus escamas eran las más azules del mar. Él le había dicho que si era amable cualquiera se haría su amigo. Pero Tiburón no estaba tan seguro, aun así, intento ir a saludarle. Pero cuando el otro kato lo vio entró en pánico y nadó rápidamente a la orilla.
Tiburón bajo la cabeza y volvió a hundirse en el mar, se dejó caer hasta el fondo y se posó sobre una roca.
A la distancia un tritón recogía caracolas para adornar su casa cuando vio a Tiburón cayendo lentamente . Era Azul, su amigo, y de inmediato nadó hacia donde estaba. Se asomó desde atrás de unos corales y lo vio sentado sobre la roca.
—¿Tiburón? — dijo Azul al acercarse. —¿Qué te pasa? —
Tiburón volteo a verlo, Azul llevaba algunas caracolas en sus manos y lo miraba preocupado.
—Otra vez asusté a un kato de la superficie — dijo llevándose ambas manos a la nuca.
—No estés triste — Dijo Azul y se sentó a su lado. —Algún día van a entender que no quieres hacerles daño. Anda, mejor mira esto — Azul empezó a mostrarle las caracolas una a una —Estas están muy bonitas, ¿no crees? ¿Cuál te gusta más? —
Tiburón las miro todas con cuidado y señaló una con la mano
—Esta—
—¿Eh? ¿Por qué esa? — Dijo Azul viendo que habían otras más bonitas.
—Es azul —dijo Tiburón y sonrió.
Azul rió y le empujó un poco. Tiburón era un kato muy amable que muy pocos podían entender, aunque estaba triste agradecía a Azul por quedarse a su lado y siempre tratar de animarlo.
—Oye Tiburón, ¿Has comido pescado asado?— Dijo Azul de repente.
—No, nunca— Dijo Tiburón sorprendido por la pregunta.
—Esta noche ven a la playa.—
—¿A la playa? ¿Por qué? —
—Es una sorpresa.—
—Pero, se van a asustar de mí...—
—Tu solo ven— dijo Azul, luego le puso la caracola sobre la cabeza y se fue nadando.
Esa noche Tiburón fue a la playa como le pidió, asomó la cabeza fuera del agua pero no había nadie allí. Luego sintió que alguien le hizo cosquillas y se volvió a hundir, era Azul riendo.
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Kato in katoland
Fantastik¿Y si te dijera que existe una ciudad donde todos son la misma persona? ¿Sería una utopía perfecta o una oda al narcisismo? Bienvenido a Katoland.