Capítulo 6

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Emilia entró a la casa y se dejó caer sobre el sofá, Martina estaba en su kinder y sus hermanos estaban en clases, el único que estaba en la casa era Silverio.

Se quitó las botas de tacón y subió las escaleras, abrió la puerta del cuarto de Silverio y cerró de golpe- qué asco- gritó molesta.

Silverio soltó una carcajada y se puso en pie- vístete muñeca- dijo cogiendo su ropa- y vete- ordenó metiéndose en el baño.

La chica se vistió con rapidez y salió enfadada por el trato que había tenido con ella, sin más, cerró la puerta de la casa con un duro golpe, mientras maldecía en voz baja.

Silverio se miró al espejo, con esta, eran ya 5 chicas con las que había estado esta semana, esta semana en la que se había comprometido a ser el antiguo y el Silverio de siempre.

Sacó una corta sonrisa, pero no era del todo sincera, seguía el recuerdo de Romina en su cabeza y en su corazón, y eso, le estaba pasando factura.

Emilia sacó ropa cómoda del armario y arregló un poco el desorden de su cuarto, acomodó el cuarto de Martina que estaba dentro de su habitación y salió, para encontrarse a Silverio acostado sobre la cama de la mexicana.

Emilia rodó los ojos y se metió al baño para cambiarse de ropa y peinarse un poco, después de unos minutos salió y Silverio seguía ahí- ¿no te enseñaron a tocar?- preguntó Silverio divertido- pensé que llegarías más tarde.

Emilia no dijo nada, cepilló su pelo y salió del cuarto muy molesta, pero enseguida le siguió Silverio- ¿qué quieres?- preguntó molesta mirándolo.

- Tranquila- dijo levantando las manos- ¿qué onda contigo hermanita?

Emilia suspiró- debes respetar Silverio, no vives solo- dijo molesta- además, no quiero entrar y ver a cualquiera encuerada- dijo sirviéndose un vaso de jugo de naranja.

Silverio agachó la cabeza- lo siento- dijo avergonzado- prometo no traer a nadie más- se acercó a ella- pero es muy difícil Emi- se sinceró- me sigue doliendo.

Emilia le miró y se acercó a él y le dio un cálido abrazo- sé cómo te sientes Silver- dijo con una corta sonrisa- es normal que duele, es muy reciente todo.

- Le di todo Emilia, y me batió- dijo molesto- le valió madres mis sentimientos.

- A veces las chicas somos un tanto complicadas- dijo divertida- no debes sentirte así, diste lo mejor y ella no lo supo valorar- dijo acariciando su mejilla.

- Tengo una imagen que cuesta cambiar- dijo triste- todo el mundo me juzga, todo el mundo piensa que no fui lo suficiente para ella, hasta yo mismo lo pienso.

Emilia negó con la cabeza- eres más que suficiente hermanito- dijo con una sonrisa- cambiaste y yo lo vi, tus verdaderos amigos lo vieron, con eso es suficiente.

- No Emilia- dijo poniéndose en pie- Claudio piensa que soy un maldito mujeriego de mierda y que no tengo sentimientos- caminó hasta la puerta- soy idéntico a mi papá- dijo saliendo de la cocina.

Emilia fue tras él, pero Silverio cogió con rapidez sus llaves del auto y salió de la casa, no quería hablar más del tema.

Emilia suspiró, sabía que en este momento Silverio iba a hacer cualquier locura y sabía que estaba muy dolido y eso, le afectaba mucho.

Claudio salió del salón con un par de libros en la mano, con tranquilidad caminó hasta su casillero y dejó un par de cosas dentro.

- ¿Claudio cierto?- preguntó una voz femenina tras él.

Claudio se dio la vuelta y sacó una sonrisa- el mismo, ¿quién sos?

La chica echó su pelo para atrás y sacó una sonrisa- Paulina, soy del consejo escolar y te doy la bienvenida a la Universidad- dijo dándole un tierno beso cerca de los labios- si tienes algún problema, te puedo ayudar- dijo coqueta.

- Gracias- dijo un tanto incómodo Claudio- de momento todo bien- dijo cerrando su casillero- gracias- repitió- nos vemos al rato.

Paulina observó como su futura conquista se iba, ese argentino sería suyo, cueste lo que cueste.

- Ya levantando pasiones- dijo una voz masculina cerca del argentino riendo.

Claudio soltó una carcajada y saludó a su amigo- Gael- dijo con una sonrisa- al final te quedaste acá.

Gael asintió con la cabeza- era mi deber cuidarte- dijo divertido- de momento estoy bien, así que tampoco quería dejar a mi hermana sola en Valle.

Claudio asintió con la cabeza- yo quise estudiar en Ciudad de México, pero tampoco quiero dejar a mi mamá con Patrick- dijo encogiendo sus hombros- echo de menos a mi mexicana.

Gael soltó una carcajada- sigues siendo el mismo cursi de siempre Meyer- dijo divertido- espero volver a verla, me cayó bien- miró su celular y rodó los ojos- debo ir a clase- se despidió y se fue a su clase.

Claudio tenía la hora libre, ya que su profesor de Derecho no había asistido, por lo que debía ir a la Biblioteca para ponerse al día con sus estudios y su nueva carrera.

Ulises acarició la tumba de su madre y suspiró- me haces tanta falta viejita- dijo con una pequeña sonrisa- logré entrar en la Universidad, como siempre quisiste.

- Está muy orgullosa de tí- dijo tras él León dándole una palmada en la espalda- te aseguro que es lo que siempre soñó para tí amigo.

- Abel también lo está- dijo sonriéndole- él te quería mucho León.

León agachó la cabeza- yo lo quería y me dejó- dijo con tristeza- pero juro vengar su muerte Ulises.

Ulises le miró sorprendido- ¿qué piensas hacer?

- Lo que debí hacer desde hace tiempo- dijo mirando al cielo- proteger a mi familia, cueste lo que cueste.

- Lo que debí hacer desde hace tiempo- dijo mirando al cielo- proteger a mi familia, cueste lo que cueste

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