Capítulo 14

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Abel besó a Isadora con mucho amor- te amo tanto- dijo con una sonrisa.

Isadora se acercó más a él y besó sus labios con delicadeza- gracias por hacerme tan feliz.

Abel bajó la mirada- te metí en este mundo de mierda.

Isadora lo calló con un beso- sé dónde estoy metida, pero me da igual Abel- dijo con una sonrisa- todo me vale si estoy contigo- dijo mirándolo- y quiero seguir a tu lado siempre.

Abel la recostó en la cama y no dejó de besarla, necesitaba sentirla suya, necesitaba olvidarse de todos los problemas, necesitaba paz, y esa la tenía al lado de su esposa.

María suspiró y miró como Ulises dormía a su lado, se puso en pie y salió del cuarto con nerviosismo, sus recuerdos la estaban matando y se estaba aferrando tanto a vivir, que necesitaba escapar de alguna forma.

- ¿Qué haces despierta?- preguntó Juan David sentado en la cocina.

- No pude dormir- dijo la rubia sentándose a su lado- ¿tú me quieres?- preguntó la chica mirándolo.

Juan David asintió con la cabeza- eres mi hermana.

María suspiró- ¿no echas de menos a madre?

Juan David soltó una bocanada de aire, nunca hablaban de ella- ¿por qué preguntas eso?- preguntó nervioso.

- No sé- dijo la rubia cogiendo el cigarro de su hermano- sólo que me acordé y ya- dijo dándole una calada- nunca se acordó de nosotros.

- Tal vez tuvo miedo de volver- dijo sincero- madre quiso escapar.

- Por eso te quiero tanto- dijo la chica con una sonrisa- tú fuiste mi único apoyo, junto con padre.

Juan David se tensó- él no es nuestro padre- dijo serio.

- Él estuvo con nosotros cuando madre se fue- dijo molesta- él sí nos quiere Juanda.

- A alguien que quieres no le dañas- dijo enfadado- alguien que es importante para tí, no le haces lo que él hizo con nosotros.

- No nos hizo nada malo- dijo María confusa- él se preocupó, tú me alejaste de él.

Juan David negó con la cabeza- no quiero hablar más, buenas noches.

Juan David entró a su cuarto y se sentó en el suelo, mientras todo permanecía a oscuras, sentía los ojos pesados y la cabeza le iba a estallar.

- ¿Qué juegan?- preguntó el pequeño entrando al cuarto de su padre.

En seguida, Gonzalo se subió los pantalones y tapó a María- lárgate- gritó molesto- no pintas nada aquí.

María permanecía con los ojos llorosos- papi me quiero ir con mi hermanito- dijo la niña triste- me duele el cuerpo.

Juan David miró a su pequeña hermana sin ropa, con el pelo removido y su cuerpo rojo, sintió mucha ira y con rapidez empujó a su padre y cogió a su hermana- eres un desgraciado- dijo molesto tapando a su hermana.

- Estábamos jugando- dijo riendo- ¿cierto mi bebé?

María asintió con la cabeza mientras sentía miedo- sí- dijo con un sollozo.

María seguía sentada pensando, debía ser rápida, se acercaba el día y pronto, Emilia ya no estaría en las vidas de ninguno, nadie iba a volver a tener a Emilia en su vida, nadie más le iba a quitar el puesto.

Emilia era amiga de todos, y eso la molestaba, era idéntica a su madre, y sentía odio por el abandono de su parte, nunca se preocupó por ella y todo lo que su padre le hizo creer, así que su odio hacia Emilia, se intensificó.

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