Capítulo 3

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León se levantó de la cama desesperado, estaba sudando y su cuerpo temblaba- maldita sea- maldijo en voz baja, se levantó de la cama y entró al baño.

Se miró frente al espejo, estaba pálido, las pesadillas no le dejaban dormir, y el insomnio le causaba cansancio, lavó su cara con agua y después, se dio una corta ducha.

- Quieren la guerra mija- dijo Baldomero acomodando su sombrero- yo no pienso quedarme de brazos cruzados.

- Entiende que es peligroso- dijo Brenda triste- yo no quiero que volvamos a pasar lo mismo Baldomero- dijo con los ojos aguados- no podría soportar una muerte más.

- Mija- Baldomero acarició su mejilla- esta vez será diferente, quiero paz- dijo tragando saliva- quiero paz de una vez por todas.

Brenda le dio un tierno beso- por favor Baldomero- suplicó la mujer entre lágrimas.

- Disculpe señor- dijo Bracamontes, la mano derecha de Baldomero- su carro está listo.

- Baldomero- repitió la mujer.

- Te amo mija- dijo dándole un corto beso en la mejilla y salió de la casa con su seguridad.

Brenda se dejó caer en la silla y soltó un par de lágrimas más, no quería sufrir la pérdida de uno de los suyos, Emilia era como su hija, y León su propio hijo, no podía dejar que nada les pasara.

León se miró de nuevo al espejo, tenía unas enormes ojeras, sentía un nudo en la garganta y el estómago vacío, bajó la cabeza y suspiró, cuando la levantó se quedó sorprendido- ¿Abel?- preguntó mirándolo.

- Protege a la familia- dijo- como yo lo hice.

León se dio la vuelta y ya no estaba, el reflejo se había esfumado, miró de nuevo el espejo y ya no había nada.

Dio un golpe a la pared y salió del cuarto de baño, se vistió con lo primero que pudo y salió de su cuarto, cogió sus llaves de su auto y salió de la casa, no quería ver a nadie, no quería pensar en nada, los pensamientos le estaban atormentando.

Emilia abrió los ojos con cuidado y se giró, para quedar cara a cara con su novio, con cuidado acarició su mejilla y depositó un tierno beso sobre su barbilla.

- Quiero levantarme así toda la vida- dijo el argentino con una sonrisa- buenos días amor- dijo abriendo los ojos y cogiendo a su novia de la cintura.

- Buenos días guapo- dijo ella con una sonrisa mientras se refugiaba en su pecho- ¿cómo dormiste?

- Con vos estupendamente- dijo besando su frente- por cierto.

- ¡Cómo es posible!- gritó Pedro entrando al cuarto- esto no lo pienso tolerar Claudio Meyer.

Silverio entró y destapó la cama, quedándose Emilia en ropa interior y Claudio con un simple bóxer- te mato- dijo el moreno apretando sus puños.

- Salgan de mi cuarto- exigió Emilia molesta- dejen de molestarme.

Pedro empujó a Claudio, pero él se juntó a su novia y ambos cayeron al suelo- no mames- dijo el moreno- esto no es posible Claudio, te lo advertí.

- Haber pinche celoso- dijo Emilia poniéndose en pie- no hicimos nada que tú no hayas hecho- dijo rodando los ojos- ahora, largo- dijo abriendo la puerta para que salieran ambos.

Pedro salió a regañadientes, mientras Silverio miraba serio a Claudio, después Emilia cerró de golpe la puerta, Claudio soltó una corta carcajada- celosos- dijo divertido.

- Tú no te quedas atrás mi amor- dijo riendo, se sentó sobre sus piernas y besó con delicadeza sus labios.

- Por cierto- dijo el argentino acariciando sus piernas- debemos hablar.

- ¿De qué?- preguntó confundida.

- Así que querés casarte conmigo- dijo Claudio besando el hombro de su novia- pues yo quiero ser tuyo toda la vida- con cuidado la depositó sobre la cama- y vos serás mía, siempre- dijo besándola de forma fuerte y desesperada.

Machu tocó un par de veces la puerta y después de un rato, Silverio abrió la puerta con una sonrisa- ¿qué onda?- preguntó el moreno.

- Hola Silver- dijo la castaña con una sonrisa enorme- vine a ver a la cholita.

- Aquí estoy- dijo Emilia bajando por las escaleras- ¿qué pasó?- le preguntó dándole un tierno abrazo- ¿que te hizo León?

Machu suspiró y se sentó en el enorme sofá- nosotros les dejemos- dijo Claudio con una sonrisa cogiendo a su mejor amigo del brazo.

Machu miró a Emilia y soltó un par de lágrimas- necesito hablar contigo- dijo triste- eres la mejor amiga de León cholita, necesito un consejo.

- Dime Machu- dijo la mexicana acariciando su mejilla- me estás poniendo nerviosa Machu, ¿qué tienes?

- Estoy embarazada- soltó rápidamente- León me va a matar Emilia- dijo entre sollozos.

- Hey no- Emilia le dio un tierno abrazo- no te va a matar Machu- dijo con una sonrisa- te aseguro que se va a poner super feliz- dijo mirándola- estará encantado de tener un bebé contigo.

- Emi- suspiró- León lleva días extraño conmigo- dijo mirándola- algo le pasa, pero no me quiere contar, y me estoy desesperando.

- Deben hablar- dijo preocupada- son una pareja.

- Por eso mismo- dijo nerviosa- estamos pasando un mal momento, tengo miedo que esto rompa la relación- cogió su mano- o al contrario, que se sienta obligado a estar conmigo por el bebé.

Emilia le dio otro abrazo, no sabía qué decir, sabía que León estaba mal por la muerte de Abel y el problema del negocio familiar, pero León amaba con locura a Machu, y sabía que ese bebé, traería luz a sus vidas- pienso apoyarte en lo que haga falta Machu, no estás sola.

Machu sacó una sonrisa- gracias chola chula- dijo con una corta sonrisa.

- Boludo es que me caga esto- dijo Claudio tomando un poco de jugo.

- Ay celosín- dijo Silverio riendo- ya cálmate, no pasará nada.

- Vos lo decís porque eres un maldito mujeriego Silverio- dijo rodando los ojos- te vives de vieja en vieja, por eso Romina se largó.

Silverio se puso en pie- cállate Claudio- dijo molesto- no pienso dejar que me trates así.

- Es que vos no entiendes nada Silverio- dijo bufando- no entendés el amor.

- Sé lo que es el amor- dijo dándole la espalda- y sé que eres un puto loco desconfiado- y salió de la cocina con mala cara.

Subió a su cuarto y cerró de un solo golpe, le puso seguro y se tiró en la cama, mientras pequeñas lágrimas caían, miró el marco con la foto de Romina y él, ella se había ido, Silveiro cambió por ella, pero no fue suficiente.

- Conocí a una chava- dijo David suspirando- me encantó, es una diosa.

- Ay no mames Juan David- dijo María riendo- ya no la vas a volver a ver.

- Te lo juro hermanita- dijo mirando por todo el parque- te juro que nos volveremos a encontrar.

- Te lo juro hermanita- dijo mirando por todo el parque- te juro que nos volveremos a encontrar

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