Capítulo 18

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Claudio suspiró y con una sonrisa salió a recibir a su madre.

Rosario lo abrazó con mucha fuerza y rompió a llorar en su hombro- no llores- le pidió el argentino- estás re hermosa.

Rosario lo miró y sacó una tierna sonrisa- se me hace complicado no verte en la casa.

Claudio besó su mejilla y caminaron hasta una pequeña banca en el jardín- ¿como va todo?

Rosario suspiró- bien.

Claudio miró a su madre y sabía que no estaba bien, que todo no iba bien- ¿me podes decir la posta?- preguntó molesto.

Rosario negó con la cabeza- no pasa nada cariño, todo va bien, es solo que no me gusta verte acá.

Claudio abrazó a su madre, sabía que le estaba mintiendo, pero no quería insistir más, no quería seguir viendo a su madre mal.

Juan David entró a la casa y se dejó caer sobre la cama, todo le estaba dando vueltas y su respiración estaba agitada, debía recuperar a Emilia y a su pequeña prima, pero no podía si la idea de María dentro le estaba matando.

María miró como Ulises dormía sobre las piernas de Antonia, con odio salió del cuarto y salió a la terraza, y encendió un cigarrillo.

-¿Desde hace cuánto no come?- preguntó Antonia sentándose a su lado.

María expulsó el humo y la miró- no quiere comer, lo he intentado.

Antonia suspiró- se puede enfermar.

María rodó los ojos- ¿por qué estás aquí?- preguntó celosa- según sé, dejaste tirado a Ulises, y te importó poco.

Antonia se acomodó y miró al cielo- Ulises y yo siempre fuimos uno, pero todo cambió, de repente teníamos caminos distintos, sueños diferentes.

María soltó una carcajada- pues que bien que pensaste en ti, y te largaste- se puso en pie- Ulises es mi novio.

Antonia la cogió de la mano- sé que le haces feliz, él merece ser feliz y mucho.

María se soltó- ¿no tienes celos?

Antonia negó- bueno, tal vez un poco- dijo con una corta risa- pero yo solo quiero verle feliz a él, y encontrar pronto a Emilia, así te dejo el camino libre y me vuelvo a New York- y salió de la casa.

Silverio tragó saliva- es que no puedo entender qué carajo pasa.

Machu acarició su espalda- pronto estarán aquí Silver.

Silverio sacó una corta sonrisa- quién diría que mi niña bully estaría así conmigo- dijo riendo- gracias por todo Machu, me hiciste madurar, junto con Emi- dijo con un hilo de voz.

-Silverio- dijo Manu acercándose a ellos y se fundió en un abrazo- ¿como sigue todo lo de Emi?

Silverio suspiró- nada de nada.

Manuela se sentó al lado de Silverio y se dejó caer sobre su hombro, Manuela había vuelto de España por su mejor amiga, necesitaban saber dónde estaba Emilia y entre todos estaban ayudando a la búsqueda.

Machu se puso en pie y en silencio subió a la habitación de Emilia, sus fosas nasales se inundaron en seguida del perfume de Emilia y con tristeza siguió caminando y se sentó sobre su cama.

La habitación estaba bien ordenada, tal cual la dejó Emilia antes de ser secuestrada, y sobretodo, la mexicana siempre le gustaba tener todo en orden.

Machu soltó un par de lágrimas- necesito que vuelvas Emi- dijo triste- necesito a mi hermana.

Manuela miró a Silverio y sacó una tierna sonrisa- te pienso preparar algo de comer, estás muy delgado tío.

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