Capítulo 10

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Abel entró a la casa y sacó una botella de cerveza, pero se cayó al suelo rompiéndose en miles de pedazos al ver a esa chica en el sofá.

- ¿Abel?- preguntó la chica atónita.

Abel cerró los ojos y los abrió, ella seguía ahí, pero más cerca- ¿qué haces aquí?

Isidora se acercó más a él y estampó su mano en su mejilla- ¿neta me preguntas eso?

Abel acarició su mejilla por el dolor- no debes estar aquí.

Isadora soltó una lágrima- estás vivo- dijo nerviosa- ¿por qué me hiciste esto Abel?- preguntó llorando.

Abel tragó saliva- no debía ponerte en peligro- dijo mirándola- lo siento.

- Te extrañé- dijo besándolo.

Abel la besó con delicadeza y después de un par de besos se separó- ¿cómo supiste?

Pablo entró con cuidado- fui yo- dijo mirándolos- no podían seguir así Abel, creo que llegó la hora.

Abel negó con la cabeza- claro que no Pablo, no es la hora- dijo molesto- estás mal.

Pablo suspiró- Emilia está en peligro, están cada vez más cerca.

Abel suspiró- dije que no Pablo- y salió de la casa con un fuerte golpe.

Paulina corrió con rapidez para alcanzar a Claudio- Claudio- gritó la chica acercándose a él- lo siento.

Claudio negó con la cabeza- dime.

Paulina pestañeó coquetamente y sacó una sonrisa- es tarde y mis amigas ya se fueron- dijo acercándose más a él- ¿podrías llevarme a casa?- preguntó tímida.

Claudio suspiró- está bien- realmente estaba cansado, entre las clases y la pelea que tuvo con Emilia, tenía la cabeza dando vueltas y vueltas.

Claudio abrió la puerta para que Paulina entrase, como siempre, él fue un caballero así que lo hizo, después, rodeó el auto y se subió.

- ¿Tienes hambre?- preguntó la chica con una sonrisa.

- Mi madre me espera- dijo mirando la carretera- ¿por dónde es?

Paulina rodó los ojos- yo muero de hambre y mis padres no están- dijo sonando triste.

Claudio suspiró- ¿por aquí?

- ¿Por qué no me invitas a comer?- preguntó Paulina molesta.

Claudio rodó los ojos- estoy cansado Paulina, por favor, quiero llegar a mi casa y ya.

Paulina acarició su mejilla- tienes razón, lo siento- dijo con una sonrisa- ¿problemas?

Claudio suspiró, no tenía con quién sincerarse, así que lo hizo con la menos indicada- discutí con mi novia.

- Oh- dijo con una malvada sonrisa- ¿por qué?

- Discutimos porque me peleé con un tipo- dijo mirando la carretera- y le dije que ella era mía y poco más.

- Qué tontería- dijo la chica riendo- ella debería estar feliz por cómo hablas de ella- dijo mirándolo- no te aprecia Claudio, es aquí.

Claudio sacó una sonrisa- ¿crees que la traté como un objeto?

Paulina negó con la cabeza- por supuesto que no- dijo relamiendo sus labios- a las chicas nos gusta que ustedes sean posesivos- dijo cínicamente- enséñale que tú mandas Claudio, no dejes que alguien te la quite.

Claudio asintió con la cabeza, Paulina se acercó a él y dejó un pequeño beso cerca de sus labios- gracias por traerme- dijo bajando del auto- hasta mañana.

Claudio se despidió de ella con la mano y arrancó el auto, tal vez Paulina tenía razón y era lógico cómo reaccionó él en ese momento, pero aún así tenía cierta duda.

Lo que estaba seguro es que tener a Paulina a su lado le serviría para saber cómo tratar a las mujeres, sobretodo a su novia.

León masajeó su sien mientras prestaba atención a su clase de Informática, estaba desesperado, necesitaba descansar y no tener más pesadillas, necesitaba la paz, pero después de ese sueño, todo se volvió más oscuro de lo normal.

Machu miró de nuevo el reloj, y miró por la ventana, sentía una pequeña presión en el pecho, no podía dejar de pensar en todo lo que estaba pasando.

Emilia era su mejor amiga, después de todo lo que Tony le hizo, con la única que contaba era con Emilia.

Emilia nunca la juzgó y siempre que pudo la ayudó, y Machu igual.

Con pesadez volvió la vista a su clase de Pedagogía, aún quedaba un par de minutos, pero necesitaba ver a Emilia y abrazarla, necesitaba a su mejor amiga, necesitaba estar en paz con su novio y necesitaba estar bien y feliz.

Bracamontes soltó una carcajada- les gané- dijo soltando las cartas sobre la mesa.

- ¿Saben algo?- preguntó Baldomero entrando en la casa- ¿pudieron dar con el nombre?

Bracamontes y los demás hombres se pusieron en pie- sí- dijo Bracamontes- es nuevo, pero cuenta con muchos socios de los nuestros.

- ¿Cómo se llama?- preguntó Baldomero encendiendo su cigarro.

- Rey Sol- dijo Bracamontes acercándose a él- solicité una visita con él, pero es imposible- dijo suspirando- es anónimo, nadie puede saber quién es.

Baldomero dio un golpe en la pared- ¿cómo sabremos si confiar en él?

Bracamontes suspiró- sólo debemos hacerlo y ya- dijo sin más- debemos tener socios patrón, y él puede ser muy poderoso.

- Estoy desesperado- dijo Baldomero sincero- no puedo dejar que dañen a mi familia, está bien- dijo dándose la vuelta- acepta al Rey Sol, será nuestro nuevo socio- dijo saliendo de la casa.

Martínez caminaba de un lado al otro- la niña la recoge todas las tardes la propia madre- dijo por el teléfono- pero siempre viene acompañada, nunca sola.

- ¿Nunca?- preguntó una voz ronca.

- Nunca- dijo seguro- siempre está acompañada de alguien, siempre tiene vigilancia.

- ¿Ella sabe de eso?- preguntó riendo.

Martínez se quedó pensando- no creo- dijo mirando a todos lados- siempre están bien escondidos, a penas lo sé yo, porque reconozco a varios.

- Ofréceles dinero- dijo- hazlo y serás muy bien recompensado- dijo riendo- esa muchacha debe quedarse sola, en algún momento debe hacerlo.

Martínez asintió y se metió al auto, para poner rumbo a una dirección distinta, necesitaba cumplir con su palabra.

Martínez asintió y se metió al auto, para poner rumbo a una dirección distinta, necesitaba cumplir con su palabra

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