Capítulo 4 : Tempestad

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Sarada sabía con quién se estaba metiendo. Entendía quién era Uzumaki Boruto. Ahora más que nadie. Después de haber escuchado a su padre, sabía que su primera obligación era eliminarlo del tablero. Como clan leal a la familia Imperial, su deber era mantener alejado a los enemigos y traidores, del campo visual del Emperador. Siempre fueron un clan sangriento. No solo porque fueron una de las pocas familias que perduraron con sus tradiciones como guerreros, sino porque eran presos de una maldición que, tarde o temprano, los terminaba consumiendo llevándolos a la muerte segura. Su padre estaba justo en esa etapa. Y no sería extraño que de un día para el otro perezca. Su visión ya no era la misma de hace veinte años y desde el nacimiento de su primogénita, el Sharingan lo había consumido cien veces más rápido que a su tío Itachi.

¿Razones? Fue capaz de amar con intensidad y mientras más amor tenía para dar, la misma maldición lo iba a matando lentamente. Sarada corría ese mismo riesgo. Y por el bien de sus antepasados y su actual clan, debía permanecer el linaje por más tiempo. Ese era el verdadero motivo por el que negaba rotundamente al Uzumaki. No solo porque, tarde o temprano, acabaría matándolo con sus propias manos. Su sangre despertaría y sus ojos la obligarían a llevarla a la locura. No volvería sana después de eso.

Sin embargo, mientras más tiempo pasaba con él, se daba cuenta que era diferente a los demás y que no merecía ensuciar sus manos para eliminarlo, tal como decía la tradición y el deber de erradicarlo de la tierra, por ser claro sospechoso de traición al Emperador japonés. Mientras pensaba en sus sentimientos, leía el último poema que recibió del rubio, no entendía por qué no la visitaba tan seguido. ¿Qué había pasado? ¿Acaso se había rendido? Al parecer prefería enviarle poemas, que intentar conquistarla detrás de esa cortina. Enarcó una ceja confundida por su repentino cambio de planes. Suspiró y leyó el poema, sin entender la mitad de los ideogramas, ¿no era más fácil escribirlo en Kana? Bufó.

Tras el correr de los días

Mis sentimientos no cambian

Quisiera saber si ahora

Deseas conocerme

¿Deseaba conocerlo? Más bien quería encontrar la forma de evitar que siguieran haciéndolo. ¿Por qué era tan necio con ella? ¿Por qué lo cautivaba tanto? ¿Qué pensaría si supiera que no era solo Haruno? ¿Que su apellido era Uchiha. Resopló y buscó las palabras exactas para rechazarlo por enésima vez. Sabía que no entendería ni por las buenas ni por las malas, y aún así, necesitaba dejarle en claro sus sentimientos. Ahora no quería tener más problemas en su cabeza. Debía concentrarse en la inminente revolución.

Entintó el pincel, levantó un poco la manga de su kimono, se inclinó sobre el papiro y decidió escribir sus sentimientos a modo de respuesta. Las ideas divagaron en su mente. ¿Qué debía decirle que no haya dicho? Estaba harta de decirle que no quería nada con él. Sería más directa o le clavaría el puñal. Así pensaría que no tiene chances de nada.

Como ave que deja el nido

El agua discurre tranquila

Solo que no palpita

Debido a su persona

Le dejaba en claro que sus sentimientos no eran mutuos, pues de lo contrario, el agua no estaría tranquila. Sabía que era inteligente para darse cuenta que lo estaba rechazando sutilmente, o eso fue lo que imaginó, porque a los pocos días recibió otro haiku. Una de las sirvientas le alcanzó el papiro envuelto en una seda blanca, deslizó la cinta y leyó el contenido, perdiendo la paciencia por completo. ¡Sin dudas era necio! ¡Era testarudo! ¡Insistente! ¡Insoportable...! Tenía tantos adjetivos para calificarlos, pero jamás lo admitiría. Ese hombre la volvía loca de atar. Y no entendía por qué seguía tan enganchado con ella. ¿Ceguera tal vez?

Doncella Carmesí (Borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora