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—La verdad no pensé que ibas a venir —me comenta Nolan mientras cierra la puerta.

—No iba, pero mi hermana me convenció de venir —le confieso y él ríe.

—Ven, quiero presentarte a unos amigos —él me toma por la cintura y pasamos a la sala.

Hay tres chicos y tres chicas sentados en el mueble. Debo admitir que para vivir él solo, tiene todo muy limpio y ordenado.

Hay una mesita en el centro de la sala, en la que se encuentran varias cervezas. Las personas al verme dejan de hablar entre ellos.

—Ella es Alary, es mi vecina y la única que me ha hablado en el mes que llevo aquí —bromea y todos ríen.

Todos se levantan a saludar y se presentan conmigo.

—Hola soy Leo

—Kate

—Meghan

—Joseph

—Mary

—Y yo soy Joe, un gusto —un chico rubio toma mi mano y le da un beso —Sí eres amiga de Nolan, también eres amiga mía —y al terminar de decir eso, me guiña con ojo.

—Déjala en paz —Nolan lo empuja un poco y el otro chico se ríe — ¿Quieres algo de tomar? ¿Una cerveza?

—Solo una aceptaré —le digo y él asiente.

—Una será, ya vengo —él sale hasta la cocina y yo me quedo en la sala.

—Ven, Alary, comparte con nosotros —el tal Joe toma mi mano y me lleva hasta el sofá.

Me siento en él y las chicas que están ahí me sonríen.

—¿Tienes tiempo viviendo aquí? —me pregunta Kate, una de las chicas.

—Sí, como 4 años, vivo con mi hijo —informo y todos se me quedan viendo sorprendidos y con curiosidad.

—¿Qué edad tienes? —me pregunta Mary.

—25, lo tuve a los 18.

Nunca me ha dado pena decir que tuve a mi pequeño a una edad temprana.

—Juro que me parecías como de 19 años, tienes cara de bebé — habla esta vez Meghan.

No es la primera vez que me lo dicen, incluso yo sé que no aparento la edad que tengo, y mucho menos que tengo un hijo.

—¿Y lo dejaste solo? —pregunta Mary y yo niego.

—Mi hermana lo está cuidando, igual yo vine por un rato nada más.

—Espero que un rato signifique varias horas —habla Nolan apareciendo en la sala con dos cervezas en su mano. Él me ofrece una y con una sonrisa se la acepto.

—No quiero dejarlos solos tanto tiempo, la verdad es que aún ni sé cómo me arriesgue a venir. Sé que mi hermana lo cuidará bien pero aun así no acostumbro a dejarlo solo tanto tiempo.

—O sea, que no sueles salir sin él — comenta Meghan, y yo asiento —Tienes que saber que no porque seas madre, tienes prohibido salir de vez en cuando a divertirte. Puedes hacerlo sin dejar a tu hijo a un lado, igual puedes dejarlo con su papá.

—Él no tiene papá — admito —Bueno, biologicamente tiene, pero nunca lo conoció.

—Imbécil —murmura Nolan —Yo no estoy preparado para tener un hijo, pero si lo llegará a tener no lo dejaría, me haría cargo de él. Si la mujer y yo lo decidimos, claro.

—Bueno, tu hijo ha de ser toda una belleza, y estoy segura de que el amor que le das es más que suficiente para él — me alienta Kate —Así que chica, tienes que disfrutar.

No Necesito a un Príncipe AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora