CAPITULO 16 ATARTE A LA CAMA

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-         De eso ni hablar, esta es mi casa, Ana es mi novia, y puede estar aquí todo lo que ella quiera. Tú eres sólo una simple invitada – le dice Oscar a Sasha – Luego te cuento – me dice a mí y dirigiendose de nuevo a Sasha le dice: - Ven por aquí – y se dirige hacía el pasillo.

Lidia y yo nos miramos divertidas y sorprendidas. Sasha sigue a Oscar con su maleta por el pasillo.

-         Buff, vaya con Sasha ¿no? – Exclama Lidia.

-         Sí, ya ves que creída y como se las gasta – le digo – No sé porque la habrá traído, pero creo que no vamos a tener la cena en paz.

-         Lo siento – dice Oscar entrando de nuevo en el comedor – No he tenido otra opción, tanto ella como sus padres se han puesto como unas fieras diciéndome que ella tenía que estar conmigo y que mi deber era cuidarla, así que he tenido que traerla, espero que no sea por mucho tiempo – Me dice Oscar mirándome con cara de corderito, esta tan guapo cuando me mira así.

-         Bueno, no te preocupes – le digo – En fin, creo que será mejor que Lidia y yo nos vayamos.

-         No, por favor – me dice Oscar – ven conmigo a la disco, por favor. No me dejes ahora – me suplica.

-         Esta bien – acepto

-         Yo también voy – oigo la voz de Sasha.

Oscar se levanta y mirándola le dice muy serio y casi enfadado:

-         Ni hablar, tú tienes que estar en reposo, así que no te vas a mover de la cama hasta que yo te lo diga.

-         No pienso quedarme aquí mientras tú te vas con esa guarra a la disco, ¿entiendes? Sé lo que haces allí con tus sumisas, y no quiero que lo hagas con ella.

-         ¡Maldita seas! Yo haré con Ana lo que me apetezca, cuando me apetezca y donde me apetezca – grita Oscar visiblemente enfadado – Y tú por supuesto, no vas a hacer que eso cambie. Ya no eres mi sumisa, tampoco eres mi pareja ni nada por el estilo, eres la madre de mi futuro hijo y eso aún está por demostrar, y si sigues sacándome de quicio de está manera, no tendré ningún problema en atarte a la cama y encerrarte con llave en esa maldita habitación.

Sasha se queda callada y sin decir nada se da media vuelta y vuelve a su habitación. Yo me quedo anonadada, jamás antes he visto a Oscar tan enfadado.

-         Lo siento chicas, pero mi paciencia tiene un límite y Sasha lo ha sobrepasado y de largo. Perdonadme.

-         Lo entiendo  - dice Lidia – creo que yo me sentiría igual en tu situación.

Yo me acerco a él, le abrazo y le digo:

-         Tranquilo, has tenido que soportar mucho. ¿Nos vamos?

-         Sí, vamos. ¿Vienes con nosotros Lidia, o te dejamos en algún lado? ¡Ah y por cierto! Perdona mi mala educación pero, me alegro de conocerte, soy Oscar.

-         Yo Lidia, no te preocupes, bastante has tenido con esa... bueno con tu amiga. Y pues creo que no os voy a acompañar, prefiero volver a casa.

-         De acuerdo – dice Oscar – Te dejaremos donde tú nos digas.

Salimos pues en dirección a la discoteca de Oscar y a medio camino dejamos a Lidia.

-         Es simpática tu amiga – me dice Oscar entonces.

-         Pues sí, no sé que haría sin ella. Siempre me da buenos consejos, me escucha cuando lo necesito. En fin, es mi mejor amiga.

EL HOMBRE DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora