- No te preocupes, no es nada grave, es que esta borracho como una cuba y necesito que vengas a buscarlo – me dice Marcos – Ya sé que habéis roto, no para de repetirlo, pero no puedo dejarle ir a casa solo.
- Esta bien, en media hora estoy ahí. Gracias.
- Gracias a ti. Aquí te espero.
Cuelgo y miro a Oscar apesadumbrada.
- Tengo que irme, Mario tiene problemas y tengo que ir a buscarlo.
- Sí, esta bien, no te preocupes. Anda vístete y ve a por él. Y recuerda estás castigada, así que la primera parte del castigo será que no puedes follar con él. ¿Vale?
- Sí, no te preocupes, ya te dije que lo hemos dejado y por muy pesado que se ponga no pienso volver con él. Esta vez no.
Empiezo a vestirme y entonces Oscar me pregunta:
- ¿Cómo irás hasta allí?
- Pues no sé, cogeré un taxi. – Le digo mientras me pongo la falda.
- Mira, te dejo mi coche –dice levantándose y dirigiéndose a la mesa. Abre un cajón y saca unas llaves – Es un Mercedes negro que hay junto a la puerta trasera.
Me ofrece las llaves y las cojo.
- Esta bien, gracias – le digo.
Acabo de vestirme y antes de irme, me acerco a él que se ha quedado de pie apoyado en la mesa, y lo abrazo y le doy un beso profundo en la boca. Cuando me separo de él me mira sorprendido, pero no dice nada.
Salgo de su despacho y bajo hasta la planta inferior saliendo luego al exterior por donde me ha dicho que está el coche.
Cojo el coche y cruzo la ciudad hasta llegar al pub donde trabaja Mario. Es tarde ya y no se ve a nadie por la calle. Aparco el coche justo enfrente de la puerta del pub y me dirijo hacía él. Entro y enseguida veo a Marcos tras la barra:
- Hola, está ahí al final de la barra.
- Hola – saludo. Mario levanta la vista hacia mí.
Me acerco a él y trato de cogerlo y pasar su brazo por detrás de mi cabeza, pero pesa bastante y me hace trastabillar, por lo que el dueño del local me ayuda y entre los dos lo llevamos al coche. Entre dientes Mario dice algunas cosas.:
- ¡Oh nena has venido a buscarme!
- Sí, anda vamos.
Conseguimos meterlo en el coche, le doy las gracia a su jefe y subo al coche. Arranco y entonces Mario pregunta:
- ¿De quien es este coche? – Su voz suena pastosa.
- De un amigo.
- Pues debe ser muy buen amigo para dejarte su Mercedes.
- Si, lo es – respondo pensando en Oscar.
Llegamos a su casa y lo saco del coche, busco las llaves de la puerta en su bolsillo. Consigo abrirla y entramos, subimos en el ascensor y Mario no deja de sobarme en todo el rato diciéndome:
- Te quiero tanto, nena, no puedo vivir sin ti.
- Pero lo nuestro ha terminado Mario, no podemos seguir – Le digo, pero él no contesta nada.
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EL HOMBRE DE MI VIDA
RomansaAna tiene una relación difícil y tormentosa con su novio Mario con el que lleva solo seis meses, cuando conoce a Oscar, el cual la introduce en un nuevo mundo de placer y deseo a traves de la práctica del BDSM, haciendo que Ana descubra un nuevo mun...