No te vayas aún

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          Aquel lugar, atestado de gente alegre, era muy cálido, en realidad. Algunos estaban en los puestos de comida, los pequeños en los de juegos, y otros reían y conversaban amenamente: algo que siempre se veía en los festivales.
          Me encontraba solo en aquel festival: mi hermana estaba estudiando y mis padres habían salido de viaje hacia una semana. Me encontraba agotado, aún así, quise venir al festival. Me encanta el ambiente que se siente en ellos.
          —¡Mamá, vamos, ya van a iniciar los fuegos artificiales! —una pequeña niña jalaba a su madre de la manga del yukata colorido. La señora avanzó con su hija hacia el río.
          Avancé hacia el río mientras esquivaba a las personas que ya se retiraban del lugar. Fue un poco difícil llegar al lugar.
          Varias personas estaban ansiosas por ver el colorido y magnífico espectáculo. Se sentaban en la hierba a esperar, o iban a por bebidas.
          Me quedé de pie un poco alejado de la multitud, esperando a que inicien los fuegos, hasta que alguien me llamó:
           —Eiji... —¿eh? Volteé rápidamente, buscando a alguien conocido —Eiji... —escuché mi nombre otra vez: esta vez provenía de mi izquierda. Me alejé del lugar e intenté escuchar de nuevo mi nombre —Eiji... —escuché de nuevo: pero esta vez, aquella persona estaba detrás mío.
          —¿Eh? —contesté. Una persona alta, rubia y con hermosos ojos verdes estaba ahí —¿Ash? —sin pensarlo, lo seguí.

          Es imposible... ¡es increíble! Ash está aquí, Ash está en Japón, ¡Ash está vivo!

          —Ash, ¡espérame! —a pesar de que lo llamaba, este no se detenía. Seguía caminando tranquilamente por el área verde —. Ash, Ash, ¡Aslan! —se detuvo —. No me dejes atrás.
          Ash volteó completamente hacia mí, extendiendo sus brazos. Sin esperar ni un segundo más, corrí hacia él. Sentí sus brazos rodeado mi cuerpo fuertemente. Su corazón estaba sincronizado con el mío.
          —Vamos, ya van a iniciar los fuegos artificiales. Es un espectáculo súper genial, Ash —él sólo sonrió.
          Nos sentamos cerca del río y el cielo, inesperadamente, se iluminó de varios colores. Brillantes y vistosos, los fuegos artificiales daban un show increíble. Miré un segundo a Ash: sus ojos verdes reflejaban los fuegos artificiales. Abiertos, observaban el espectáculo que iba disminuyendo gradualmente con el paso de los minutos.
          Inesperadamente, Ash susurró en mi oído:
          —Gracias, Eiji. Gracias por estar siempre conmigo. Gracias por... aquella car...
          Los fuegos artificiales pararon. El susurro de Ash también. 
          —¿Ash? —giré, pero él no estaba. Lo busqué, sin resultados positivos —Quizá fue mi imaginación... —quería convencerme de aquello.
          Pero no lo logré.
          A lo lejos, vi volar a un colibrí jade*.  Sentí una presión en el pecho.
          —Conque era eso, ¿eh? —susurré.
          El césped se mojó de mis lágrimas.

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          *Una antigua leyenda maya dice que el colibrí lleva los pensamientos de una persona hacia otra.

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          ¡Espero que les haya gustado el drabble!

Drabbles de Banana Fish Donde viven las historias. Descúbrelo ahora