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Treinta y cuatro.

La abuela Anne me hizo upa. Tenía miedo. Tenía ganas de llorar, pero, ¿y si lloraba y Rocío venia a pegarme? ¡No! ¡y mi papi Haz estaba adentro de esa casa, y nos va a separar! ¡otra vez no, porfavor!

La abuela Anne me abrazó fuerte y dijo, ¿qué hace usted acá? Creo que mi nuero le ha dejado bien en claro que el contrato se terminó y que no lo quiere volver a ver cerca de ellos, ni de su familia. Con todo respeto, le voy a pedir que se retire.

Sí, que se vaya para siempre. Porfavor, porfavor, porfavor.

Will dijo, ¿por qué no puedo quedarme? Como usted bien dijo, el contrato se terminó y no hay vuelta atrás. Creo que no va a ser nada malo que me quede para la ceremonia...

La tía Anne estaba enojada. Dice, no. Me parece una falta de respeto total que se quede después de todo lo que hizo sufrir a mi hijo. Y si no se retira en este instante le voy a tener que informar que voy a llamar a la policía, y con todo respeto, se puede ir bien al carajo.

Me tapé la boca para no reírme. La abue nunca dice malas palabras. El señor de pelo blanco, con Rocio, no dijo nada más y se fueron. Fú. Por suerte. ¡Mirá si nos venía a separar de nuevo!

Miré el anillo que me había dado mi papi Lou, y me acordé de lo que me dijo. Unidos por siempre, los tres.

Mi papi Haz tenía un traje blanco. Con una flor azul en un bolsillito. Cuando entré con la abuela Anne a la casa en donde estaba mi papi, corrí y lo abrazé fuerte y papi Haz me hizo upa. Estaba sentado adelante de un espejo. Me miré en el espejo, y le apreté la mano. Papi Haz se rió.

Digo, estás requete lindo papi.

Digo, papi Lou también está requete lindo.

Digo, me gusta mucho tu flor azul.

Dice, vos estás requete linda. Sos hermosa. Sos la nena más linda de todo el mundo, ¿sabías?

Me reí. Papi Haz estaba loco. Él era el más lindo de todo el mundo.

Dice, papi Lou te dió el anillo parece.

Digo, sí, vamos a estar unidos para siempre, ¿no es así?

Dice, para toda la vida mi amor.

Papi Haz saca de un cajón una coronita con flores. Flores azules, blancas, y rosas. Seguro la hizo él, porque mi papi Haz hace las coronitas de flores más lindas del mundo.

Me la puso en la cabeza, y me la acomodó con el pelo. Me quedaba re linda. Me reí en el espejo, y papi Haz me dió un beso en la cabeza.

Digo, está hermosa papi, ¿la hiciste vos? ¡me encanta!

Me di vuelta, lo abracé fuerte y le di muchos besos por toda la cara.

Digo, papi, papi Lou te ama mucho. Con todo su corazón. Él no me lo dijo, pero yo sé que te ama. Porque él te mira y parece que tiene brillantina, digo... brillo en los ojos, y... y cuando te mira así yo sé que te está diciendo que te ama hasta las estrellas, pero para adentro. Aunque no te des cuenta, y no te lo diga para afuera muchas veces, papi Lou siempre está diciéndote que te ama mucho mucho, pero mirándote.

Papi Haz abrió la boca para decirme algo. Pero no dijo nada. Yo me reí. Tenía agua en los ojos. Y lloró como siempre llora y me abrazó fuerte. Y me dijo bajito que me amaba, un montón de veces. Y yo lo miré. Le acaricié el pelo. Y le dije que yo igual, y requete mucho.

Todos estaban sentados en las sillas. Yo estaba al lado de la abuela Johanna, y el abuelo Des. Adelante de todo.

Empezó a sonar una canción bajita, y papi Lou se acomodó su pelo. Estaba en donde había una mesita, y atrás había un viejito. Papi Lou también tenía una florcita azul en un bolsillo.