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Noviembre del dos mil once.

La leucemia es un tipo de cáncer que afecta la médula ósea a través de un aumento descontrolado de leucocitos en él. Los doctores jamás estuvieron de acuerdo en cuanto a su casificación.

A veces mi leucemia era aguda, a veces era crónica.

Lo que más odiaba de todo esto era el hecho de que me tengan lástima. Quiero decir, sabía que iba a morir de todas formas, y estoy muy feliz por ello. No tengo miedo. No lo tengo. Jamás tuve miedo.

Se que hubiese preferido vivir un poco más. Equivocarme un poco más. Aprender un poco más.

A veces mis papás se asustan del hecho de que acepte tan bien el saber que me quedan pocos días de vida. Y no entiendo porqué debería estar mal. No voy a estar tirada en una cama llorando porque en unos días voy a morir. Al contrario, iba a vivir lo más que pueda hasta que me tenga que ir para el otro lado.

Si de todas formas, no cambia en nada el saber que me quedan pocos días de vida. Vos mismo podés morir mañana, u hoy. O cualquier día. Es lo mismo, y decime, ¿alguien está tirado en una cama llorando porque algún día va a morir?

Espero entiendan a lo que voy.

A Harry no le gustaba bromear con aquello. Y a Louis tampoco. Ni a ninguno de los chicos, y lo entendía. Pero trataba de que se tomen mi enfermedad como lo más normal del mundo a pesar de que seguramente, para ellos, sea difícil de asimilar que quizás mañana ya no me encuentren en sus vidas.

Y en parte era un poco mi culpa por haberlos acostumbrado a mí.

Desde que se enteraron de que mi leucemia ya estaba avanzada y que de todas formas -sometiéndome a una quimioterápia o no- iba a morir, los chicos empezaron a perseguirme. Tratando de cumplir todos los deseos que quisiese, y me hagan feliz.

Y debo admitir que al principio me aproveché un poco de eso, pedía cosas inútiles como... que Louis me cante canciones de The Fray, o que Zayn me lleve a dar una vuelta manzana con su moto -joder, eso sí que era lo más emocionante para mí-, pero despúes de un tiempo, me di cuenta de que mi mayor deseo para irme feliz de esta vida era otra cosa.

Metí los pies dentro de la pileta del patio. Los pájaros se esmeraban porque su canto se oiga aun incluso en la copa del árbol más alto. Joder, qué lindo ser un pájaro y volar alto. Las mariposas aparecían a cada rato, y de vez en cuando se posaban en algunas flores y parecían camuflarse con ellas. O una mariposa con alas bonitas. Me gustaba creer que iba a terminar siendo como una mariposa, ¿alguna vez alguien les dijo que las mariposas solo tienen un día de vida, y que al otro mueren?

-Alma-murmuró una voz ronca a mis espaldas-, ¿qué hacés despierta tan temprano?

-Estoy pensando en mi último deseo.

-¿No podrías pensar en eso, no lo sé, en tu cama durmiendo?

-Oh vamos Harold, el día está hermoso como para que te la pases durmiendo.

Harry gruñó, y se sentó como indios a mi lado, sacudiéndo su mata de rizos chocolate.

-Buen día Harold... ¿tuviste una noche agitada con Lou, eh?

El oji verde sonrió de costado, suspiró y miró el agua.

-Lo amo, Alma. Lo amo como jamás amé a nadie, y me asusta pensar que Will nos pueda separar o la banda...

-Hey, hey, hey-lo interrumpí, acariciando uno de sus rizos-. Escúchame una cosa; si de verdad se aman, te prometo que nadie va a separarlos. Nunca. Nadie va a poder romper eso que tienen. ¿Mhm? Deja de pensar en lo malo.

Uncover. → l.s ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora