Rastro

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Tantas miradas se posaron en él durante el trayecto que caminó desde la boca del subterráneo hasta la empresa, y una vez dentro, lo seguían mirando, que hicieron que se sintiera molesto. Comer la tarta en el camino fue su escudo para poner atención a algo más que no fuesen los ojos encima de él. La encontró muy buena, con sabor casero, aunque igual le hubiese gustado que el muchacho la aceptara.


Si bien ya había dejado el transporte y la persona que quería impresionar o llamar su atención se había ido quién sabe dónde, no dejó de pensarlo.
Una vez estuvo en su oficina, tomó lugar en su silla y fue recordando lo que había pasado. La voz tan agradable le había dicho "llegaré a mi trabajo".


Sentado en su cómodo trono con rueditas, con sus largas piernas extendidas, se movía girando un poco a un lado y al otro... existía entonces, la posibilidad de que el joven, de hecho, trabajase en la ciudad.

Lo tomaba con cuidado, no quería emocionarse.


El bendito mapa del subte apareció en su pantalla. Luego de QingHe seguían tres estaciones más hasta el final del recorrido, que conectaba con una estación de trasbordo en la que confluyen líneas de trenes y autobuses.Con mucha suerte, el joven tendría su trabajo en un radio de quince cuadras desde QingHe hasta la estación terminal.
Una sonrisa de lado se dibujó en su rostro, cerrando la pestaña en cuanto Lan XiChen se apareció detrás de la puerta de vidrio.

Su amigo como casi siempre, sonreía con amabilidad esperando que MingJue hiciera una señal para que entrara.
Su mal humor se había casi esfumado, pero entonces XiChen no ocultó su cara de sorpresa al verlo.

-¿Teníamos una reunión importante y lo he olvidado? - Preguntó con sinceridad.


MingJue juró que iría con ropa deportiva al día siguiente.




Wen&Wen...

- Estas muy perdido hoy, no me estas siguiendo los chistes -


GuangYao agradecía que su distracción sólo afectase ese aspecto. El trabajo se volvía intenso especialmente desde las diez de la mañana y no paraba hasta el mediodía. 

Wen Ning solía estar en la cocina, era excelente en verdad preparando los pedidos, pero ni bien cruzaba la línea de atención al cliente sufría un tremendo cambio, se ponía nervioso y actuaba con torpeza.

Su hermana era lo opuesto, imponía, atraía clientes, atendía con buena predisposición y soltura, se ponía firme cuando era necesario y siempre estaba dirigiendo.
GuangYao le agradaba porque cualquier tarea que demandaba, él lo hacía con éxito, le agradó desde un principio y el muchacho se había adaptado al ritmo de inmediato.

- Lo siento A-Qing, es que no he dormido muy bien anoche - se excusó.


Wen Qing no pudo evitar enseñar una mueca de picardía al escuchar eso.

- que cosas habrás hecho - Achicando sus ojos, divirtiéndose con él.

- estudiando, estudiando y leyendo, nada tan emocionante como crees - respondió con una sonrisa melancólica mientras ordenaba el mostrador. 

- pero si algo emocionante pasa ¡debes contarme! demasiado tengo con mi hermano que debo sacarle las palabras a tirones para que me cuente algo -

Aquello tocó una fibra sensible en A-Yao. Nunca había tenido a alguien a quien contarle sus aventuras y desventuras más que su madre, y conforme fue creciendo, las cosas que pasaban, hacía y le hacían, le parecieron demasiado como para hablarlo con mamá. Juntó los labios, pensando.

Underground TreasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora