FIER DE MOI

20 0 0
                                    

Joder, ojalá me pudieses ver ahora, de verdad, te sentirías tan orgullosa de ver cómo he afianzado mi vida, de cómo he endurecido y perfeccionado mi blanda cáscara, de cómo he madurado, de verdad, me darías un beso en la frente y un abrazo de esos que sientes el corazón, cómo late y como siente. No, no me refiero a ti madre, tú estás perdida, perdida en tu propio laberinto, una mazmorra sellada por mí, cómo disfruto al verte en mi mente Madre, toda enfadada y caprichosa y poder dedicarte un "que te jodan", quizás no te merezcas eso, quizás te merezcas castigos peores que los ojos de un hijo desbocado y ya en otro barco, con mejor rumbo, claro. Por donde iba, leo, leo bastante, leo libros buenos, los entiendo y los disfruto, lo siento, hasta puedo llegar a acabarlos y saber cómo acaban y cómo debería de haber acabado, escribo, pero no como antes, escribo que follo con palabras, también hago feliz a los de mi alrededor, o al menos todo lo posible, y sobretodo intento no preocuparlos, que mi estancia sea la más amena ante ellos, me centro en los estudios, no siempre, no soy perfecto pero lo intento, escupí a la cara a quien no le merecía y corrí en la dirección contraria, organicé mi mente, no me hizo falta psicólogo, solo ver que menos de un año quedaba para convertirme en hombre y pues claro, un hombre no puede tener cuchillas en su mesilla así que las tiré todas y allí siguen, en la basura, te juro que no las recogí como hacía antaño, ¿qué me falta?, ah sí, tengo pareja, sigo siendo un jodido desastre con ellas, pero he elegido la correcta, ya sabes, separé el trigo de la paja y aquí la tengo, la mujer perfecta, como mal, pero como demasiado, mi físico es maravilloso a mis ojos y adoro como está constitucionado y no pido que sobre ningún percance cambie, ¿la música? sigo sintiéndola como siempre, pero ya no lloro por ella, ni por nada, no lloro, es maravilloso, mis penas y frustraciones quedan al olvido y no se pudren, se evaporan y vuelan, no me drogo hasta morirme, a veces incluso me da pereza y si no es el momento idóneo no fumo, ya sé beber solo una cerveza y pedir la cuenta sin añadir más botellines, cuido de mis amigos, les doy consejos, ¿sabes lo mejor?  Me dicen que soy sabio, me inundo de alegría al escuchar tales barbaridades pero, que no cambie, me gusta, y mírame aquí sigo, feliz, mi cuarto, ya está ordenado, no solo lo parece, realmente lo está, y me gusta tanto ordenarlo que no me cuesta, aquí sigo, sentado, escribiendo con un casco mal puesto en el oído y observando mis paredes color malva...

SERENDIPIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora