CAPÍTULO 3 - Doble

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        Estaba dormida, me levanté a media noche del mueble a mi cama. Mi teléfono móvil tenía un mensaje de Ethan "Te amo Gwen Smith". Me dejé llevar por el sueño.

        Estaba allí, me levanté en un lugar destrozado, parecía ser un mundo diferente, sin sonido. Ya no estaba en mi dormitorio, estaba sola, una casa abandonada. Estaba mareada, no veía con claridad. Luché por levantarme, no tenía fuerzas.

        Me estiré y vi un pasillo oscuro, había poca luz. Sólo oían mis pasos, el camino era largo, el piso estaba cubierto de arena, mis botas eran las únicas en romper el silencio.
Me detuve, escuché un pedazo de techo caer detrás de mí, di la vuelta y no vi nada, continúe. Seguía caminando cuando de nuevo escuché algo, giré de repente y todavía no había nada. 
Cuando salí del pasillo, me vi en otro cuarto, una pared que parecía un espejo. Fui sigilosa, me veía en el espejo caminando, me detuve a contemplar mi reflejo.

        Algo raro había en mí: me veía oscura, maligna, malvada. Mi iris ya no era clara, incluso no lograba ver mis pupilas. Mi cabello estaba más colorido de lo normal. Me toqué el pelo, mi reflejo hacía lo mismo. Es algo tan inusual, esto parece ser un sueño.


        Toqué mi reflejo, sentí mis manos. Lo hice de nuevo con la mano derecha. Aún sentía que algo no estaba del todo bien. De golpe, mi reflejo gritó, hizo que me asustara, se alejó corriendo por otro lugar.

        Le perseguí, otro pasillo largo y oscuro, de repente una pistola estaba en mis manos, mi doble estaba justo en frente. Le apunté, mi doble hizo lo mismo con su arma mientras una sonrisa maligna aparecía en su rostro, o en mi rostro.


        Comenzó a reír y bajó el arma, yo horrorizada hice lo mismo. Entonces lancé un puñetazo a su rostro, comenzamos a pelear. Mi doble nunca lanzó un golpe para mí, pero todo lo que le hacía lo esquivaba, como si supiera mis pasos. Me hizo caer en el piso, echó a correr.

        "Esto es una locura" pensé.

        Le perseguí hasta otro cuarto y de una patada hizo que perdiera el equilibrio. "¿Quién eres?" Pregunté.

        Se inclinó a mi nivel y dijo:

"Soy tú, sin imperfecciones" . Desapareció de entré las sombras corriendo.



         El piso se comenzó a desvanecer y caí al vacío. Me desperté, había dado en el gancho, todo era un sueño. Escuchaba mis latidos hipertensos y no me logré mover hasta los tres segundos.

        Miré a mi lado, y ahí estaba yo, lo que hizo que me levantara de un salto. Mi corazón se aceleró más, esto parecía tan real. Aquel doble sonrió e inclinó la cara.

        - Hola Gwen. - Su voz sonaba infernal.

        Le lancé la almohada y salí corriendo del dormitorio. Todo estaba oscuro, Sólo había una pequeña fuente de luz por el mueble. Entré a la habitación de Sam, no estaba allí.

        Me acerqué a la luz y ahí estaba Sam en el piso, me arrodillé y veía como sangraba.

        - A... ¡Aléjate! - me dijo balbuceando.

        - ¿Qué ha pasado?

        - ¿Po... Por qué m... has hecho esto Gwen? - esto lo hizo mi doble.

        Escuché algo detrás y apagué la luz, quería confundir a aquella cosa que decía ser yo. Cogí la lámpara de la encimera y la lancé, me golpeó la espalda y caí. Me di cuenta que yo era inútil, así que salí por la puerta principal en busca de ayuda. 

        Y allí estaba: Estaba con aquella sonrisa maligna frente a mis ojos. Y eso fue lo último que vi.

       

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