CAPÍTULO 12 - Sin control, parte 2

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  — ¡Gwen! ¡Ten cuidado! — Fueron las últimas palabras que escuché antes de asimilar el sonido de las llantas del vehículo explotar y hacer dar vueltas a aquella pieza de metal en la que estábamos "seguros".

Había visto cada uno de los momentos de mi vida cruzar por mis ojos, y sí que era experta en eso. Estaba familiarizada del todo con aquello. Primero ves el momento de tus tres años cuando saltabas por toda la casa, cayendo sin ninguna preocupación. Lo segundo que ves es papel en forma de aviones dando vueltas por el salón de clases, mientras el profesor hacía intentos de autoridad. Lo tercero que llega a la mente es contar el número de vueltas que está dando aquel vehículo, uno, dos, tres, cuatro...

Paul. Le vi. Le vi tratando de respirar a mi lado, se veía mal, y yo me sentía peor.

No hablaba, sólo yacía allí abrazado por la bolsa de aire. La bolsa de aire, no la sentía, pero estaba ahí enfrente mío. No sentía nada, pero al mismo tiempo lo sentía todo.



 Ethan. Le tenía allí, frente a mis ojos. No sé si estaba alucinando. Sí, de esas alucinaciones e imágenes de las que habla todo el mundo antes de morir. Aquellos segundos que se hacen infinitos. Buscando entre toda aquella basura a la que llaman mente algo que sirviera. Y vi a Ethan.

Me estaba mirando, tenía una cara de disgusto increíble, como si hubiera visto algo espeluznante. Esa cosa espeluznante podría haber sido yo.

  — Gwen —me llamó—. Gwen, por favor, despierta.

Parecía ser más real de lo que pensaba. No estaba convencida del todo. El dolor comenzaba a volver, y el aire entraba a mis pulmones. Ethan no era real, ni tampoco aquella alucinación.

Estaba atada sobre una silla. Sola. Quizá era una oficina, muy parecida a las de la CIA, pero estaba segura de que no estaba allí.

Mis pies y manos estaban siendo manipulados por sogas gruesas. Recordé aquel día, en el que Bridget y yo hacíamos el juego de policías y malhechores. Siempre era el policía, y eso porque a Brid siempre se le daba bien hacer el mal. Me ataba, en toda mi voluntad, sentada en una silla para que intentase salir de allí. Para mí hacer eso era lo más difícil del mundo, como si entre todas las cosas difíciles esa fuera la peor, la que nadie quisiera hacer. Pero aún así mis ánimos no decaían, le advertía a Bridget que saldría, aunque fuera casi imposible.

Levanté la mirada en busca de algo, pero sólo había más que un escritorio, algunos papeles que no alcanzaba ver y una lámpara, sin ignorar la silla en la que me encontraba en aquel momento.

Vi un encendedor a unos metros que yacía en el suelo. 

  — Bin...   —Apenas lograba susurrar— bingo—. Empujé con mucha dificultad la silla a la que estaba atada. En un intento de casi llegar, el suelo de cerámica me jugó una trampa, caí de espaldas a la silla. Me acerqué un poco más al encendedor y lo tomé con mis dientes.

Alcancé mis manos al encendedor. Comencé a moverlo lentamente hasta sentirlo en mis dedos. Halé de la tapa y el fuego destruyó de la misma manera las sogas. He de admitir que había sido más fácil que aquella vez en la que Bridget me ató, pero había una diferencia, esto no era un juego.

Tomé una goma de mi brazo izquierdo y me recogí el cabello, estaba mojado, al igual que yo, que sudaba como nunca. 

De inmediato corrí hasta aquel escritorio y traté de encontrar algo, alguna cosa que me ayudara a encontrar respuestas de dónde estaba. 

Efectivamente encontré unos papeles que hablaban sobre El Durmiente, creado por una agencia terrorista llamada PARTICION, de la cual no encontré ningún tipo de información. Lo que me resultaba un poco extraño era ver el logo de la CIA en una de esas cartas, como si fuera real. Y realmente parecían reales. Pero ¿habrá algún infiltrado de PARTICION en la CIA? ¿Qué podría hacer una carta de la CIA en PARTICION?

Di unas dos vueltas en aquella sala y me acerqué a la puerta. Abrí lentamente.

No había nadie en el pasillo.

Tenía que encontrar a Paul, fuera a como de lugar. 

Caminé unos cinco metros a hurtadillas, intentando no ser detectada por ninguna cámara. Y todo me hacía mis recuerdos a Bridget y aquel juego, en el que yo siempre perdía la razón. 

  — Gwen —alguien me había llamado desde atrás.

Giré.

— ¿Qué haces aquí?  

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2016 ⏰

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