PRÓLOGO

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Estaba allí, me levanté en un lugar destrozado, ya no estaba en mi dormitorio, estaba sola,  parece ser una casa abandonada. Estaba mareada, no veía con claridad.

Me estiré y vi un pasillo oscuro, había poca luz. Sólo oía mis pasos, el camino era largo. 

Me detuve, escuché un escombro caer detrás de mí, di la vuelta y no vi nada, continúe. Seguía caminando cuando de nuevo escuché algo, giré de repente y todavía no había nada. 

Cuando salí del pasillo, me vi en otro cuarto, una pared que parecía un espejo. Fui sigilosa, me veía en el espejo caminando, me detuve a contemplar mi reflejo. 

Algo raro había en mí: me veía oscura, maligna, malvada. Mi iris ya no era clara, incluso no lograba ver mis pupilas. Mi cabello estaba más colorido de lo normal. Me toqué el pelo, mi reflejo hacía lo mismo. 

Toqué mi reflejo, sentí mis manos. Lo hice de nuevo con la mano derecha. De golpe, mi reflejo gritó, hizo que me asustara, se alejó corriendo por otro lugar.

Le perseguí, otro pasillo largo y oscuro, de repente una pistola estaba en mis manos, mi doble estaba justo en frente. Le apunté, mi doble hizo lo mismo con su arma. 

Comenzó a reír y bajó el arma, yo horrorizada hice lo mismo. Entonces lancé un puñetazo a su rostro, comenzamos a pelear. Mi doble nunca lanzó un golpe para mí, pero todo lo que le hacía lo esquivaba, como si supiera mis pasos. Me hizo caer en el piso, echó a correr.

Le perseguí hasta otro cuarto y de una patada hizo que perdiera el equilibrio. "¿Quién eres?" Pregunté.

"Soy tú, sin imperfecciones" respondió, desapareció de entré las sombras corriendo.

 ¿Te imaginas qué sería encontrar a tu propio doble? Te invito a leer.

Con cariño, el autor.

DoppelgängerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora