Presley y yo nos miramos incrédulas. Estaba shockeada, nunca creí que él podría estar enamorado de mí, definitivamente eso nunca se me pasó por la cabeza.
Estaba muy feliz y no creo que la razón sea porque al fin podría concluir la misión. Es oficial, pensé. Estoy enamorada.
Si no estuviera Presley conmigo comenzaría a gritar, saltar, hiperventilar, a rodar por el suelo y quizás que otras estupideces más. Quería salir del auto, besarlo y decirlo lo mucho que…
- ¡Ya basta _____(tn)! No te puedes enamorar de el –me volvió a la realidad mi conciencia.
-Lo sé.
Lo sabía, esa era toda la triste verdad, no podía enamorarme de él. El chico que había robado mi corazón no podía pertenecerme, ya bien porque iba a matar a su padre, así destruyendo a su familia o por la razón que después de unos meses no lo volvería a ver y el nunca más sabría de mí. Como si me hubiera evaporado. Estos pensamientos me hicieron derramar una lágrima que me esforcé por ocultar. Ocultar. Como siempre en toda mi vida, había ocultado mis sentimientos. Esta vez debería ser igual.
— ¡_____(tn)! Vámonos —me grito Presley. — ¡Bonnie viene hacia acá!
Rapidamente di marcha atrás y como el semáforo estaba en verde nos fuimos a una alta velocidad hasta que el parque desapareció de nuestra vista.
—No. Puede. Ser —exclamó Presley. — ¡Te tendré como cuñada! —dijo emocionada.
— ¿Qué? ¿Cómo cuñada?
—Vamos, ahora él se te declarara y estarán juntos. Se casaran y todos viviremos en una villa cerca de la costa y juntos veremos cómo nuestros hijos…
— ¡Presley! —la interrumpí. —Eso no pasara.
—Pero —no entendía nada. — ¿No te gusta mi hermano? —negué con la cabeza.
—Es guapo y simpático, pero hasta ahí — ¡Que mentira más grande dices _____(tn)!
— ¡Oh! —parecía sorprendida. ¿Tan obvia soy? —Bueno, entonces ¿Que harás para no romper su corazón?
Ahora que lo pensaba desde el punto de que yo le correspondía, todo se hacía más complicado. Debíamos estar juntos por esta maldita misión pero yo no podía enamorarme más de lo que ya estaba de él. Porque mataría a su padre, destruiría a su familia y desaparecería de su vida, arruinando mas su ya arruinada hasta eso momento; vida. A nadie le hubiera gustado que le hicieran eso. Si no quiero que esto pase, debo probar la inocencia de Jeffrey Henderson aunque no haya ninguna. ¡Jeffrey por favor se inocente!
—No lo sé —murmuré.
Después de unos minutos hablando en el auto, doblé en la esquina donde se encontraba mi casa. A Presley le encantó. Entramos, dejamos nuestras mochilas al lado de la puerta y fuimos a la cocina, mientras yo preparaba algo ella me decía como sería mi habitación de acuerdo a mi personalidad. Yo reía de sus ocurrencias y me logre desconectar del tema de Bonnie y Logan, aunque sus palabras no salían de mi cabeza. ¡Tú no le harás nada a _____(tn)!
Luego de comer subimos las escaleras mientras le contaba parte de ‘mi historia’. El embarazo adolescente de mi madre, Donna, su problema a mi año de edad con un cáncer al hígado. Su muerte, y como nos mudamos con mi padre, Jared, de Italia a Nashville para sobrellevar tan dura perdida. Y su actual trabajo como profesor en la universidad estatal de Los Angeles.
Luego de un rato hablando en el pasillo del segundo piso, Presley, quiso al fin entrar en mi habitación. Le abrí la puerta y al parecer le encanto…mi cama. Se lanzó de un salto. Luego de una media hora de abrir cada puerta, ventana y ventanal de mi habitación, y de que abriera cada cajón que había dio su veredicto. <<Bonita habitación>> dijo. Lo pudiste decir hace 30 minutos cuando entramos, pensé sarcásticamente.
Estuvimos jugando, hablando, viendo películas. Todo normal hasta las 9 de la noche, cuando Jared volvía de su trabajo.
— ¡____(tn)! —sentimos como se abría la puerta de abajo. — ¡Estoy en casa! —hubo un silencio. — ¡Y cómo hay dos mochilas al lado de la puerta supongo que estas con alguien! ¡Espero que no sea un chico! ¡Y si es así, sácalo por tu balcón antes de que yo llegue allá arriba!
Por supuesto, Jared, estaba al tanto que vendría Presley. Solamente que tendría que hacer como que no tenía idea. Aunque claro la parte de los chicos no estaba predicha. Te matare cuando Presley se vaya, pensé.
— ¿Es tu padre? —articulo sin decir palabra Presley.
— ¡Si! ¡Es mi apuesto padre según tu! —grité para que Jared escuchara y Presley se sonrojara. Aunque no esperaba el golpe en el brazo.
— ¡Callate! —me dijo entre risas.
—Vamos abajo, de seguro trae algo rico para comer —coloque pausa a la película que veíamos, ‘Tres metros sobre el cielo’, y bajamos a la cocina.
Jared estaba en la cocina muy atareado sacando las compras de las bolsas y colocándoselas en la almacena correspondiente. Comúnmente eso lo hacía yo, también hacer las compras. Así que era de esperarse que no supiera donde colocar cada cosa, no me sorprendería si también trajo algo de mas y trajo algo que nunca compramos. Podía ser uno de los mejores agentes de la A.S.I. pero en temas caseros era pésimo.
Se dio la vuelta y luego de unos segundos de sonreír, saludó a Presley.
—Hola, tú debes ser la amiga de _____(tn) —la saludó. —Soy Jared, el padre de _____(tn).
—Mucho gusto señor —respondió educadamente Presley.
—Dime Jared por favor —le sugirió Jared. —Señor es muy educado —le sonrió con una de sus sonrisas para ganarse a la mujeres.
—Está bien, Jared —le dijo sonriendo y sonrojada Presley. La tiene, pensé.
— ¿Qué trajiste para comer? —le pregunté.
—Pizza —apunto a la mesa donde descansaban dos cajas de pizza. —Sírvanse —nos invitó. —Yo seguiré ordenando —dicho esto se dio la vuelta y siguió sacando la mercancía.
Tomé la caja más cercana y con el dedo le indique a Presley que fuéramos a mi habitación.
—Tu padre es genial —dijo Presley apenas cerré la puerta.
— ¿Genial? —le dije incrédula. —O… ¿Lindo? —reí.
—Oye esta guapo —dijo mientras se sentaba en mi cama. —Pero no es mi tipo, además debe tener… —alargó pensando. — ¿34?
—31 —corregí. —Es mucho 34.
—Aun así son 14 años de diferencia —rio. —Qué pensaría la gente si yo, una chica de 17 años, saliera con una tipo de 31.
— ¿Estas considerando salir con él? Porque no te quiero como mama —reí recibiendo un golpe de parte de Presley.
— ¡No lo estoy considerando! —rio. —Aunque yo si te quiero como cuñada.
— ¡No cambies el tema! —reclamé tratando de ocultar mis mejillas sonrojadas.
— ¡Oh! Vamos, tu le gustas a mi hermano —rio. —Corrijo. Mi hermano te ama —suspiró. —Puedes creer que fuiste la razón de su ruptura con Bonnie. Se merecia eso, esa —la mire reprochándole. —Arpía, iba a decir arpía, no se merece a mi hermano. ¡En cambio tu si!
—Estás loca —afirme.
— ¡Es que no puedo creer que haya una sola posibilidad de que mi mejor amiga sea mi cuñada! —exclamó rodando por mi cama votando la caja de pizza.
— ¡Hey! Cuidado, la pobre pizza no te ha hecho nada —dije entre risas.
— ¡No cambies el tema! —reprochó. —Vas a ser mi cuñada, vas a ser mi cuñada, vas a ser mi cuñada —dijo cantando.
Entre risas, golpes y pequeñas discusiones por ‘ese’ tema terminamos de ver tres metros sobre el cielo. Triste, Babi se queda con otro chico mientras Hache esta devastado y solo. Aunque me gustaría que mi historia con Logan terminara igual, que el encuentre otra y yo me aleje de su vida. Para siempre.
—Adios Jared —se despidió Presley al final de la noche.
—Adios Presley y cuidado —advirtió Jared.
—Vuelvo en 30 minutos —dije antes de cerrar la puerta y dirigirme a mi Mercedes con Presley camino a su mansión.
El clima cambio drásticamente de un sol insoportable paso a haber un viento desesperante y todo L.A. se nubló.
— ¿Ese no es Logan? —dijo Presley después de 5 minutos de haber dejado mi casa.
Precisamente era Logan caminando a un lado de la carretera, con apenas una camisa, para defenderse del viento. Con un brusco movimiento pare al lado de la carretera.
—Hay mucho viento, te podrías enfermar, sube —le dije.
— ¿Chicas? —dijo extrañado.
—Así se llama nuestro genero —le dije cosa que provoco su risa. —Ven sube, hay mucho viento y estas todo desabrigado —reproché.
—Gracias —nos dijo y ambas sonreímos en respuesta.
Agotada estacione mi auto en la entrada de nuestra casa. Cerré y caminando por las baldosas de granito, que decoraban nuestro jardín, llegue hasta la entrada. Abrí la puerta y cerré rápidamente, el viento que hacía, para una noche de verano en L.A, era descomunal.
—Así que Logan te ama —dijo Jared desde las escaleras.
