CAPITULO II

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Y bueno, Diego cumplió su palabra después de todo. Luego de aquella tarde no pude evitar sentirme tontamente entusiasmada por su interés hacia mí. En toda la comida, mi padre también se dio cuenta y aunque una parte de mi se sentía mal por ello, sabía que él ya estaba orquestando lo que ocurriría a continuación en mi vida.

—Fue una tarde maravillosa —Agustín tomó mi mano al despedirse—. Aquel que gane tu corazón, será muy afortunado, querida niña.

—Ya lo veremos —mi padre sonrió—. Mi Victoria es un precioso tesoro, no será tan fácil, ¿no lo crees Diego?

Este pareció un poco sorprendido, quizás no esperaba que mi padre se dirigiera a él de manera tan directa, y lo conocía bastante bien como para saber que estaba tratando de sacar a flote las intenciones del joven Bustamante.

—Por supuesto don Pedro, pero todo lleva tiempo. Fue un gusto estar con ustedes hoy.

—Te mantendré al tanto del negocio —agregó Agustín antes de salir—, confió en que no habrá problemas mayores.

Los miré un tanto confundida. No tenía idea de que algún problema se hubiera presentado. La pregunta era en qué. Las cosechas y el ganado iban de maravilla, mi padre había comentado eso unos días antes de mi fiesta. Tenia que averiguar qué pasaba y esperaba que mi padre me tuviera la confianza suficiente para decírmelo.

Diego y Agustín finalmente se marcharon. Pude darme cuenta de que Guadalupe observaba todo discretamente desde el fondo del cuarto de visitas. Siempre siendo una sombra para todo lo que no debía ser sabido por terceras personas.

—Diego está muy interesado en ti —soltó mi padre de golpe—, y sus padres aún más, les conviene este matrimonio, ahora lo importante es saber, si a ti también.

El tono de mi padre no me agradaba. Y sí, había sido una estúpida por creer que realmente tendría la felicidad asegurada. Tal vez Diego era parte del plan, por eso había tenido tantas atenciones conmigo.

—No lo sé papá, aceptaré aquello que creas que es conveniente para mí.

Rió levemente y me tomó de la mano. Caminamos lentamente hacia su estudio. Eran ocasiones privilegiadas para mi el estar en este cuarto, solo los negocios se llevaban a cabo aquí, y ahora yo sería parte de uno.

—Toma asiento, quiero mostrarte algo Victoria.

Mentiría si dijera que no estaba muriendo de los nervios. Mi papá estaba siendo muy misterioso, pero también podía notar el entusiasmo que se ocultaba en su voz. Algo muy grande se estaba cocinando aquí.

—Sabes que mi misión en este mundo, es cuidar de ti y de tu madre, asegurarme de que nada les faltará el día en que el Señor me llame a su lado —sonaba muy serio—. Ayer en la fiesta, tuve tantas ofertas de matrimonio para ti, cada una una mejor que la otra. Eres mi adoración hija, y una de mis metas es estar seguro de que cualquiera que se gane tu mano, sea digno de ti.

Debía admitir que eso ensanchó un poco mi ego. No era un secreto gigante para nadie, muchos hijos de familias adineradas estaban interesados en formar lazos con nuestra familia a través de mi. Y mi padre era un excelente negociante, sus estrategias siempre iban más allá de lo que podía ganar y para su suerte, la victoria le sonreía todo el tiempo.

—El día de hoy, Agustín selló un gran trato conmigo, uno más grande que el que ya tenía con él —eso parecía tenerlo muy satisfecho—. Su negocio parece estar prosperando gracias a Diego y a las conexiones que logró en España, así que ahora soy su socio, no solo alguien que le prestó dinero. Tengo muchas garantías para que ellos me paguen, y me conocen, saben que no me ando con juegos y saben que puedo cobrarme a la mala si yo quiero.

"La Guardiana del Fuego" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora