Capítulo 18: Desastre total

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- ¿Estás preparado, Ron? - le preguntó George guiñando un ojo.

- Sí - contestó Ron, que había ido quedándose más callado cuanto más nos acercábamos al campo.

- ¿Preparado para hacernos a todos una exhibición, prefecto? - añadió Fred, asomando la despeinada cabeza por el cuello de su túnica de quidditch con una sonrisa ligeramente malévola en los labios.

- ¡Cállate! - le ordenó Ron con expresión inmutable mientras se ponía la túnica del equipo por primera vez. Ésta le quedaba muy bien si se tenía en cuenta que había pertenecido a Oliver Wood, cuyos hombros eran mucho más anchos que los de él.

- Lo harás perfecto, Ron, no te preocupes - le dije con una sonrisa. - Además es solo un entrenamiento.

- ¡Hola, chicos! - saludó Angelina al salir del despacho del capitán, ya cambiada. - Vamos a empezar. Alicia y Fred, ¿pueden llevar el cajón de las pelotas? Ah, hay un par de personas ahí
fuera mirando, pero quiero que las ignoren, ¿de acuerdo?

Se detuvo un minuto, cuando recorrió el equipo con la mirada, en mí.

- ¿Qué tengo? - pregunté, mirándola con el ceño fruncido. - Ya sé que soy fea pero tampoco para observarme tanto tiempo.

- Y no lo eres... - escuché una voz por detrás mío, luego puso una mano sobre mi hombro e hizo que volteara. Era George.

- ¿Qué estás haciendo tú aquí? - me preguntó, con un tono de sorpresa y asco a la vez.

- Soy cazadora, ¿recuerdas?

- No después de ganarte un castigo con Umbridge - dijo adelantándose un poco a mí. George deslizó su mano por mi brazo.

- Fue solo una vez - expliqué con un nudo en la garganta. - Prometo que no volverá a pasar.

- Eres una irrespetuosa y estoy segura de que te castigará nuevamente por tus comentarios innecesarios.

Katie, Harry, Ron y Fred se quedaron con los ojos bien abiertos.

- Vamos, Angelina, - intentó decir Fred, de forma divertida. - no fue nada. Además ese día no entrenamos tanto, fueron las pruebas de golpeador y Harry también estaba castigado.

Ella se cruzó de brazos y rodeó los ojos.

- De todas formas, soy la nueva capitana y puedo sacarte del equipo si quiero.

La angustia estaba volviendo de repente a mi cuerpo. Sentí una corriente eléctrica cuando George llegó finalmente a mi mano y la tomó, apretándola un poco.

- Necesitamos a Mackenzie en el equipo - trató de convencerla.

- Hay un montón de chicas de Gryffindor que les gustaría postularse - continuó discutiéndome. ¿Por qué me preocupaba tanto? ¿Y por qué más viniendo de ella? Tal vez porque es la persona que me arrebató a quien más deseaba. - Así que...

- Debes estar bromeando - habló de nuevo George y, con el otro brazo, me abrazó.

Angelina le dirigió una mirada asesina que podía jurar que, cuando vio como estábamos, iba a arrancarme todos mis pelos.

De la nada, empezó a reír. De esas risas falsas, malévolas y vengativas a la vez. Todo el equipo pareció espantarse al principio, pero la única que sonrió junto a ella fue Katie, y Harry también parecía creerle.

- ¡Ay, chicos! ¿Cómo le voy a hacer algo así a Mackenzie? - exclamó y largó otra carcajada. - ¡Era una broma! ¿O no, Mack, que somos muy buenas compañeras?

Me quedé callada, la miré de mala forma y apreté la mano de George.

- Ahora vayamos a entrenar.

Empezaron a salir de los vestuarios y George, Angelina y yo nos quedamos allí. Él se acercó a mi oído y me dijo:

Mackenzie y la orden del fénix | [MEH #5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora